Última llamada: los rostros del Turuñuelo, hasta febrero en el Museo Arqueológico Nacional
La localidad pacense de Guareña conserva el yacimiento de Casas del Turuñuelo, que desde hace años viene proporcionando datos importantes a los arqueólogos estudiosos de la cultura tartésica. Un edificio allí encontrado mantiene sus dos plantas constructivas, conectadas por una escalera monumental que enlazaría la superior con el patio, y en este último se han hallado restos que prueban un numeroso sacrificio de animales, sobre todo caballos. Dicho patio se abre a otra amplia estancia, llamada habitación de las gradas, donde se dispuso la entrada principal a esta construcción, orientada hacia la salida del sol.
En cuanto a la planta superior, se organizó en torno a una gran sala en cuyo eje se construyó un altar en forma de piel de buey, que sería habitual en los altares tartésicos. Junto a dicho espacio se localizó la habitación del banquete, donde apareció la vajilla cerámica y los elementos de bronce empleados para la que sería la última comida ritual, previa a una posible huida a otro emplazamiento. Entre el material hallado destacan elementos de importación mediterránea, como una escultura de mármol griega, marfiles etruscos, vidrios de origen griego y púnico y, especialmente, los relieves que representan los rostros tartésicos. Tras el ritual del banquete y el sacrificio animal, el edificio fue incendiado y sellado con una capa de arcilla, preservándose de este modo hasta ahora.
Fue en la mencionada habitación de las gradas donde aparecieron esos fragmentos de piedra esculpidos en relieve, intencionadamente despiezados, que compondrían dos rostros femeninos. Se localizaron en cotas distintas, lo que probaría que fueron arrojados desde el piso superior, y es posible que, a medida que progresen las excavaciones, se encuentre el relieve de mayor tamaño del que podrían formar parte, que quizá albergue una escena de temática mítica.
Se trata, y de ahí su importancia, de los primeros rostros (conocidos) de Tarteso esculpidos en piedra, en el siglo V a.C.: hasta su hallazgo en 2023 se consideraba que esta cultura no fabricaba iconos; además, es evidente su calidad y el buen manejo del material. Estas piezas pueden contemplarse, hasta el 2 de febrero de 2025, en la Sala de Novedades Arqueológicas del Museo Arqueológico Nacional; a continuación regresarán al Museo Arqueológico de Badajoz.
Próximamente se presentarán, asimismo, los frutos del estudio de las obras en el Departamento de Investigación del Instituto del Patrimonio Cultural de España (IPCE), mediante técnicas de imagen que incluyen fotografías del espectro visible, infrarrojo y ultravioleta, así como radiografías y análisis de los materiales con fluorescencia de rayos X y microscopía electrónica.