Este verano, la sala Continua de San Gimignano, próxima a Siena, pone a dialogar a dos artistas que definen con su obra al menos dos de los propósitos artísticos más presentes en el panorama actual: la transformación de los espacios a través del color y de las formas y el estudio del vacío.
Hasta el 2 de septiembre, esta galería acoge la primera exhibición conjunta de obras de Daniel Buren y Anish Kapoor, rindiendo tributo a ambos en un recorrido que alterna, en un sentido cronológico, obras de uno y otro y que culmina con un proyecto específico en el que ambos han colaborado especialmente para esta ocasión y que puede verse en las instalaciones del antiguo cine (también teatro) que antes ocupaba este espacio.
La muestra se abre con una serie de pinturas de Buren realizadas a mediados de los sesenta en las que las formas redondeadas se combinan con líneas de distintos colores y tamaños. Desde los inicios de aquella década, este artista cultivaba una estética radical basada en la economía de medios y en la exploración de las relaciones habidas y posibles entre entorno y forma, esto es, entre soporte y pintura en sí. Corría 1965 cuando optó por reemplazar sus anteriores rayas realizadas con la herramienta outuel visuel por tiras verticales de una anchura definida (8,7 centímetros), elaboradas con material textil y en tonalidades fijas: blanco y negro.
Ese registro visual continuó simplificándolo más adelante, al repetirlo sistemáticamente negando cualquier variación formal salvo en el color: los alternó infinitamente salvo en su combinación con un eterno blanco. Invitaba así al observador a reflexionar sobre el poder de las formas de presentación de las obras en un entorno físico y social concreto a la hora de ocasionar transformaciones perceptivas.
Anihs Kapoor, por su parte, trabajó en sus comienzos con objetos escultóricos inestables elaborados con pigmentos de colores poderosos. Eran los primeros frutos de sus exploraciones sobre la materialidad de los objetos y sobre la piel que les sirve de barrera con el mundo, un asunto que continúa estudiando desde entonces. Las formas indefinidas, a medio camino entre la organicidad natural y la abstracción, y cuerpos aparentemente en transición parecen saltar espontáneamente del propio material. La intensidad cromática se pone al servicio de la creación de la ilusión visual de objetos, en un proceso que sugiere una ruptura de fronteras próxima a una noción muy contemporánea de lo sublime.
Ya en 1975, Buren creó su primera Cabane Eclatée; fue un punto de inflexión en su carrera y en sus indagaciones sobre la interdependencia entre la obra y su entorno. Jugó a conciencia con la construcción y la deconstrucción hasta el punto de hacer de esta pieza un lugar en sí mismo, un espacio por el que deambular. Una de esas cabañas se exhibe ahora en la Galleria Continua, en diálogo con la arquitectura de la sala y con un trabajo en acrílico de Kapoor, gracias a los juegos de ambos con materialidades y transparencias.
El vínculo entre las obras de uno y otro artista crece en intensidad (y evidencia) a medida que el recorrido del público avanza: las rayas verdes y blancas de Buren envuelven idealmente una escultura de alabastro blanco del artista de origen indio y la luz policroma de los tejidos de fibra óptica de Buren contrasta con los objetos de acero espejado de Kapoor. De este último también encontramos piezas centradas en el estudio del vacío como espacio de posibilidad hecho tangible a través de cavidades que se llenan o de materialidades que se vacían, a modo de metáfora del acto de la creación. Kapoor entiende este concepto como territorio en el que el espectador y el objeto pueden encontrarse, expandiendo los límites del espacio del que la obra en sí dispone. La interacción en la galería de los aceros de Kapoor y los espejos de Buren genera combinaciones cromáticas inesperadas, espacios indefinidos en los que el visitante queda desorientado.
La obra que pone fin a la exhibición, elaborada, como decíamos, por ambos en colaboración, es una instalación que destaca por sus grandes dimensiones: reconfigura el espacio del antiguo cine donde se asienta y crea, como el resto de la muestra, interferencias visuales que sorprenden y desafían. Invitan a adentrarse en lo inaccesible.
En paralelo, y ya hasta el 6 de enero de 2019, la Fundación Serralves de Oporto reúne en los jardines del edificio de Álvaro Siza una serie de trabajos de Kapoor específicamente realizados para espacios exteriores y representativos de su lenguaje escultórico por su escala y sus vínculos estéticos con el paisaje. Esos proyectos se completan con la exhibición, en el interior del centro, de medio centenar de maquetas de proyectos del artista de Bombay, unos materializados y otros no, realizadas a lo largo de sus cuatro décadas de carrera. Trasladan al público a otra esfera de su trabajo: la complementaria de los procesos creativos en la intimidad del taller.
“Daniel Buren & Anish Kapoor”
Via del Castello, 11
San Gimignano
Del 26 de mayo al 22 de septiembre de 2018
