Ruth Morán (Badajoz, 1976) repite en la Galería Ángeles Baños de su ciudad a partir del próximo 22 de enero. Presenta una muestra titulada “Vértigo y olvido” en la que de nuevo presenta pinturas que parecen únicamente un acercamiento parcial, un atisbo, de mensajes de calado profundo, una lectura somera y superficial de lo interior.
En la estela de Friedrich, que afirmaba que “el pintor no debe pintar únicamente lo que ve ante él, sino lo que ve en él”, Ruth Morán entiende que “la pintura es un vehículo que me revela claves sobre el paisaje y también una vía de conocimiento”, de indagación en las interioridades propias y en lo esencial. Como el alemán, da una relevancia fundamental al paisaje en su producción: “Extraigo elementos que construyen ese paisaje codificándolo en mi misma realidad”.
Las obras que hasta el 16 de marzo presenta en Ángeles Baños mantienen la habitual coherencia y unidad expresiva de Morán, ganadora en 2007 del Premio Focus, y también su capacidad para transformar los fondos de sus obras en atmósferas recurriendo a negros opacos y a reverberaciones muy personales que en su obra recrean instantes atemporales que nos seducen por su luminosidad, conseguida a partir de puntos de varios colores (anaranjados, rosas, azules, amarillos), que flotan a modo de brillos etéreos en una atmósfera general de negros y blancos algodonosos. Así lo explica ella: “El cuadro es un micro espacio de luz, un juego acumulativo, un palimsesto. Es un trabajo sobre la luz que exige un sacrificio: extraer la luz, más que mostrarla (…) Me interesa el gesto, una especie de action painting a la europea, esto es, una construcción geométrica enmarañada de formas, controladas a partir de una arquitectura secreta”.
