Reinas negras o el principio de Chirino

Su Fundación dedica una muestra a ese ciclo escultórico

Las Palmas de Gran Canaria,

Corrían los inicios de los cuarenta cuando Martín Chirino, por deseo de su padre, trabajó durante unos dos años en los buques del Puerto de la Luz, viajando muy a menudo a Marruecos, Sahara, Mauritania, Senegal o Guinea Ecuatorial para realizar labores de aprovisionamiento. La cuestión es que África no quedó en una anécdota vital: su cultura y estética sí se hizo presente de forma explícita en al menos dos de las series escultóricas del artista canario: Reinas negras, realizada a mediados de la década siguiente, y Afrocán, datada ya a mediados de los setenta.

Al margen de la huella africana, tan habitual en las vanguardias de principios del siglo pasado, en estos ciclos, y sobre todo en el primero, apreciamos la voluntad de Chirino de iniciarse en una abstracción sin concesiones, pero paradójicamente cercana, o incluso inmersa, en la naturaleza, en el marco de las distancias que imponía esta corriente. Podemos considerar Reinas Negras como las primeras esculturas en las que este autor se alejaba de la figuración en un sentido tradicional: se trata de piezas que destacan por la elegancia emanada de su verticalidad, como las obras africanas en las que pudo inspirarse y a las que homenajea desde el mismo título del conjunto; también por haberse elaborado con materiales muy diversos, de la madera al cristal, pasando por el hierro o la piedra roja del Barranco de Balos; su combinación puede sugerirnos tanto fragilidad como una dureza de ecos aborígenes. Hay que recordar que Ángel Ferrant le sugería por entonces valerse de lo cercano: de las maderas del limonero o del pinsapo, la nada noble hojalata o esa piedra volcánica tan cercana.

"Reinas negras". Fundación Martín Chirino, 2021
“Reinas negras”. Fundación Martín Chirino, 2021

Tanto en el uso de esas materias, enraizadas en la tierra y en lo ancestral, como en la propia mirada hacia el sur, se adentraba Chirino en los caminos propicios al extrañamiento que tan fecundos resultados dieron en las trayectorias de sus contemporáneos e inmediatos antecesores y manifestaba, además, un afán panteísta que lo acompañó desde su niñez.

Aquellos trabajos, que entonces interesaron mucho a sus contemporáneos, son objeto ahora de una esperada exposición en la Fundación Martín Chirino de Las Palmas, comisariada por Alfonso de la Torre. Decimos esperada porque es la primera vez que se dedica una muestra, de manera monográfica, a las Reinas, acompañadas de dibujos, y porque el propio artista reconoció que estas fueron “el principio” de su posterior producción en forja, tras sus inicios académicos.

LEVEDAD Y PESO

Se cree que el autor, joven y sólidamente viajado y formado entonces, esculpió siete en su taller de Las Palmas, bajo la influencia asimismo del imaginario insular y del surrealismo. De ellas quedan cuatro; se trata de abstracciones hechas cuerpo, enigmáticas y estáticas, un primer viaje hacia el abandono de las convenciones de su trabajo anterior.

Apenas se ha subrayado, hasta ahora, la relevancia de estas piezas en el panorama creativo de nuestro país entonces, pero el canario sí fue consciente de hasta qué punto plasmó en ellas una manera de mirar que nos habla, más que de una voluntad de acercamiento a las culturas primitivas, de silencio, lazos con el paisaje y de una fuerza comprimida en formas que no requieren datos fisionómicos. En palabras del comisario, en estas obras primeras Chirino certificaba ese ‘anhelo de soledad ejemplar que no sabe a primitivismo’ que escribiera Cirlot, redundando también en un tembloroso hermetismo y ejemplar dominio interior, artista capaz de estar y olvidar, a la par, muchas de las relaciones formales con su tiempo. A quienes escribimos, que esta (apenas) decena de esculturas agrupadas bajo el epígrafe de reinas hayan pasado, (casi) silenciosas por la historia del arte español, también con una cierta mudez en la bibliografía del artista por fin ahora solventada, le confiere una especial querencia para abordar esta reflexión. El maestro Chirino fue consciente en sus últimos tiempos de la capital importancia de este ciclo crecido en soledad-mas-soledad, silencio sobre el silencio. Levedad y peso, árbol o tierra, en las palabras de nuestro escultor, pienso en el silencio y quietud de su querido Brancusi cuando veo algunas de estas obras.

Esta exhibición nace del propósito de articular una enciclopedia, en varios volúmenes, que desgranara al completo su obra y en cuya concepción participó Chirino al final de su vida. Se estableció que el primer tomo estuviera dedicado a las Reinas y este proyecto expositivo nace de la voluntad de expandir el legado que recoge más allá de las páginas.

Para situar la serie en su contexto, podremos contemplar estas obras junto a piezas contemporáneas de autores nacionales e internacionales, como Barbara Hepworth, Paul Klee (su primera muestra española tuvo lugar en Tenerife en 1936) o Picasso; Julio González y Ferrant, que serían, como avanzábamos, maestros de Chirino o Apel·les Fenosa, Plácido Fleitas, Eduardo Gregorio o Manolo Millares, entre otros. La propuesta se completa, para ahondar en la influencia africana en el conjunto, de esculturas procedentes de ese continente, y también de creaciones del cineasta escocés Norman McLaren, cuya producción, marcada por el humor, el pacifismo y el cuidado de la técnica, el artista admiró: sus fotogramas de películas de 35 milímetros los pintaba hasta hacer de ellos pinturas abstractas.

Volviendo al inicio, en la exposición se ha recreado también un sonido que acompañó hondamente al autor de Reinas negras: la ambientación sonora de los astilleros donde trabajó su padre (Blandy Brothers), a base de soldaduras y golpes de hierro.

"Reinas negras". Fundación Martín Chirino, 2021
“Reinas negras”. Fundación Martín Chirino, 2021

 

 

“Reinas negras”

FUNDACIÓN MARTÍN CHIRINO

Castillo de la Luz

c/ Juan Rejón, s/n

Las Palmas de Gran Canaria

Del 18 de junio al 12 de septiembre de 2021

 

 

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