Sigmar Polke, alquimia y ansiedad

El Palazzo Grassi muestra una selección de sus trabajos

Venecia,
Sigmar Polke. Sin título (fragmento), 1972
Sigmar Polke. Sin título (fragmento), 1972

El Palazzo Grassi veneciano conmemora el décimo aniversario de su reapertura con una muestra abierta hasta noviembre y dedicada a quien recibiera, en 1986, el León de Oro en la 42ª Bienal de la ciudad: Sigmar Polke. Hace treinta años, el que era representante del Pabellón alemán presentó allí Athanor, un proyecto en el que resumía las técnicas y motivos que han sido fundamentales en su producción y que, de nuevo, treinta años después, son la base de la exposición que el pasado día 17 se abrió en el Grassi bajo el comisariado de Elena Geuna y Guy Tosatto.

Las experimentaciones alquímicas de Polke y sus traslaciones a la pintura de ansiedades políticas se estudian en esta exhibición, cuyo recorrido sigue un orden cronológico inverso: comienza en el Atrium del Palazzo con Axial Age, el último gran ciclo del artista, desarrollado entre 2005 y 2007, y continúa presentándonos noventa obras fechadas entre la década de los sesenta y los 2000: trabajos que transitan entre la abstracción y la figuración y el pasado y el presente, porque las referencias a la historia antigua y contemporánea son también constantes en sus trabajos.

Sigmar Polke. Jugendstil, 2005
Sigmar Polke. Jugendstil, 2005

Nacido en Silesia en 1941, Sigmar Polke se formó en la Staatliche Kunstakademie de Düsseldorf. Allí conoció a Gerhard Richter y Konrad Lueg, con quienes fundaría en 1963 el llamado “realismo capitalista”, en alusión irónica al realismo socialista. Dejándose influir por el movimiento Fluxus, elaboraron una respuesta original y lúdica al Pop Art a través de pinturas, artes gráficas, happenings, fotografías e instalaciones.

En sus primeros trabajos representó objetos simbólicos del llamado milagro económico alemán en su versión publicitaria más que real, para ofrecer una visión crítica de la introducción en Europa de los usos y costumbres del capitalismo estadounidense tras la II Guerra Mundial. Se trata fundamentalmente de Rasterbilder (pinturas que parecen grabados): Polke se apropiaba imágenes publicitarias de periódicos y revistas, reproduciéndolas en lienzo, punto por punto pero distorsionándolas hasta generar a partir de ellas modelos abstractos.

Si la pintura es otra forma más de pensamiento, y así la concebía, no puede haber nada claro en ella

En los años siguientes, su interés por el recurso del apropiacionismo le llevó a emplear telas estampadas y a servirse de procesos decorativos industriales para desarrollar pinturas de apariencia ornamental.

Sigmar Polke. Die Trennung des Mondes von den einzelnen Planeten, 2005
Sigmar Polke. Die Trennung des Mondes von den einzelnen Planeten (fragmento), 2005

Los setenta fueron para él una década de experimentación tanto en lo personal como en lo artístico y su obra comenzó a hacerse progresivamente más abstracta. En 1972 participó en la celebrada Documenta 5 de Kassel, considerada uno de los grandes acontecimientos creativos de la segunda mitad del siglo pasado. Tras viajar a Asia y Oceanía a inicios de los ochenta, comenzó a experimentar con pigmentos, compuestos químicos, soportes (vellón, telas, plásticos) y disolventes como un alquimista moderno, superando limitaciones pictóricas tradicionales y aportando a su obra un cariz místico. Llegó a utilizar plata y oro, lacas, nitrato de plata y sustancias tóxicas ya abandonadas como el verde schweinfurt, que contiene arsénico de cobre. También se sirvió de técnicas propias de la fotografía y el arte digital.

Podemos considerarlo un manipulador de imágenes: dio legitimidad a cualquier medio o estilo válido para plantear sus reflexiones, críticas con la realidad política occidental pese a su frecuente carácter caricaturesco; en sus trabajos tienen cabida lo puro y lo irónico, lo popular y lo culto, todo tipo de técnicas y lenguajes.

No hay en sus imágenes objetividad posible, generan confusión, pero esa confusión la entendía Polke como sanadora. Si la pintura es otra forma más de pensamiento, y así la concebía, no puede haber nada claro en ella.

Sus principales retrospectivas en vida las acogieron la Kunsthalle de Tubinga (1976), la Kunsthaus de Zúrich (1984), el Musée d´ Art Moderne de París (1988) y la Bundeskunsthalle de Bonn (1997). Falleció en 2010 en Colonia, tras años viviendo al margen de las veleidades del mercado artístico. Su Museum Ludwig conserva una de las mejores colecciones del artista.

Sigmar Polke. Gugu ung George (fragmento), 1983

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