Naum Gabo, sobre la independencia del arte

Tate St Ives le dedica antología, coincidiendo con el centenario del Manifiesto realista

St Ives,

Por sus indagaciones teóricas y por sus propias obras, hay quien piensa que hoy no contemplaríamos el espacio como lo hacemos ni las artes plásticas se relacionarían con la arquitectura como lo hacen de no ser por Naum Gabo, quien, pese a su actualidad e influencia entre los jóvenes vanguardistas, se consideró un artista “de los viejos, de los tiempos de Mondrian, Malevich, Tatlin, Kandinsky, Pevsner…” hasta su fallecimiento en Connecticut en 1977.

Tras la Revolución Rusa y durante la crisis económica de la URSS en los veinte, como muchos sabéis, los artistas soviéticos quedaron divididos entre quienes negaban el valor de cualquier manifestación creativa que no tuviera su impacto práctico e inmediato en la vida diaria (con Tatlin al frente) y quienes, sin dejar de alentar o de preocuparse por las nuevas formas sociales desarrolladas por el régimen, sí entendían que el arte podía ser revolucionario y liberador sin perder su independencia. Gabo y Pevsner defendieron esta segunda postura y juntos firmaron el Manifiesto realista que pretendía aclarar a quién pertenecía un constructivismo en disputa. Decía Naum, en 1952: Mi arte es generalmente reconocido como el arte del constructivismo. Este mismo término fue usado también por un grupo de artistas de la década de 1920 que quería liquidar el arte. Negaban todo valor a la pintura, a la escultura, y en suma, a todo arte por el que el artista quisiera transmitir ideas y emociones (…). Ayudándose de la filosofía materialista y de la política marxista, no veían en el arte más que una ocupación de placer, continuada por una sociedad capitalista y decadente, de ninguna utilidad, e incluso perniciosa para la sociedad comunista.

Concebía Gabo, por tanto, el arte, como una forma de conocimiento derivada de la adquisición de habilidades que permitieran representar visualmente el universo, los universos propios: aquello que nos queda cerca a la espera de ser redescubierto y expresado, no necesariamente lo que se sitúa lejos de nosotros, elevado de nuestras manos.

El próximo 25 de enero, Tate St Ives abrirá una extensa exposición del artista que incluirá esculturas, pinturas, dibujos y proyectos arquitectónicos y públicos. Será su primera exhibición a gran escala en Gran Bretaña en más de treinta años y coincide además con el centenario del citado Manifiesto realista (1920), uno de los discursos fundamentales a la hora de entender el arte moderno, en el que se enuncia cómo el constructivismo renuncia a la estética de la masa impulsada por Tatlin, sustituyéndola por otra dominada por líneas y planos.

Naum Gabo. Kinetic Construction (Standing Wave), 1919-1920. Réplica, 1985. © Nina & Graham Williams / Tate, 2019
Naum Gabo. Kinetic Construction (Standing Wave), 1919-1920. Réplica, 1985. © Nina & Graham Williams / Tate, 2019

Además de ofrecernos una rara oportunidad de comprobar el gran alcance de la producción interdisciplinar de Gabo, Tate St Ives quiere proponer nuevas perspectivas sobre sus experimentos con materiales sintéticos y con las nociones de tiempo y espacio, vitales a la hora de ahondar en las formas abstractas presentes en sus pinturas y grabados.

Nacido en Bryansk en 1890, el artista viajó a lo largo y ancho de Europa hasta acabar residiendo, y falleciendo, en Estados Unidos y tanto su carácter somo su obra podemos entenderlos como trasnacionales. Allí donde acudió, trabajó en estrecha colaboración con creadores y pensadores como Kazimir Malevich y Wassily Kandinsky en Rusia, Sergei Diaghilev y Antoine Pevsner en Francia, Hans Richter y El Lissitzky en Alemania, Ben Nicholson, Barbara Hepworth, Henry Moore y Herbert Read en Gran Bretaña. También fue docente y participó en publicaciones e iniciativas de grupos pioneros de vanguardia de arraigo local o internacional, como los constructivistas Vkhutemas en Rusia, la Escuela Bauhaus en Alemania, el colectivo Abstraction-Création en Francia y las comunidades de artistas de Hampstead y St Ives en Gran Bretaña, de ahí que la presentación de esta antología en esta sede de la Tate sea muy oportuna.

Defendió su independencia, pero reconoció Gabo cierta misión social del arte y también trabajó en su aproximación a la vida cotidiana, entendiendo que sus creaciones, junto a la arquitectura, el cine y el teatro, podían favorecer el desarrollo de una nueva sociedad.

El proyecto de Tate St Ives, comisariado por Anne Barlow, Sara Matson y Natalia Sidlina y articulado a partir de obras procedentes, sobre todo, de las colecciones de la Tate y de la Berlinische Galerie de Berlín, se estructurará temáticamente y ahondará en el ritmo, el movimiento y la fuerza estructural de sus esculturas y en la dinámica espacial de sus diseños arquitectónicos. No faltará en la exhibición su Kinetic Sculpture (Waves) (1919-1920), la considerada primera obra cinética, que crea volumen a través del movimiento de forma mecanizada y demuestra la preocupación de Gabo por vincular visualidad y tiempo; tampoco sus pinturas cinéticas, sus diseños y modelos originales para la producción de los Ballets rusos La Chatte (1927), junto con una grabación de video de la actuación reconstruida, o Construcción lineal en el espacio n ° 2 (1942-1971), escultura formada por materiales transparentes y en movimiento donde exploró el poder de esta disciplina para representar la experiencia humana.

 

“Naum Gabo”

TATE ST IVES

Porthmeor Beach
St Ives
Cornwall TR26 1TG

Del 25 de enero al 3 de mayo de 2020

 

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