Hace unos días os hablábamos del importante proceso de restauración por el que había pasado La Anunciación de Fra Angelico, en los talleres del Museo del Prado, con motivo de la exposición que la pinacoteca dedicaría a este gran maestro, dentro del contexto del primer Renacimiento en Florencia. Comisariada por Carl Brandon Strehlke y concebida a partir de las tres pinturas de Fra Angelico que posee el Museo del Prado (La Anunciación, La Virgen de la Granada y Funeral de san Antonio Abad), la muestra, que ya puede visitarse en las salas C y D de Jerónimos, reúne un total de 82 obras, de las cuales en torno a cuarenta son de Fra Angelico y otras tantas son creaciones de artistas coetáneos, como Masaccio, Masolino, Filippo Lippi, Donatello, Ghiberti o Brunelleschi, nombres completamente ausentes de los museos españoles.
Brunelleschi es precisamente la primera referencia que encontramos al acceder a la muestra, mediante un hermoso capitel corintio de arenisca gris, conservado en el Museo de San Marco de Florencia y procedente de la nave central de San Lorenzo, cuya cartela nos indica que fue realizado siguiendo el diseño del arquitecto y escultor. El lenguaje desarrollado por Brunelleschi en Florencia a principios del siglo XV tuvo una repercusión inmediata en varios creadores del momento, entre ellos Fra Angelico. En el retablo de Annalena, encargado para la capilla Medici de la nave central de esa misma iglesia, ya dejó constancia de su conocimiento y gusto por el estilo brunelleschiano, a través de una arcada ciega a la manera de las del famoso arquitecto. También en La Virgen y el Niño con doce ángeles, del Städel Museum de Fráncfort, podemos ver la influencia de su arquitectura.
Y es que Florencia, con la cúpula de la catedral, el hospital de los Innocenti, la mencionada iglesia de San Lorenzo o las puertas del baptisterio, de Ghiberti, era en aquel momento un hervidero de nueva creación artística, en el que Fra Angelico también tuvo un papel protagonista, como se señala en los textos del catálogo editado con motivo de la exposición. Su verdadero nombre era Guido di Pietro y, aunque se desconoce su fecha de nacimiento, se sabe que hacia 1408-1410 entró como aprendiz en el taller de Lorenzo Monaco, convirtiéndose pronto en su mejor colaborador. Con él, por imitación, llegó a dominar un elegante estilo gótico, pero los intereses de Fra Angelico (apodado así tras su muerte por su gran espiritualidad y por destacar como pintor de temas religiosos) pronto tomarían otra deriva y ya en piezas tempranas como La Crucifixión (1418-20), del Metropolitan Museum of Art, observamos detalles que avanzan su estilo naturalista. En 1420 ingresaría en el Convento de San Domenico de Fiésole, lo que no le impidió mantener un taller, colaborar con otros artistas y proveer de pinturas tanto a iglesias como a mecenas. Gracias a este contacto con el mundo exterior conoció la forma de trabajar de Gentile da Fabriano, por entonces el pintor más famoso de Italia, de quien aprendió el uso de suaves carnaciones, el delicado empleo ornamental del oro o el interés por la forma en que la luz cae sobre las figuras y los objetos. De él se exhibe La Virgen con el Niño (hacia 1420-23), obra en la que introduce una nueva iconografía de la Virgen, sustituyendo el hasta entonces habitual fondo dorado por un jardín, en alusión al hortus conclusus o jardín privado que se describe en el Cantar de los cantares. Encontramos aquí presencia de granadas, como veremos también en otras dos obras expuestas: La Virgen de la Granada de Fra Angelico y una maravillosa escultura policromada de Donatello.
En el retablo mayor de San Domenico, en Fiésole, se hace ya evidente ese conocimiento del trabajo de da Fabriano, al igual que en el de La Anunciación del Prado, donde Fra Angelico comienza a mostrarse ya como un pintor del Renacimiento. A quienes hayáis visto esta obra en el museo, con anterioridad a su restauración, os llamará la atención verla ahora separada de la predela, en la que se narran cinco historias. En todas estas escenas destaca el virtuosismo del pintor para reflejar cada detalle, haciendo gala de su maestría como miniaturista.
Entre las obras más llamativas de la muestra destaca el conjunto de siluetas Cristo crucificado con san Nicolás de Bari y san Francisco de Asís. Era común en la época la realización de pinturas que actuaran como telones de fondo en determinadas ceremonias o celebraciones. Estas datan de 1427-1430, y se sabe que a finales de los años treinta Fra Angelico pintó escenas muy similares en las celdas del convento dominico de San Marco.
La visita requiere tomarse tiempo para disfrutar de los detalles de cada obra, y también del documental que se ha realizado con motivo de la exposición y de la restauración de La Anunciación. Merece la pena detenerse en esta obra maestra, pero también en otros trabajos del artista como Historias de los padres del desierto (hacia 1419-20), las mencionadas tablas del retablo mayor de San Domenico de Fiésole (1419-1422); La Presentación de Jesús en el templo (1423), de Gentile da Fabriano; el San Pablo de Masaccio (1426); La Anunciación (hacia 1424-25) de Paolo Uccello o la de Masolino (hacia 1428-34), posiblemente copiada de la de Fra Angelico en lo que se refiere a los gestos de la Virgen y del ángel.
La exposición, que podrá visitarse hasta el 15 de septiembre, está dedicada a la memoria de José Pedro Pérez-Llorca, presidente del Real Patronato del Museo del Prado entre 2012 y 2018, y bajo cuyo mandato fue adquirida La Virgen de la Granada.
“Fra Angelico y los inicios del Renacimiento en Florencia”
MUSEO NACIONAL DEL PRADO
Paseo del Prado, s/n
Madrid
Del 28 de mayo al 15 de septiembre de 2019
