Lo que Jessica Lange vio

Coincidiendo con la celebración de la Feria Internacional Arts Libris, Arts Santa Mònica. Centre de la creativitat presenta desde el 22 de abril “Unseen”, una muestra comisariada por Anne Morin que reúne 135 fotografías en blanco y negro realizadas por la actriz y fotógrafa Jessica Lange. Se fechan a lo largo de los últimos veinte años y se estructuran en tres series: Things I see, Mexico y Chiapas. Varias de las imágenes que las componen no se habían mostrado hasta ahora al público.

La pasión de Lange por la fotografía fue temprana: en 1967 logró una beca de la Universidad de Minnesota para estudiarla, pero el desarrollo de su vida estudiantil la condujo a España, y más tarde a París, donde antepuso el arte dramático a la cámara (quizá con buen tiento, porque ha obtenido el Óscar como mejor actriz en dos ocasiones, en 1983 y 1995, por Tootsie y Blue Sky respectivamente).

Su vocación inicial, no obstante, no quedó olvidada, y cuando a comienzos de la década de los noventa Sam Shepard le regaló una cámara Leica M6, retomó su actividad fotográfica durante sus viajes por Estados Unidos, Francia, Finlandia e Italia, y sobre todo por México, país que sedujo a Lange “por sus luces y sus grandes noches” y del que plasmó en imágenes su lado más sensible, humano y cotidiano. Yucatán fue su zona preferida. Si os interesa, intentad haceros con el libro Jessica Lange en México (RM Editores, 2010).

La actriz define imágenes como las que podremos ver en Barcelona como “cosas que he visto”; si por algo destaca su vocabulario visual es por su sencillez, encontramos en ellas pequeños “instantes decisivos” sin pretensiones: interiores, rostros evocadores, niños balanceándose en equilibrio…Ella prefiere captar impresiones que retratos estudiados, personajes anónimos antes que celebridades y también paisajes urbanos.

Una versión reducida de “Unseen” compuesta por 78 fotografías pudo verse en 2011 en el Centro Niemeyer de Avilés y más tarde en la Casa de América, el Centro Cultural de Cascais, la Sala San Benito de Valladolid, el Mopa de San Diego, el MAMM de Moscú y el Museu da Imagem e do Som de Sao Paulo. No es la primera gran intérprete que coge la cámara (lo han hecho Dennis Hopper o Viggo Mortensen con no malos resultados) pero el suyo es uno de los casos más conocidos y fructíferos.