El Bodegón con cidras, naranjas y rosa de Zurbarán, invitado en el Museo del Prado

El Museo del Prado expone, desde hoy y hasta el 30 de junio en su sala 10 A, Bodegón con cidras, naranjas y rosa, la única naturaleza muerta de Zurbarán de la que consta firma y fecha (1633). Procede del Norton Simon Museum de Pasadena, en California, y se considera una de las obras fundamentales de la historia de este género del bodegón en Europa; su descubrimiento en la década de los veinte permitió consolidar el proceso de reconstrucción del catálogo del pintor.

El préstamo de esta pieza forma parte del programa “La obra invitada”, patrocinado por la Fundación Amigos del Museo del Prado desde hace catorce años para enriquecer la visita al Prado y establecer un término de comparación que permita reflexionar sobre las propias pinturas de este centro. Se exhibe en Madrid el bodegón junto a otras obras de Zurbarán pertenecientes a distintos géneros y datadas en épocas diversas de su trayectoria, con el fin de entender lo que significa esta tela en el contexto de la carrera del extremeño.

En la pintura contemplamos, sobre una mesa y ante un fondo oscuro, un plato de metal con varias cidras, una cesta con naranjas, con sus hojas y flores de azahar, y otro plato también metálico que contiene una taza y una rosa. Taza y flor aparecen en otras composiciones de Zurbarán, proclive a incorporar naturalezas muertas en sus obras de temática religiosa; son más escasos sus bodegones concebidos de forma autónoma.

Destaca igualmente Bodegón con cidras, naranjas y rosa por el empleo genial de la escala por parte del artista barroco, por la precisión descriptiva en los objetos y por sus valores compositivos. El mencionado ajuar ocupa la mayor parte de la superficie pictórica: se dispone en tres planos ligeramente diferenciados entre sí y una luz lateral muy matizada lo arranca de las sombras para la vista del observador, favoreciendo además la definición clara de los volúmenes y las texturas. El orden muy calculado de las piezas, su individualización y el empleo dirigido de la iluminación y la oscuridad del fondo generan una pintura a un tiempo silenciosa, delicada y solemne, en la que es posible encontrar -y así lo han hecho numerosos expertos- connotaciones sagradas.

El próximo 20 de marzo, participarán en un coloquio en torno a este préstamo Javier Portús, Jefe de Departamento de Pintura Española del Prado; Emily Talbot, Jefa de Conservación del Norton Simon Museum; y Ángel Aterido, profesor de Historia del Arte en la Universidad Complutense de Madrid.

Francisco de Zurbarán. Bodegón con cidras, naranjas y rosa, 1633. Museo Nacional del Prado
Francisco de Zurbarán. Bodegón con cidras, naranjas y rosa, 1633. Museo Nacional del Prado

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