Yves Klein, con el vacío plenos poderes

La Tate Liverpool presenta su primera muestra en Gran Bretaña en veinte años

Liverpool,

Yves Klein. Leap into the Void 1960 © Yves Klein, ADAGP, Paris Photo: Shunk–Kender © Roy Lichtenstein FoundationHay quien prefiere valorar su audacia y creatividad extraordinarias como ejemplo de atrevimiento y valentía en la etapa convulsa que fue la posterior a la II Guerra Mundial y quien valora a Yves Klein fundamentalmente por su influencia en movimientos que se desarrollaron de forma paralela o posterior a su carrera, como el Pop Art, el conceptual, el minimalismo, la instalación o el arte de acción. En cualquier caso, nadie duda que Yves Klein, antes de su muerte a causa de un infarto con solo 34 años, fue pionero, no solo por su producción sino también por su actitud, en los caminos del arte europeo.

Era ambicioso e inclasificable: su primera obra, que ideó con solo diecinueve años, fue firmar el cielo simbólicamente con un dedo, y esa relación entre arte y espacio infinito no dejó nunca de estar presente en las propuestas de este artista británico que buscó expresar la inmaterialidad a través del color puro.

En realidad él mismo fue más importante por sus acciones (por el valor simbólico de sus actos) que por sus construcciones; representa una tendencia, que sería creciente y que nació en el Romanticismo, a hacer de la personalidad del artista su auténtica creación.

La Tate Liverpool presenta, hasta marzo de 2017, una revisión de sus intereses a través de cuarenta trabajos fundamentales, desde pinturas realizadas con el característico pigmento azul al que dio nombre, un tono ultramar capaz de evocar trascendencia, hasta sus esculturas de esponja, pasando por las pinturas que realizó con la colaboración de modelos bañadas en color o usando un lanzallamas.

Se alejaba así de la idea de arte en sentido convencional, y no fueron sus únicos métodos heterodoxos de producción: también se sirvió del efecto de la lluvia sobre un lienzo preparado al efecto y a las pinturas producidas a partir de la acción de los elementos las llamó Cosmogonías.

En París, en 1958, celebró una exposición de vacío en una galería pintada de blanco sin muebles ni aderezo, pero eso sí custodiada por un agente de la Guardia Republicana a la entrada. A ella asistió Albert Camus, quien dijo: Con el vacío, plenos poderes. También puso a la venta “zonas de sensibilidad pictórica inmaterial” cuyo precio se pagaba en pan de oro que Klein acababa tirando al Sena. El comprador, por su parte, prendía fuego al recibo.

Buena parte de las piezas seleccionadas para esta exposición británica nunca habían podido contemplarse en Inglaterra y las completa en Liverpool una selección de fotografías que nos ayudan a conocer mejor los revolucionarios procesos creativos de Klein o que presentan al artista, además de como genio, como empresario visionario o maestro de judo.

Yves Klein. Untitled Anthropometry, (ANT 84) 1960 © Yves Klein, ADAGP, Paris / DACS, London, 2016
Yves Klein. Untitled Anthropometry, (ANT 84) 1960 © Yves Klein, ADAGP, Paris / DACS, London, 2016

A su muerte, en 1962, se vinculó a Klein al dadaísmo originario o a los experimentos con monocromías de Fontana, que derivaron en sus lienzos acuchillados. También las líneas de Manzoni recuerdan la obra de Klein, con sus pinceladas aisladas o ininterrumpidas que se prolongan a lo largo de las tiras de papel. Todo ello se relaciona, a su vez, con la tendencia general al Minimalismo en la escultura y Klein, como hemos mencionado y como también podemos decir de Johns o Rauschenberg, fue precursor del Pop. Su uso de la monotonía y la indiferenciación lo une, en parte, a Warhol, pero solo en parte, porque neodadaísmo y pop art no fueron universales, aunque tuvieron mucho que ver con la cultura británica y estadounidense en la posguerra.

 

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