Taeuber-Arp, abstracción y controversia

La Tate Modern acoge su primera retrospectiva británica

Londres,

Cada vez más, Sophie Taeuber-Arp es una figura familiar para un público amplio y especialmente para sus compatriotas actuales; su rostro está presente en los nuevos billetes de cincuenta francos suizos. Con el objetivo de consolidar la difusión de su trabajo, y en colaboración con el MoMA de Nueva York y Kunstmuseum Basel, la Tate Modern de Londres dedica a la artista, desde el pasado 15 de julio, una retrospectiva que consta de 250 obras representativas de la producción interdisciplinar y excepcionalmente diversa de esta pionera de la abstracción, durante décadas olvidada.

Cuando falleció tempranamente en 1943, en un trágico accidente, Taeuber-Arp había trabajado ya con técnicas y materiales muy diversos: textiles, abalorios, en espectáculos teatrales y de danza, disfraces, murales, mobiliario, diseño gráfico, proyectos arquitectónicos, pinturas, esculturas, relieves, dibujos… Dejando a un lado jerarquías y divisiones tradicionales de géneros, consideró el arte como actividad vital y como tal lo ejerció, y esa forma de enfocar la creación es, en buena medida, la razón de la fascinación que continúa inspirando entre los jóvenes autores.

Formada, ampliamente, en artes aplicadas (en St. Gallen y luego en la escuela Debschitz de Múnich, donde se especializó en el tallado de madera y el diseño textil) y conocedora de los círculos de vanguardia forjados en París y Zúrich, asoció la experimentación y las novedades del lenguaje formal de esos grupos a su querencia por la espiritualidad y las aplicó, además, a la esfera cotidiana: a almohadas, manteles, bolsos, muebles e incluso a establecimientos, como el Aubette, un café en Estrasburgo que se considera capilla sixtina de la modernidad. Eran tiempos en que el reinado de la producción industrial en masa derivó en una renovada apreciación de la artesanía y las técnicas manuales, bajo la influencia de los ideales defendidos por el movimiento Arts and Crafts.

Sin embargo, asociamos fundamentalmente a Taeuber-Arp con sus pinturas abstractas basadas en formas geométricas simplificadas que llevó a cabo en la capital francesa, en la década de los treinta: composiciones de colores vivos y de evidente ritmo, nunca estáticas o austeras.

Sophie Taueber-Arp. Bewegtes Kreisbild, 1934. Kunstmuseum Basel- Schenkung Marguerite Arp-Hagenbach
Sophie Taeuber-Arp. Bewegtes Kreisbild, 1934. Kunstmuseum Basel- Schenkung Marguerite Arp-Hagenbach

Articulada cronológicamente, esta exhibición quiere ofrecer un panorama general de la trayectoria de esta artista y de sus variadas fuentes de inspiración, haciendo hincapié en su lúdica facilidad a la hora de franquear las antiguas barreras entre el arte y la vida. En sus años en la neutral Zúrich, entre 1914 y 1926, desarrolló su carrera en los ámbitos de las artes aplicadas, la danza expresiva (en la escuela fundada por Rudolf von Laban) y en el antiburgués dadaísmo, junto a Hans Arp, con quien después contraería matrimonio. Suiza era entonces refugio de muchos miembros de las vanguardias europeas y su trabajo en el Zúrich Trade College, donde enseñó hasta finales de la década de los veinte, les brindó a ambos una economía saneada.

Desde ese último año 26, ya en Estrasburgo y convertida en ciudadana gala, desarrolló propuestas arquitectónicas y comenzó a aproximarse, adentrándonos en los treinta, a los colectivos Cercle et Carré y Abstraction-Création. Mantuvo, asimismo, lazos con Basilea: apoyó de forma destacada una presentación de arte constructivista en Kunsthalle Basel, en 1937 (aquel movimiento, recordamos, sería clave en la posterior evolución de la abstracción) y en el camino se hizo con un nutrido grupo de coleccionistas para su trabajo en esta ciudad (sus descendientes se encuentran entre los prestadores más significativos de esta exhibición, que ya pudo verse allí y en noviembre viajará a Nueva York).

La invasión nazi de Francia en 1940 llevaría a esta creadora, y a Arp, a escapar de París para establecerse en Grasse, donde, viviendo aislados y casi en la pobreza, desarrolló especialmente dibujos. Un visado temporal les permitió regresar a Zúrich, donde la vida de Taeuber terminó abruptamente por una intoxicación con monóxido de carbono causada por una estufa (en casa de Max Bill).

Sophie Taueber-Arp. Composition, 1930. The Museum of Modern Art, New York, The Riklis Collection of McCrory Corporation
Sophie Taeuber-Arp. Composition, 1930. The Museum of Modern Art, New York, The Riklis Collection of McCrory Corporation

La muestra de la Tate se inicia mostrando algunos de los objetos decorativos que diseñaba y vendía en sus inicios (son pocos los que han sobrevivido al tiempo) y también gouaches luminosos y dibujos de colores que avanzan el universo abstracto que desplegaría en adelante. Un tríptico nos sorprende por servirse de la tela que probablemente utilizó en una pantalla plegable con anterioridad; tampoco creía esta autora en la jerarquía de los materiales.

