Solo la voluntad me sobra. Dibujos de Goya

Una exposición ''única'' para cerrar el Bicentenario del Prado

Madrid,

Resulta complicado pensar en el Museo del Prado sin Goya, de la misma forma que será difícil que pueda volverse a repetir una exposición como la que ahora le dedica el museo, centrada en sus dibujos, y con la que se pone el broche de oro a las muestras conmemorativas del Bicentenario. Si entre las celebradas a lo largo del año se encontraban algunas que venían a mitigar las lagunas existentes en las colecciones del Prado, como es el caso de la dedicada a Fra Angelico y el arte del Quattrocento italiano o, más recientemente, “Miradas afines”, desde los inicios de los preparativos del Bicentenario sus responsables tuvieron claro que este debía concluir con todo lo contrario, con una exposición que solo el Museo del Prado fuera capaz de hacer. Una que su director, Miguel Falomir, ha calificado como “una de las mejores exposiciones que se pueden ver en este momento en todo el mundo”.

Autorretrato Francisco de Goya
Francisco de Goya. Autorretrato, 1796

Esta será una exposición recordada, como ha dicho Javier Solana, presidente del Real Patronato del Museo del Prado. Y lo será por mostrar juntos, por primera vez, una cantidad tan significativa de dibujos de Goya y por hacerlo, además, de una forma novedosa tanto en lo metodológico como en lo museográfico. Sus comisarios, Manuela Mena y José Manuel Matilla, señalan cómo Goya es consustancial al Museo del Prado. Cuando este abrió sus puertas el 19 de noviembre de 1819 hace exactamente hoy 200 años tres obras de Goya colgaban ya en la sala que daba acceso a la galería central, los dos retratos ecuestres de Carlos IV y María Luisa de Parma y El garrochista. Con los años, el Museo ha llegado a reunir la mejor colección del artista, con cerca de ciento cincuenta pinturas, quinientos dibujos, sus series de estampas y una valiosa documentación. Los dibujos no empezaron a entrar en el museo hasta 1872, con la incorporación de El Cuaderno C (para el se ha reservado un lugar preeminente dentro de la exposición), adquiriéndose el siguiente gran conjunto en 1886, procedente de la colección del erudito y coleccionista Vicente Carderera. A partir de entonces estos fondos fueron aumentándose a través de legados y compras puntuales, la última de ellas el año pasado, cuando se consiguió una carta de Goya a Martín Zapater, gracias a la aportación económica conjunta de la Fundación Botín, la Fundación Amigos del Museo del Prado y el propio museo. En esta colaboración entre la institución madrileña y la santanderina está precisamente el origen de esta muestra. Ambas firmaron en 2014 un convenio para elaborar un nuevo catálogo razonado de los dibujos de Goya, del que ya en 2018 se presentó un primer volumen, solo un año después de la presentación de “Ligereza y atrevimiento”, una de las muestras inaugurales del Centro Botín.

Los dibujos son una parte esencial dentro del contexto de toda la obra del artista. Una prueba de ello la encontramos, por ejemplo, en sus capitulaciones de boda, en las que decía que se iba a Italia para aprender a dibujar del natural. Por desgracia, no todos los dibujos de esa primera etapa italiana han sido conservados, en parte porque a los coleccionistas españoles de la época el papel no les interesaba y en parte también porque muchos de ellos fueron trabajos preparatorios para los tapices y el propio pintor los destruyó al no considerarlos importantes.

Manuela Mena, la gran especialista en la obra de Goya, no duda en calificar su técnica de exquisita. Única es su precisión y economía de medios, en las que reside su gran expresividad. Al mismo tiempo que pone de manifiesto su singularidad, la exposición trata de desmentir algunos tópicos vertidos sobre su figura, como cuando se habla de costumbrismo en su obra, se dice que Goya fue el primer reportero de guerra o que fue aficionado a los toros. Para Mena, lo que Goya plantea en este último caso, es precisamente, desde un punto de vista ilustrado, una manifestación contra la violencia de los hombres y a favor de la nobleza de los animales. Y es que el ser humano fue siempre su principal interés, desde la bondad hasta la crueldad más extrema.

Con esta puesta en escena de más de 300 dibujos de Goya se avanza notablemente en el largo y profundo estudio de investigación sobre el maestro de Fuendetodos. La exposición, compleja en su estructura, plantea una doble lectura. Por un lado, sigue un orden cronológico que comienza con el Cuaderno italiano, el primero que se conoce y el único que se conserva íntegro, que contiene numerosas anotaciones personales.

Francisco de Goya. Otra en la misma noche Cuaderno C, hoja 39, 1808-14
Francisco de Goya. Otra en la misma noche. Cuaderno C, hoja 39, 1808-1814

Cuadernos y dibujos preparatorios se van mostrando a lo largo de las dos salas, entre ellos los escasos existentes para los frescos de la basílica del Pilar de Zaragoza; dibujos para los tapices que pintó entre 1775 y 1794; los preparatorios para el proyecto de reproducción al aguafuerte de las pinturas de Velázquez, no demasiado conocidos para el gran público; el llamado Cuaderno de Sanlúcar (1794-1795), en el que anticipa temas que estarán presentes en los Caprichos de 1799; el Cuaderno de Madrid (1795-1797), en el que, igual que en el anterior, la figura femenina tiene gran protagonismo; los vinculados a series y temáticas como Sueños (1797), Caprichos (1797-99), Retratos, Desastres de la guerra (1810-1815), Tauromaquia (1814-1816), Cuaderno de viejas y brujas (1819-1823), Disparates (1815-1824) o Multitud, así como el Cuaderno de Burdeos (1824-1828), realizado ya al final de su vida.

En el centro de la exposición, en un espacio destacado, se exhiben los 120 dibujos del conocido como Cuaderno C (1808-1814). Este conjunto aborda temas muy variados, desde aspectos cotidianos a visiones oníricas, y está considerado un diario gráfico en el que Goya dibujó todo aquello que le preocupaba, especialmente la suerte de los más desfavorecidos.

En paralelo a esa clasificación cronológica existe también un discurso central, que aborda los temas esenciales que Goya trató a lo largo de su trayectoria. Son todos ellos temas contemporáneos, como la violencia en general y la violencia ejercida contra la mujer, en particular, el control ideológico de las multitudes o la vejez.

La exposición, bastante descriptiva gracias a los comentarios que acompañan las obras, requiere tiempo, una contemplación pausada y, por tanto, un cierto esfuerzo por parte del espectador. Para los que deseen profundizar más en el original universo de Goya, se ha elaborado una magnífica publicación en la que se recogen más de doscientos de los dibujos expuestos, junto a las opiniones e interpretaciones de los comisarios.

"Solo la voluntad me sobra. Dibujos de Goya". Museo del Prado
“Solo la voluntad me sobra. Dibujos de Goya”. Foto © Museo Nacional del Prado

 

“Solo la voluntad me sobra. Dibujos de Goya”

MUSEO NACIONAL DEL PRADO

Paseo del Prado, s/n

Madrid

Del 20 de noviembre de 2019 al 16 de febrero de 2020

 

 

 

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