Raoul Hausmann, el dinamismo y la memoria

El Jeu de Paume repasa su obra fotográfica

París,

Como buen dadaísta, amó el sinsentido y aborreció la estupidez. Raoul Hausmann fue pintor, escultor y escritor y uno de los dadaístas con mayor y más auténtico afán por experimentar, una pasión que llevó también al terreno de la imagen fotográfica: afirmó tener su instante más lucido al comprender que se podía hacer fotos únicamente montando trozos de fotografías, y de sus fotomontajes mucho se ha escrito, no tanto de sus imágenes más depuradas. Esa faceta de su producción la explora ahora el Jeu de Paume parisino en la muestra “Un regard en mouvement”, abierta hasta mayo y coproducida con Le Point du Jour de Cherburgo, donde pudo visitarse antes.

Nacido en Viena e hijo de pintor, Hausmann comenzó pintando junto a Erich Heckel en un estilo próximo al expresionismo y escribió tempranamente para Der Sturm; fue, de hecho, en esos inicios junto a los expresionistas alemanes cuando el artista fue consciente de su necesidad de subvertir el arte institucional y adoptar reglas propias. El ansia renovadora le llevó a convertirse, alcanzada la treintena, en uno de los fundadores del Café Dadá berlinés (su pseudónimo fue Der Dadasophe) y a aproximarse a Hannah Höch, de la que fue pareja, Grosz o John Heartfield. Junto a este último, fue uno de los pioneros del mencionado fotomontaje: en el caso de Hausmann, comenzó a realizarlos tras encontrar casualmente una imagen de cinco soldados con las caras tapadas por la fotografía única del rostro del mismo niño.

El nazismo solo supo ver en sus collages fotográficos, claro, arte degenerado, pero tanto el resto de artistas dadaístas como, más tarde, muchos creadores constructivistas y pop encontraron en él un referente.

Raoul Hausmann. Sin título (Vera Broïdo), hacia 1931
Raoul Hausmann. Sin título (Vera Broïdo), hacia 1931
Raoul Hausmann. Sin título (pie en la arena), hacia 1931
Raoul Hausmann. Sin título (pie en la arena), hacia 1931

Hausmann fue prolífico con la cámara sobre todo a partir de 1927, tras veinte años fotografiando ocasionalmente, entre otros motivos recurrentes, desnudos. Concedió desde entonces mayor tiempo y hondura a su fotografía que al resto de su producción plástica y la relacionó con su obra intelectual escrita. La deriva alemana le llevó a escapar forzosamente a Ibiza en 1933; en esa década de los treinta, sus imágenes demuestran su visión profundamente original de este medio: a medio camino entre lo lírico y lo documental, son inseparables de la forma en que Hausmann vivía y pensaba. Cuando no trabajaba cortando y pegando, lo hacía en obras absolutamente sencillas, sin artificios y de expresividad poderosa; prestaba atención a rostros y paisajes, a las líneas puras de la arquitectura de la isla y a los rasgos de los campesinos que expresaban su libertad y dignidad.

No obstante, tuvo claro que el valor de su fotografía no era el de narrar o reflejar ni hechos ni emociones: apostó por fijarse en la faceta menos obvia y más estética de lo real: formas, luz, contrastes.

Esa honestidad vital y artística supieron verla y valorarla August Sander, Raoul Ubac, Elfriede Stegemeyer o Moholy-Nagy, que se contaron entre sus amigos. Este último, incluso, no dudo en confirmar a la escritora y periodista Vera Broido (amante y musa ocasional de Hausmann, también) que todo lo que sabía lo había aprendido de él.

Raoul Hausmann. Enfants de la Frise, 1927-1933
Raoul Hausmann. Enfants de la Frise, 1927-1933

Sus últimos años los pasó el austriaco en Francia, en Limoges, donde falleció en 1971 cinco años después de que el Moderna Museet de Estocolmo le brindara la que había sido su primera exposición individual.

El desprecio nazi y su exilio mantuvieron casi secretas las fotografías de Hausmann en los años inmediatos a su creación, pero el misterio en torno a ellos duró bastante más: hasta finales de los setenta no se produjo el hallazgo casi milagroso de una producción que se consideraba perdida; fue en el apartamento de su hija en Berlín. Aquellos trabajos pasaron a los fondos de la Berlinische Galerie; las colecciones francesas con un mayor volumen de obras de Hausmann son las del Musée départemental d’art contemporain de Rochechouart, el Musée d’art moderne et contemporain de Saint-Étienne y el Musée national d’art moderne. De estos y otros centros proceden los trabajos que ahora recoge el Jeu de Paume.

Raoul Hausmann. Sin título (flor de crisantemo), 1927-1933
Raoul Hausmann. Sin título (flor de crisantemo), 1927-1933

 

“Raoul Hausmann. Un regard en mouvement”

GALERIE NATIONALE DU JEU DE PAUME

1 Place de la Concorde

París

Del 6 de febrero al 20 de mayo de 2018

 

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