Podemos contemplar asimismo en Londres un juego de marionetas original que creó para una adaptación de la Comedia del Arte; solo tuvo tres representaciones, en 1918, debido a la epidemia de gripe, pero sus títeres cultivaron la imaginación de mentes como la de Karl Lagerfeld, que los eligió para una sesión de fotos en 2015. El lenguaje formal de sus pinturas no resulta tampoco muy distinto al que estaba presente en aquellos trabajos: en unos y otros, sus figuras se componen de formas rigurosamente geométricas y, en relación con aquellas marionetas, Taeuber-Arp desarrolló una serie de cabezas de madera que adquirirían denso significado en el contexto del dadaísmo.

También forman parte de la muestra gouaches que realizó en la preparación de los encargos derivados de su trabajo en Estrasburgo: sus líneas flotantes y gradaciones cromáticas dan fe de la evolución de su vocabulario visual y también de su buen ojo en el tratamiento de los matices de colores y formas. Un motivo recurrente en aquella etapa de su carrera era la figura de brazos doblados: aparece en sus diseños del Hotel Hannong, en los murales de la residencia Heimendinger y en sus vidrieras para el arquitecto André Horn. Algunas fotografías de sus viajes sugieren que Taeuber-Arp encontró inspiración en la vida en su más amplio sentido: en las arcadas de las ciudades italianas, o en las sillas de playa en la isla alemana de Rügen.

Fue a finales de los veinte cuando se le encargaron sus diseños para el citado espacio Aubette, un centro cultural con bar, restaurante, salón de baile, salón de billar y salón de té situado en la Place Kléber de Estrasburgo. Con la colaboración de Arp y de Theo van Doesburg, se convertiría en una suerte de Gesamtkunstwerk.

En la exposición, fotografías históricas de gran formato, numerosos dibujos y vidrieras nos ofrecen una vívida imagen de hasta qué punto logró la aplicación del lenguaje abstracto a un espacio público cuya estética, sin embargo, no logró el entusiasmo de sus usuarios, recelosos a encontrar abstracciones geométricas en su entorno cotidiano. El conjunto se modificó mucho antes de que terminara la década de 1930 y solo se conserva una parte; el local ha sido reconstruido.

La ambición de modernizar todos los ámbitos de la vida unía entonces a diseñadores, artistas y arquitectos de vanguardia; Taeuber-Arp estableció una nutrida red de contactos con todos ellos y también se sumergió en esas disciplinas. La antología da cuenta de su reorganización de espacios funcionales en viviendas y de sus incursiones en el diseño de mobiliario, especialmente en su estudio parisino.

A principios de los treinta, abandonó su puesto de profesora en Suiza para trasladarse allí, a París, ligándose a los mencionados movimientos Cercle et Carré y Abstraction-Création, codeándose con Wassily Kandinsky, Piet Mondrian y Kurt Schwitters; comenzaría a exponer en Francia y en el extranjero, su estilo entonces podría denominarse constructivista y, aunque dominado por la geometría, se aprecia en él una agilidad peculiar y delicada, un juguetón equilibrio de masas. Encontraremos constelaciones circulares, diagonales que se cruzan y arcos que se confrontan con líneas rectas. Desde 1937, además, Taeuber-Arp se labró un nombre como diseñadora gráfica: maquetó, por ejemplo, la revista Plastique / Plastic, concebida para fomentar el intercambio de ideas artísticas a ambos lados del Atlántico.

Ese fue el año, lo decíamos antes, en que asesoró a los comisarios de la Kunsthalle de Basilea Lucas Lichtenhan y Georg Schmidt (que pronto serían elegidos para dirigir el Kunstmuseum) sobre los artistas a incorporar en la exhibición colectiva “Konstruktivisten”, en la que ella misma participó igualmente, siendo esta quizá la más importante muestra de su obra en vida. No faltaron sus relieves de madera pintada, creaciones tridimensionales a medio camino entre la pintura y la escultura.

Dada la represión del arte contemporáneo y abstracto en la vecina Alemania, aquella exhibición suiza fue recibida con toda esperanza (y atrajo hacia Taeuber-Arp a coleccionistas como Maja Sacher-Stehlin, los Müller-Widmann y Marguerite Hagenbach). El drástico cambio en sus circunstancias que supuso su traslado al sur, en la II Guerra Mundial, queda claro en los dibujos con los que concluye la muestra; algunos son coloridos, pero los hay monocromáticos, y en cualquier caso aportan precisión y lucidez.

Sophie Taueber-Arp. Nichtaxiale abstrakte Komposition, 1928. Kunstmuseum Basel- Musée d'Art Moderne et Contemporain de Strasbourg
Sophie Taeuber-Arp. Nichtaxiale abstrakte Komposition, 1928. Kunstmuseum Basel- Musée d’Art Moderne et Contemporain de Strasbourg

 

 

Sophie Taeuber-Arp

TATE MODERN

Bankside SE1 9TG

Londres 

Del 15 de julio al 17 de octubre de 2021

 

 

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