Dufy o el hedonismo

El Museo Thyssen-Bornemisza repasa su trayectoria a partir de 93 obras

Madrid,

Optimista, llena de color y también más compleja de lo que solemos pensar. Así es la pintura de Raoul Dufy, artista que se aproximó al Impresionismo, el Fauvismo y el Cubismo manteniendo el hedonismo como sello personal (ya en 1920 críticos e historiadores escribían que su producción parecía nacida del signo del placer). El Museo Thyssen-Bornemisza abre mañana al público su primera gran retrospectiva en España desde 1989, año en que le brindó otra antología la Casa de las Alhajas.

La muestra se compone de 93 piezas cedidas por la National Gallery of Art de Washington, el Musée d´ Art Moderne de la Ville de París, el Art Institute of Chicago, la Tate londinense, el Centre Pompidou o la propia colección privada de la baronesa Thyssen, que ha cedido para la ocasión cuatro trabajos. Se trata en su mayoría de óleos, pero también podrán verse dibujos, grabados y acuarelas, preciosos diseños en tela y cerámicas. En la exhibición se articulan en cuatro secciones: Del Impresionismo al Fauvismo, correspondiente a los primeros pasos del artista; el Periodo constructivo, una etapa de acercamiento al Cubismo bajo la influencia de Cézanne; Decoraciones, que reúne estampaciones de tejidos y cerámicas y La luz de los colores, sobre su fase de madurez, más introspectiva.

Comisariada por Juan Ángel López-Manzanares, la exposición arranca con alegres escenas de mercados y muelles de Normandía, Marsella o Martigues, pero Dufy pronto abandonó esa temática y optó por una paleta cromática más clara y trazos más sueltos a la hora de representar escenas de ocio diurnas.

LA NECESIDAD DE SUPERAR EL IMPRESIONISMO

Sus inicios están inevitablemente ligados al Impresionismo, pero pronto entendió la necesidad de superarlo ante la evidente imposibilidad de captar los cambios lumínicos; como otros artistas herederos del movimiento liderado por Manet, buscó algo más que la pura satisfacción visual. En aquel mismo periodo, en 1905, impactaron al artista las pinturas de Matisse, en sus palabras, “el milagro de la imaginación introducida en el dibujo y el color”. Un año después se apropiaría del lenguaje fauvista a la hora de pintar la playa de Sainte-Adresse o las calles de Le Havre el 14 de julio en lienzos en los que ya no vemos pinceladas vibrantes sino amplias zonas de color más intenso. También abandonó las sombras negras y las sustituyó por tonos malvas y azules; en suma, había dejado de lado la reproducción de lo real en favor de una interpretación lírica.

En el frenesí vanguardista de comienzos del siglo pasado, sólo pasaría otro año más hasta que en 1907 Dufy se dejase impresionar por las obras de Cézanne que antecederían el Cubismo expuestas en el Salón de Otoño y la Galería Bernheim-Jeune de París. La huella del pintor de la montaña Santa Victoria es más que patente en las formas simplificadas y las líneas ortogonales de trabajos como Barcos y barcas, Martigues, de colorido restringido.

Raoul Dufy. La gran bañista, 1914
Raoul Dufy. La gran bañista, 1914

Pero Dufy escaparía del Cubismo para continuar en sus ensayos de un lenguaje propio marcado por sus estudios del color; en este sentido resulta significativa la pieza de mayor formato de la muestra, La gran bañista, de 1914.

Esta retrospectiva del Thyssen nos permitirá contemplar por primera vez, pues nunca antes se habían expuesto, los dibujos preparatorios y grabados que el francés llevó a cabo para ilustrar el Bestiario o Cortejo de Orfeo de Apollinaire, quizá el primer gran ejemplo de libro de artista. Combinó elementos religiosos y paganos y se inspiró en obras medievales y renacentistas a la hora de ilustrar los profundos significados de la obra del poeta.

Aquellos trabajos supusieron para Dufy el punto de partida del diseño de una serie de tejidos por encargo de la empresa Bianchini-Férier, ya entre 1912 y 1928. Ese soporte le proporcionó un excelente campo de experimentación con el color y con la representación de plantas y animales meramente ornamentales, independientes de su anterior estética constructiva. Coincidiendo con aquel interés por los textiles, comenzó a desarrollar igualmente cerámicas, en colaboración con Llorens Artigas, decoradas con conchas, animales o bañistas.

La I Guerra Mundial supuso un punto de inflexión, vital y creativo, para muchos creadores del momento, y también lo fue para Dufy, que tras ella comenzó a visitar frecuentemente el sur de Francia para representar la serena naturaleza de la Provenza en composiciones de marcado equilibrio, formas esculturales y una viva luz mediterránea. Para conseguir sintetizar la plasmación del espectáculo que le brindaba la naturaleza y su propio disfrute del acto de pintar al aire libre, sin dejar por ello de lado la labor reflexiva en su estudio, sometió a sus paisajes a una ordenación en bandas cromáticas en las que luces y sombras se organizaban en base a la luz que emanaba de los propios colores.

Raoul Dufy. Ventana abierta, Niza, 1928
Raoul Dufy. Ventana abierta, Niza, 1928

El color de objetos y figuras ganó independencia respecto a su contorno, en una marcada dualidad entre exterior e interior claramente visible en obras como Ventana abierta, Niza (1928) o la más tardía El estudio del Impasse Guelma (1935-1952).

El tiempo también se hizo un hueco en su obra de madurez: según Dufy, la pintura no debe representar únicamente lo visible, sino también tradiciones, recuerdos o vivencias vinculadas a un lugar, de ahí que en sus representaciones del mundo moderno incluyese alusiones alegóricas, mitológicas…

También en sus últimos años, dedicó series, de tono más intimista, a la música (su consuelo y medio expresivo en años de enfermedad) y a sus estudios de trabajo y dio mayor importancia al negro, con sentido introspectivo y también como color de deslumbramiento, siguiendo la máxima de La Rochefoucauld “al sol y a la muerte no se los puede mirar de frente”.

Apoya la organización de esta muestra la Comunidad de Madrid, que inicia así una etapa de colaboración con el Thyssen en sus muestras temporales.

Si queréis aprender más sobre Dufy, aún podéis apuntaros al curso monográfico que en este museo acompaña la retrospectiva.

 

 

Comentarios