El Guggenheim Bilbao, tercera parada de la mayor retrospectiva de Jeff Koons hasta ahora

Constará de un centenar de piezas y podrá visitarse entre junio y septiembre

Jeff Koons

MUSEO GUGGENHEIM BILBAO

Avenida Abandoibarra, 2

Bilbao

Del 9 de junio al 27 de septiembre de 2015

Bilbao,
Jeff Koons. Conejo (Rabbit), 1986
Jeff Koons. Conejo (Rabbit), 1986

El que es, junto a Damien Hirst, uno de los grandes adalides del arte como espectáculo y gran negocio, Jeff Koons, recalará el 9 de junio en el Museo Guggenheim Bilbao de la mano de una antología, compuesta por aproximadamente cien piezas, que ya ha dado mucho que hablar en el Whitney Museum of American Art y en el Centre Pompidou de París.

La exposición de Jeff Koons en el Guggenheim Bilbao, comisariada aquí por Scott  Rothkopf  y  Lucía  Agirre, se estructurará en orden cronológico y repasará las principales series que la estrella Koons ha creado desde los setenta hasta hoy jugando con el lado más lúdico de movimientos como el Surrealismo, el Dadaísmo o el Pop Art.

Odiado y amado, en el fondo, por la misma razón – el carácter abiertamente seductor de su trabajo, fácilmente disfrutable por un público amplio y no especialmente formado – Koons ha profundizado, según sus defensores, en un concepto actualizado de los readymade de Duchamp: en lugar de exponer, de manera directa en los museos, objetos industriales, el americano lleva a cabo reproducciones de esos objetos modificando su escala, sus materiales o sus significados potenciales.

Nada hay de inaccesible en la producción del artista de Pensilvania fructíferamente aliado a lo kitsch. Koons considera el arte una herramienta de cambio social y de superación personal, pero entiende que esas transformaciones que la creación propicia deben partir de la aceptación y el aprecio hacia nuestra historia cultural, y a ella recurre de forma constante para bajarla del pedestal.

No obstante, quizá el mayor nexo del americano con la tradición sea su casi obsesiva preocupación por el acabado formal de sus obras, y para lograrlo utiliza tecnologías muy avanzadas y un acusado despliegue de medios porque Koons es, en cualquier caso, un hombre de contrarios: enlaza lo pasado y lo presente, la tradición y la rabiosa modernidad, lo íntimo y lo público, la austeridad y el lujo extremo, lo sexual y lo púdico e inocente.

Herramientas para la crítica o para la celebración del arte de hoy, sus obras han alcanzado la etiqueta de iconos de la sociedad actual o de símbolos de la cultura popular: sin irnos más lejos, Puppy, su escultura a la entrada del Guggenheim, es ya un emblema de la ciudad de Bilbao.

KOONS EN CINCO PROYECTOS CLAVE

Sus  Hinchables, objetos de vinilo que compró en los bazares de Manhattan, remiten al Surrealismo de Dalí y los readymades en cuanto a la utilización de lo cotidiano como fuente de origen para su trabajo.

Lujo y Degradación muestra cómo la publicidad de bebidas alcohólicas contribuye de forma implícita a eternizar roles sociales. Presentó la obra en 1986 haciendo hincapié en que los anuncios creados para aparecer en barrios humildes contenían mensajes más directos que los mostrados en barrios de clases altas, estos sí, tendentes al inmovilismo social y al mantenimiento de estereotipos.

Jeff Koons. Michael Jackson y Bubbles, 1988. Colección particular
Jeff Koons. Michael Jackson y Bubbles, 1988. Colección particular

Michael Jackson y Bubbles, uno de sus trabajos más celebres y datado en 1988, pertenece a la serie Banalidad, para la que buscó representar temas icónicos de la sociedad contemporánea pero realizando las piezas en talleres europeos especializados en talla religiosa y en estatuillas de porcelana. En la presentación de este trabajo, Koons dio el primer gran campanazo de su carrera comercial: la realizó simultáneamente en Chicago, Nueva York y Colonia.

Todos lo son, pero quizá Made in Heaven sea su trabajo más controvertido. En 1989 el Whitney Museum invitó a Koons a crear una obra para su exposición “Image World”, sobre las relaciones entre medios de comunicación y arte, y él creó para la ocasión un cartel publicitario en el que aparecía junto a Cicciolina, cual Adán y Eva, en poses eróticas. La crítica se le echó encima, pero él respondió continuando la serie utilizando vidrio o mármol y aludiendo a Bernini, Courbet, Houdon o Manet.

Una de sus series más extensas y complejas es Celebración, que partió de su propósito de realizar un calendario de 1994 a partir de imágenes de fiestas y eventos que pudiesen ilustrar los meses. Aquella documentación fotográfica inicial inspiraría después pinturas y esculturas de complicada elaboración inspiradas en objetos o cumpleaños infantiles.

 

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