Philadelphia se rinde a Paul Strand

250 de sus mejores trabajos se exponen en el Philadelphia Museum of Art

Paul Strand: Master of Modern Photography

PHILADELPHIA MUSEUM OF ART

Benjamin Franklin Parkway at 26th Street

Philadelphia

Artista: Strand, Paul
Philadelphia,

El Philadelphia Museum of Art cuenta en sus fondos nada menos que con 4.000 fotografías de Paul Strand y con ese extraordinario material de base rendirá homenaje al artista en “Paul Strand: Master of Modern Photography”, muestra que se abrirá al público el próximo 21 de octubre y que contará con 250 de sus mejores imágenes; la mayoría procedentes de esa vasta colección del museo y el resto (piezas tempranas) llegadas de fondos públicos y privados.

Junto a esas fotografías, datadas en su mayoría entre las décadas de los diez y los setenta, podremos ver en Philadelphia obras de otros creadores del círculo de Stieglitz, como Georgia O’Keeffe, John Marin y Arthur Dove, varias proyecciones fílmicas del propio Strand y una selección de materiales de archivo.

Artista representativo como pocos de la evolución de la fotografía en Estados Unidos el pasado siglo (vivió entre 1890 y 1976), Strand combinó el vanguardista ensayo con imágenes de impronta abstracta con el cándido retrato de quienes poblaban las calles del suroeste de Estados Unidos, México, Nueva Inglaterra, Francia, Italia, Escocia, Egipto, Marruecos, Ghana y Rumania. La cámara fue su medio para comprender y registrar el advenimiento de la modernidad.

DEL PICTORIALISMO A LA DEFENSA DE LA FOTOGRAFÍA DIRECTA

Nacido en Nueva York en el seno de una familia de inmigrantes llegados de Bohemia y dedicados a las importaciones de cerámica, el fotógrafo comenzó a trabajar a la temprana edad de 12 años, cuando su padre le regaló su primera cámara. A los 17 se matriculó en la Ethical Culture School y allí conocería a otro fotógrafo, y también sociólogo, profundamente influyente y autor de recordadas escenas neoyorquinas: Lewis W. Hine (os sonará por una reciente retrospectiva en la Fundación MAPFRE).

Fue precisamente Hine quien llevó a Strand, y al resto de sus alumnos, a visitar la mítica Gallery 291 de Stieglitz, donde entonces exponían los fotógrafos pictorialistas Julia Margaret Cameron, Hudson White o Kasebier, y allí suponemos que nació en Paul su vocación decidida por la fotografía. Poco después, en 1911, se asoció al Camera Club of New York, donde pudo conocer a Steichen y Langdon Coburn y también disponer de un laboratorio siempre abierto.

Liberó a su medio de la pintura porque, en sus palabras, la cámara tenía su propia estética

Paulatinamente, e influido y respaldado por Stieglitz, Paul Strand decidió emplear un diafragma más pequeño y virar del pictorialismo al modernismo: además de inspirarse en el dinamismo urbano de su ciudad y en sus gentes, dio cabida a la abstracción, a las formas puras y la deconstrucción de espacios. Costaba trabajo en su producción de entonces reconocer lo representado: se trata de fotografías directas y casi científicas donde no había lugar a la manipulación. Liberó a su medio de la pintura porque, en sus palabras, la cámara tenía su propia estética.

Aquellas imágenes le valieron el reconocimiento de la prestigiosa revista Camera Work, que publicó dos ensayos de Paul Strand acompañados de fotografías que más tarde se harían célebres, como Blind (en la que incorporó cierta denuncia social mitigada) o White Fence. También en aquel tiempo protagonizó su primera muestra en 291: “Photographs of New York and Other Places”. Las imágenes que allí expuso combinaban mimo de lo estético y objetivo documental, pero también la presencia del toque de belleza y dignidad buscado en lo cotidiano, un rasgo amplaimente estudiado por su maestro Hine. Con él, y con Berenice Abbott, Strand formó parte del consejo asesor de la agrupación de cariz humanista Film and Photo League, después perseguida por el mccarthismo.

La primera gran retrospectiva de Strand la presentó el MoMA en 1945, cinco años antes de que el fotógrafo se trasladase a París y después a diversos países europeos y africanos, siempre retratando la fuerza moral de los humildes desde la empatía y sin amaneramiento.

 

 

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