Gala, musa y artista

El MNAC dedica a la autora una habitación propia

Barcelona,

Ella ya estaba allí. ¿Quién? No me interrumpan. Dije que ella estaba allí, y esto debería bastar. Gala, la mujer de Éluard. ¡Era ella! ¡Galuchka Rediviva!

Como imaginaréis, Gala no es el nombre real de la que fue, no solo musa de Dalí, sino también artista de vanguardia: se llamaba Helena Dmitrievna Diakonov. Su ingenio ha sido ensalzado, denostado o retorcido por leyendas varias, pero lo cierto es que, sin ella, no podríamos entender ese tablero de sueños que fue el surrealismo: además de aparecer en incontables obras del artista catalán a lo largo de décadas, también retrataron a Gala Max Ernst, Man Ray o Cecil Beaton e inspiró poemas de Paul Éluard, su compañero antes de Dalí, de quien no se separaría desde 1929 hasta su muerte.

La exhibición que ahora le dedica el MNAC barcelonés, bajo el comisariado de Estrella de Diego y en colaboración con la Fundación Gala-Dalí, nos la presenta, evidentemente, como la musa de las mil caras, cuerpos y  secretos, pero también como escritora y autora de objetos surrealistas que, cuando fue modelo, no lo fue sin más: decidía cómo quería presentarse y representarse; esa es la razón por la que muchos trabajos dalinianos aparezcan firmados como Gala Salvador Dalí.

Salvador Dalí. Retrato de Gala con dos costillas de cordero en equilibrio sobre su hombro (fragmento), hacia 1934. © Salvador Dalí, Fundació Gala-Salvador Dalí, VEGAP, Barcelona, 2018
Salvador Dalí. Retrato de Gala con dos costillas de cordero en equilibrio sobre su hombro (fragmento), hacia 1934. © Salvador Dalí, Fundació Gala-Salvador Dalí, VEGAP, Barcelona, 2018
Salvador Dalí. Gala Placidia. Galatea de las esferas, 1952. Fundació Gala-Salvador Dalí, Figueres © Salvador Dalí, Fundació Gala-Salvador Dalí, VEGAP, Barcelona, 2018
Salvador Dalí. Gala Placidia. Galatea de las esferas, 1952. Fundació Gala-Salvador Dalí, Figueres © Salvador Dalí, Fundació Gala-Salvador Dalí, VEGAP, Barcelona, 2018

Su nombre se escribía primero, pero para el gran público su personalidad, que no su rostro, continúa siendo un misterio. Teóricamente Breton y Buñuel la detestaron, Éluard y el mismo Dalí la amaron sin fisuras -el primero descubrió de su mano que quería ser escritor-, Max Ernst pudo sentir por ella una pasión irrefrenable y Crevel, una sincera amistad. La lectura que esta exhibición hace de ella es novedosa: no nos la presenta como musa de tantos, únicamente; tampoco solamente como artista con pocas obras perdidas (se le adjudican un par de objetos surrealistas que no se conservan, algunos cadáveres exquisitos y las páginas de un diario), sino como la hacedora de una imagen propia que sería componente fundamental de la producción de Dalí, como mujer que se autorrepresenta a través de otros pinceles y como la coautora de las obras del catalán, quizá indirecta pero no pasiva, y desde luego de la imagen del pintor, asunto nada menor hablando de quien hablamos. No es atrevido pensar que, también artísticamente, se reflejaron uno en otro como en un juego de espejos o que se completaron como dos objects trouvés sin relación aparente.

Esta del Museu Nacional d´ Art de Catalunya es la primera muestra internacional que se le brinda a Gala, y en el fondo no es extraño: giran en torno a ella muchos prejuicios y enigmas. Podemos ver aquí más de trescientas obras, entre pinturas, dibujos, fotografías y documentos, incluyendo hojas manuscritas de su proyecto autobiográfico y un conjunto de cartas, postales y libros que se exhibe al público por primera vez. El conjunto se completa con vestidos y objetos del tocador personal de Gala y con trabajos de autores surrealistas que la conocieron y se dejaron seducir, creativamente, por ella, como Max Ernst, Picasso, Man Ray, Cecil Beaton o Brassaï.

Buena parte de las piezas proceden de la Fundación Gala-Salvador Dalí, pero también han cedido obras casi veinte museos y colecciones, europeos y americanos. Las llegadas de la Fundación dan fe del universo que rodeó a Gala en su mundo privado, en sus estancias del castillo de Púbol, a las que Dalí solo podía acceder por invitación. Allí cultivó seguramente la calma y el silencio (tomando distancia respecto al carácter exuberante de su pareja), allí recompuso los recuerdos de sus orígenes rusos – a través de objetos, fotografías, libros en cirílico – y allí está enterrada. Para esta muestra, De Diego ha interpretado el castillo de Púbol como objeto surrealista en sí mismo, además de como habitación propia en el sentido woolfiano, para la independencia y la creación. Además de esos recuerdos de juventud, atesoró Gala en el castillo discos de Wagner, esculturas, peluches, libros dedicados de escritores surrealistas, prendas de destacados diseñadores y tejidos elaborados por el propio Dalí: eran su ajuar y, probablemente, un ejercicio de performance.

Pero la exhibición no comienza en Gerona, ni en Dalí, sino que nos remite a la Gala que fue pareja de Éluard y que ya antes cultivaba intereses muy creativos. Quizá las cartas que escribió al que fue su primer marido no desmerezcan en absoluto de los versos que el poeta le dedicó a ella: muestran a una Gala, no solo amante, también cómplice intelectual y gran lectora.

A través de Éluard, conoció en París a André Breton, que vio en ella a una rival; a Giorgio de Chirico, que detectó su pragmatismo y le pidió que fuera su marchante, y a los mencionados Crevel y Ernst. Despertaba odios, ternuras o amores intensos, pero nunca indiferencias.

Salvador Dalí. Sueño causado por el vuelo de una abeja alrededor de una granada un segundo antes de despertar, c. 1944. Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, Madrid. © Salvador Dalí, Fundació Gala-Salvador Dalí, VEGAP, Barcelona, 2018
Salvador Dalí. Sueño causado por el vuelo de una abeja alrededor de una granada un segundo antes de despertar, hacia 1944. Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, Madrid. © Salvador Dalí, Fundació Gala-Salvador Dalí, VEGAP, Barcelona, 2018

 

 

“Gala Salvador Dalí. Una habitación propia en Púbol”

MUSEU NACIONAL D´ ART DE CATALUNYA. MNAC

Palau Nacional, Parc de Montjuïc

Barcelona

Del 6 de julio al 14 de octubre de 2018

 

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