Goncharova o donde confluyen tradición y rayos

La Tate Modern presenta su primera retrospectiva en Reino Unido

Londres,

En Madrid hemos tenido ocasión, hace muy poquito, de contemplar su obra reunida junto a la de otras artistas de la abstracción en el Museo Thyssen-Bornemisza, en el marco de la muestra “PIONERAS. Mujeres de la vanguardia rusa”. Pero este verano, si queremos conocer mejor a Natalia Goncharova, tenemos que viajar a Londres: hasta el 8 de septiembre, la Tate Modern le dedica una antología centrada en sus desafíos a las convenciones sociales, artísticas y de género, una muestra que ensalza a esta autora como figura precursora y radical.

Como la de la mayoría de sus compañeras de generación y de origen, su obra no se desarrolló en una única disciplina: abordó el body art futurista, creó aclamadas escenografías y diseños de vestuario y sobre todo rastreó, con el fin de trascenderlas, las principales corrientes artísticas de los inicios del siglo pasado.

Natalia Goncharova. Gardening, 1908. Tate
Natalia Goncharova. Peasants Picking Apples, 1911. Tretyakov Gallery, Moscú

Nacida en 1881 en Tula (compartía generación con Picasso), se inspiró en la cultura tradicional y las costumbres de la Rusia Central durante toda su carrera, pero se abrió a la influencia de la vanguardia: a sus 32 años, era ya una figura líder del arte contemporáneo ruso, presentó monográfica en Moscú y, al llegar a París en 1914 por invitación de Diaghilev, fue muy alabada por su colaboración en diseños y vestuarios con los Ballets que aquel dirigía.

Había comenzado sus estudios en la Escuela de Pintura, Escultura y Arquitectura de la capital rusa, donde conoció a Lariónov, que fue su compañero personal y artístico. Pudo adentrarse en el postimpresionismo francés de la mano de la muestra “Vellocino de Oro” (1908), que supondría una gran repercusión en sus posteriores pinturas ligadas a asuntos rurales rusos y, dos años más tarde, colaboraría Goncharova en la fundación de la Sota de Diamantes, corriente derivada de las interpretaciones rusas de Cézanne, Matisse o el expresionismo, pero la abandonaría junto a Lariónov para crear El Rabo de burro.

Su producción de entonces continuaba relacionándose de forma directa con los iconos y el arte popular ruso, pero la impronta de cubismo y futurismo se abría camino. Desde ese momento evolucionaría hacia el rayonismo, movimiento basado en las teorías científicas de la luz que hacía del lienzo un espacio para la reflexión sobre la refracción de los rayos. Obras representativas de esa etapa serían sus vistas de bosques de 1913.

Natalia Goncharova. Cyclist, 1913. State Russian Museum
Natalia Goncharova. Cyclist, 1913. State Russian Museum

En la Tate Modern veremos pinturas tempranas como Peasants Gathering Apples (1911), que fue propiedad de la familia Morozov, grandes coleccionistas de arte a principios del siglo pasado; la monumental obra The Harvest, del mismo año, estructurada en siete pinturas llegadas de cuatro fondos internacionales, y también sus desnudos, cuya primera exhibición pública llevó a la artista a juicio por su obscenidad.

Natalia Goncharova. The Phoenix (Políptico The Harvest), 1911. Treatyakov Gallery, Moscú
Natalia Goncharova. The Phoenix (Políptico The Harvest), 1911. Treatyakov Gallery, Moscú
Natalia Goncharova. Bathers (panel izquierdo), 1922. Tretyakov Gallery, Moscú
Natalia Goncharova. Bathers (panel izquierdo), 1922. Tretyakov Gallery, Moscú

Una de las secciones de la retrospectiva se dedica a la pintura religiosa de Goncharova e incluye The Evangelists (1911), cuatro paneles que cosecharon muy buenas críticas en Londres en 1912 pero levantaron ampollas dos años después en San Petersburgo, donde fueron retirados por las autoridades de la exposición donde se mostraban al público.

Y otra de las salas se centra en sus incursiones en el diseño de moda y sus colaboraciones con Nadezhda Lamanova, costurera de la corte imperial; su trabajo en el diseño de interiores queda, por su parte, representado en la pantalla decorativa Spring (1928), un encargo del Arts Club de Chicago y hasta ahora nunca prestada, o en Bathers (1922), monumental tríptico que puede verse por primera vez en Gran Bretaña.

Para dar fe de las experimentaciones de Goncharova en relación con cubofuturismo, abstracción y rayonismo (ella misma fundó, junto a Larionov, esta última corriente), se han reunido tres piezas que tampoco hasta ahora habíamos podido contemplar unidas: Linen, que pertenece a la propia colección de la Tate; Loom + Woman (The Weaver), llegada del Museo Nacional de Gales y The Forest, que procede de la Scottish National Gallery of Modern Art. Todas las creó Goncharova en 1913, en un mismo estudio.

La exhibición se cierra con una sala dedicada a sus colaboraciones con los Ballets Rusos, el proyecto por el que quizá fue más conocida en la primera mitad del siglo XX. Fue responsable de los radicales vestuarios de Le Coq d’or y Les Noces, piezas ambas representadas en la capital británica en los veinte y los treinta. En ambos casos, innovó Goncharova presentando ropas actuales en contextos históricos.

Habrá itinerancia: desde septiembre esta exhibición podrá visitarse en el Palazzo Strozzi de Florencia y, a partir de febrero de 2020, en el Ateneum Art Museum de Helsinki.

Natalia Goncharova. Gardening, 1908. Tate
Natalia Goncharova. Gardening, 1908. Tate

 

 

Natalia Goncharova

TATE MODERN

Bankside SE1 9TG

Londres

Del 6 de junio al 8 de septiembre de 2019

 

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