Escultura barroca, arte social, Polke o el taller de Rubens, en 2024 en el Museo del Prado

Un bodegón de Zurbarán llegado del Norton Simon Museum será obra invitada

Madrid,

Mientras aún podemos visitar en sus salas exhibiciones dedicadas a las traseras de la pintura, a los dibujos preparatorios de grabados en tiempos de Goya y a la representación de judíos y conversos en la España medieval, el Museo del Prado ha anunciado hoy las muestras que nos ofrecerá en 2024, destinadas en la mayoría de los casos a enriquecer los discursos de su colección permanente desde perspectivas nuevas.

Entre las más ambiciosas y amplias se encontrará “Arte y transformaciones sociales en España (1885-1910)”, que será comisariada por Javier Barón, Jefe de Conservación del Área de Pintura del Siglo XIX, podrá visitarse desde mayo y ahondará por primera vez en este género fundamental en la pintura española del siglo XIX, que corrió en paralelo al desarrollo del realismo literario. A través de telas de gran formato de autores como Regoyos, Nonell, Fillol o Picasso podremos rastrear las exigencias, denuncias y concepciones sociales propias de la sociedad española en la transición del siglo XIX al XX, años marcados por la pérdida definitiva de las colonias de Ultramar; tenían aquellas que ver con la represión de las protestas obreras, la situación sanitaria, los abusos a los débiles o los nuevos roles de la mujer. El triunfo del estilo naturalista, en tiempo de irrupción de la fotografía, fue marco estético de la plasmación de asuntos cotidianos que se manejaban con la pretensión de alcanzar una veracidad objetiva.

En nuestro país, a diferencia de otros europeos y sobre todo de Francia, esta orientación artística no se ha estudiado en exposiciones específicas; el carácter novedoso de este proyecto explica su extensión: ocupará al completo el edificio Jerónimos del Museo del Prado (1.400 metros cuadrados), con un total de 300 obras.

Vicente Cutanda. Una huelga de obreros en Vizcaya. Museo Nacional del Prado
Vicente Cutanda. Una huelga de obreros en Vizcaya. Museo Nacional del Prado

La otra exposición temporal de gran formato que el Prado acogerá este año llegará en noviembre y tendrá sello barroco. “Darse la mano. Escultura y color en el Siglo de Oro”, comisariada por Manuel Arias Martínez, Jefe del departamento de Escultura del centro, analizará la búsqueda de realismo patente en el arte del siglo XVII y en lo que tenía que ver con la figura humana.

Además, subrayará su recorrido la integración natural de la pintura en la escultura y el apogeo entonces de esta última en el ámbito hispánico, especialmente como instrumento de persuasión; avanza la pinacoteca que este montaje ofrecerá un elevado contenido escenográfico y que contará con un centenar de piezas, la mitad pinturas y la mitad esculturas, incidiendo en que esa tercera dimensión y el color eran las fórmulas escogidas para que la divinidad fuera más creíble.

Una de las líneas de trabajo del Prado en los últimos años viene recalcando la influencia ejercida por artistas de sus colecciones en el arte del siglo XX; en 2024, y bajo el comisariado de Gloria Moure, se examinará en concreto la huella de Goya en Sigmar Polke, uno de los grandes creadores alemanes de la segunda mitad del siglo pasado. Contará esta muestra con objetos, fotografías, pinturas, filmes y dibujos que relacionarán al español y al germano en temas y estéticas.

Además, el edificio Villanueva, como sede de la colección permanente del Museo, albergará dos exhibiciones temporales dedicadas a Rubens y Zurbarán. Dado que el primero fue el pintor de mayor éxito de Europa durante la primera mitad del siglo XVII, y también uno de los más fecundos -se conservan en torno a 1.500 obras suyas- una muestra explorará el modo en que colaboró con los ayudantes que lo acompañaron en su taller. Se llamará “El taller de Rubens”, estará comisariada por Alejandro Vergara, Jefe de Conservación del Área de Pintura flamenca y escuelas del Norte, y nos trasladará a ese obrador en Amberes planteándolo a la vez como manera de trabajar y como lugar físico.

El montaje incluirá una escenificación de este espacio, formada por caballetes, lienzos, pinturas, pinceles, brochas, paletas, tientos y otros materiales y objetos (algunos del siglo XVII, otras recreaciones modernas), libros, bustos antiguos y otros elementos relativos a los intereses del flamenco. En torno a él veremos pinturas, dibujos y grabados que permitirán explicar las distintas formas de cooperación entre el genio y sus colaboradores.

Pedro Pablo Rubens y taller. Mercurio y Argos. Museo Nacional del Prado
Pedro Pablo Rubens y taller. Mercurio y Argos. Museo Nacional del Prado

En cuanto a Zurbarán, de marzo a junio llegará al Prado desde el Norton Simon Museum californiano su Bodegón con limones, naranjas y una rosa, la única naturaleza muerta firmada y fechada del extremeño, considerada una de las obras fundamentales en el devenir de este género en Europa. Hallada en los veinte, su descubrimiento ofreció bases seguras a la reconstrucción del catálogo del pintor en ese campo, del que fue maestro.

Por último, y desde esa citada voluntad de continuar ofreciendo nuevas lecturas de su colección permanente, el Prado desarrollará el año que viene una segunda parte de su iniciativa “El Prado en femenino”. Quedará a cargo de Noelia García Pérez, profesora titular de Historia del Arte de la Universidad de Murcia, y abarcará una cronología mayor y nuevas protagonistas, en el siglo XVII.

Francisco de Zurbarán. Bodegón con limones, naranjas y una rosa, 1633. Norton Simon Museum
Francisco de Zurbarán. Bodegón con limones, naranjas y una rosa, 1633. Norton Simon Museum
Velázquez. La reina Mariana de Austria. Museo Nacional del Prado
Velázquez. La reina Mariana de Austria. Museo Nacional del Prado

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