Nunca es suficiente para Miquel Mont

Su producción reciente se expone en la Fundación Suñol

Miquel Mont. Nunca es suficiente

FUNDACIÓ SUÑOL

Passeig de Gràcia, 98

Barcelona

Del 12 de febrero al 25 de abril de 2015

Su obra forma parte de la exposición ¿De qué hablamos cuando hablamos de pintura hoy? en CentroCentro, y también se ha mostrado en Madrid, en la Galería Formato Cómodo, junto a la de Guillermo Mora en “El ojo toca”, recientemente clausurada.

Ahora una selección de la producción de Miquel Mont realizada entre 2007 y 2014 se exhibe en la Fundación Suñol de Barcelona, dentro de una monográfica titulada “Nunca es suficiente” y estructurada en cuatro ámbitos correspondientes a las cuatro series de piezas presentadas: Coopérations (la más reciente, que supone cierto regreso al cuadro tras años volcado en la deconstrucción), Lapsus, relacionada con la arquitectura; Mono-tones y Collages idéologiques.

Miquel Mont. Nunca es suficiente
Miquel Mont. Nunca es suficiente

Mont llevaba una década sin exponer en la que es su ciudad natal, y para esta exhibición ha decidido presentar un conjunto de collages y trabajos abstractos, entre ellos algunas obras nuevas que, según el creador, hablan de deseos y frustraciones-sobre todo en una etapa de crisis económica y de mercantilización del arte- y de la energía inagotable que constituye el motor de cualquier proceso creativo.

El barcelonés, que ya a comienzos de los noventa llamó la atención de Josep Suñol por su investigación analítica de la pintura cuando el mecenas comenzó a fijarse en artistas emergentes que trabajaban al margen de los circuitos oficiales, cree que la abstracción ofrece resultados tan reales como la figuración al proceder directamente del gesto y no requerir la mediación de la interpretación.

Desde sus inicios, este artista, que se estableció en París en 1988, ha indagado en los límites de la pintura desde un enfoque por completo formal, investigando la manera de tratarla. Si en los ochenta y los noventa trabajó este medio desde su densidad, llegando a transformar sus piezas casi en objetos tridimensionales; más adelante, como podemos apreciar en “Nunca es suficiente”, aumentó la superficie de sus obras hasta fundirlas con el espacio.

En Lapsus desvincula, una vez más, pintura y soporte; presentando figuras geométricas de proporciones humanas elaboradas con materiales industriales junto a superficies de iguales medidas pintadas en la pared.

La pintura parece adquirir vida propia, haciéndose independiente de la base que la sustenta y trasladándose de manera directa a los muros de las salas. Los materiales industriales se nos aparecen rudos y depurados, subrayando la economía de medios que caracteriza la obra de Mont, que entiende la pintura como una creación mental y como traslación de la cualidad sensual de lo táctil, una cualidad que puede funcionar por igual en fotografías e incluso en filmes. Además relaciona inevitablemente su expansión actual con la deconstrucción del cuadro, del soporte tradicional, concebido en último término como principio de autoridad del que hay que liberarse, contra el que hay que luchar.

Miquel Mont. Nunca es suficiente
Miquel Mont. Nunca es suficiente

En Coopérations, el gesto del artista cobra protagonismo a través de trazos de pintura, papeles pegados y diversos materiales superpuestos que invitan al espectador a fijar la atención en cada una de las capas del proceso creativo. Su uso del pladur, la madera, el cartón o el metacrilato remite al bricolaje, que el catalán define como “”la actividad manual más democrática de todas”.

Por su parte, en Mono-Tones encontramos, según Mont, formas sin contenido, construcciones que incluyen bastidores metálicos, peanas de madera e imágenes impresas en blanco y negro que ha escogido para que el contenido no fuera lo más relevante.

Sus Collages idéologiques sí están cargados de contenido, pero éste es ambiguo, roza lo ideológico y no deja al público indiferente, convirtiéndose en un elemento imprescindible de estos trabajos, compuestos por imágenes tomadas de la prensa-que le obsesionan-, composiciones gráficas y textos.

En todos los casos, las obras de Mont activan y transforman el espacio expositivo: al instalarse en el suelo o contra la pared, invaden la arquitectura y conversan con ella. El montaje es para el artista un camino más para generar significados.

Junto con Ángela de la Cruz, él es el único artista español incluido en el volumen Vitamin P, de Phaidon, sobre las grandes figuras de la pintura hoy.

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