Cuando el hijo de Aimé y Marguerite Maeght, pareja de editores y marchantes de arte, falleció en 1953 a causa de una leucemia, Georges Braque, una de sus muchas amistades entre los autores de vanguardia (otros fueron Miró, Giacometti, Alexander Calder, Fernand Léger y Marc Chagall), los animó a canalizar sus energías creando un nuevo lugar para el arte en un terreno de su propiedad en Saint-Paul de Vence, el bello pueblo de la Riviera francesa donde, un par de décadas después, sería enterrado justamente Chagall. Le hicieron caso, y pintores y escultores trabajaron en colaboración con el arquitecto Josep Lluís Sert a la hora de dar forma a un complejo donde la creación, la naturaleza y la arquitectura se mezclasen en perfecta armonía y donde podía contemplarse el Patio Giacometti, con un excepcional conjunto de esculturas del artista suizo; el Laberinto de Miró, un caprichoso jardín de formas; una piscina diseñada por el propio Braque o una fuente mecánica ideada por Pol Bury.
Situada a 25 kilómetros de Niza, esta institución alberga también, junto a sus salas de exposiciones, una capilla consagrada o una biblioteca de arte, y se convertiría en la primera privada en Francia con fines expositivos, pese a que en un principio fue mucho más que eso, un espacio para la creación y el diálogo en las mejores circunstancias: Hacer algo aquí, algo que no tenga ningún propósito especulativo, algo que nos permita, como artistas, exhibir esculturas y pinturas en las mejores condiciones espaciales y de luz posibles. Hazlo, te ayudaré; esas fueron las palabras de Braque.
La Fundación la inauguró en 1964 André Malraux, también amigo cercano de los Maeght, y en buena medida su ejemplo inspiró a instituciones estadounidenses como la Fundación Solomon R. Guggenheim, la Colección Barnes y la Colección Phillips, quizá como fruto de los numerosos viajes de los galeristas a ese país en los cincuenta.
Entre los creadores más jóvenes a quienes contribuyeron a impulsar los Maeght se encontró Eduardo Chillida, al que Aimé llamaba Mon petit: su amistad pervivió cerca de treinta años, hasta la muerte del francés, y en realidad fue anterior a la apertura del centro de Saint-Paul de Vence; en 1950, el escultor participó en la colectiva “Les Mains Éblouies”, que se presentó en la sala que los marchantes poseían en la rue de Téhéran de París, con dos piezas que fueron elogiadas por la crítica y que le abrirían camino internacional, y no solo: allí pudo Chillida relacionarse con los mencionados Braque, Miró, Giacometti o Calder y, también, conocer la obra de Kandinsky.
Una vez estrenada la Fundación, tendría asimismo la oportunidad de participar de las tertulias de estos autores no lejos del mar, unos encuentros relajados que serían el germen de intercambios e influencias: los artistas reunidos en torno a la Maeght conformarían una comunidad de generaciones diversas e intereses comunes, entre ellos el de la búsqueda de un rupturismo creativo acorde al nuevo contexto tras la II Guerra Mundial.
Con el propósito de recordar esa atmósfera, y también de homenajear en España a quienes la hicieron posible, Chillida Leku abrirá el 2 de diciembre su primera gran colectiva, una muestra que además forma parte de las conmemoraciones del centenario del autor de Elogio del horizonte. Desde el 2 de diciembre, podremos visitar en el museo de Hernani “Universo Maeght”, un recorrido por obras de los fondos de la Fundación: esculturas y proyectos bidimensionales de Georges Braque, Alexander Calder, Alberto Giacometti, Pablo Palazuelo, Julio González, Jean Arp, Barbara Hepworth, Antoni Tàpies, Joan Miró o Chagall.
Con algunos de ellos pudo trabajar Chillida cuando acudía a la Riviera, por eso esta se ha concebido como una oportunidad de volver a convocarlos, que coincidirá con el cumpleaños del artista (el 10 de enero de 2024 la exhibición aún podrá visitarse), y de relacionar la producción del de San Sebastián con las derivas de sus compañeros de paisaje.
Son diecisiete las obras reunidas, correspondientes a once artistas: nos recibirá Morning cobweb (1969), pieza monumental de Alexander Calder puesta aquí en relación con Jean Arp y con otras esculturas de Eduardo Chillida. Además, esta composición, en la que el espectador podrá introducirse para experimentar el espacio y la ligereza posible pese a sus siete toneladas, se quedará en Hernani todo el año.
Ya dentro del caserío, la exposición continúa con trabajos de Chillida y del resto de autores reunidos, como dijimos, Alberto Giacometti, Alexander Calder, Joan Miró, Julio González, Barbara Hepworth, Pablo Palazuelo y Georges Braque. Por último, podremos contemplar obras-objeto derivadas de la personal visión de lo cotidiano de Antoni Tàpies y poesías pintadas de Marc Chagall.
“Universo Maeght”
Barrio Jauregui, 66
Hernani
Del 2 de diciembre de 2023 al 14 de abril de 2024
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