Ya os hemos adelantado antes que el Whitney se muda. Su anterior sede será ocupada por el Metropolitan, al menos durante ocho años, y para disfrutar de las colecciones y exposiciones del museo de arte americano deberemos acudir, a partir del 1 de mayo, a las proximidades del río Hudson, al Meatpacking District de Nueva York.
El nuevo edificio del Whitney, diseñado por Renzo Piano, cuenta con cerca de 20 500 metros cuadrados, un área de espacios expositivos sin columnas de 1675 metros cuadrados en el quinto piso y terrazas con vistas al High Line. La solidez del exterior contrasta con la ligereza del interior. El coste, eso sí, ha sido elevado: 422 millones de dólares, aunque el museo ha logrado recaudar 760 en una campaña que le asegura además tranquilidad económica de cara a su actividad futura.
Piano asegura que su diseño surge de un estudio detallado de las necesidades del Whitney. Lo primero que nos llama la atención al contemplar el museo, desde su exterior, es su ambiciosa entrada en voladizo, que ha transformado esa área de acceso al centro en un amplio espacio público, de 8.500 metros cuadrados, con carácter de lugar de encuentro, no sólo para el Whitney Museum, sino para el conjunto de la ciudad.
En su interior, además de extensas zonas expositivas (dos de las plantas se dedican a los fondos permanentes del Whitney) los asistentes podrán disfrutar de aulas educativas con acceso a tecnología de última generación, salas destinadas a proyecciones cinematográficas, representaciones teatrales y performances; un teatro con un aforo de 170 personas e impresionantes vistas al río Hudson, un centro de estudio de obras en papel, un laboratorio de conservación y una biblioteca.
Dos son los objetivos fundamentales que ha buscado el Whitney Museum con su mudanza: ganar visitas-el High Line es visitado cada año por aproximadamente cinco millones de turistas, sobre todo internacionales-y ganar espacio, tanto para su rica colección de arte moderno y contemporáneo americano como para sus exhibiciones temporales. Su anterior sede, un histórico edificio de Marcel Breuer en la Madison Avenue, se había quedado pequeño.
La primera muestra que podremos ver en el renovado Whitney precisamente tendrá sus fondos como eje y constará de una selección de 600 obras de 400 artistas representativos del arte en Estados Unidos desde 1900. Muchas de ellas no habían podido verse anteriormente en el edificio Breuer por falta de espacio y no faltan pinturas de Edward Hopper, Jackson Pollock, Mark Rothko, Andy Warhol, Sol LeWitt o Basquiat. Podrá visitarse hasta el 27 de septiembre.
