Maestras: reivindicación y genealogía

El Museo Thyssen examina complicidades entre mujeres artistas

Madrid,

En el marco de un proceso de redefinición feminista de sus exposiciones y actividades en el que el Museo Thyssen-Bornemisza se ha embarcado en los últimos años, con proyectos como el programa de performances Visión y presencia o la iniciativa Kora, por la que este centro acogió anualmente exhibiciones planteadas con perspectiva de género, hasta el próximo febrero podemos visitar allí, bajo el comisariado de Rocío de la Villa, “Maestras”, exposición que reúne un centenar de trabajos de autoras que, en la mayoría de los casos, adquirieron reconocimiento en su tiempo para quedar después relegadas en los manuales de Historia del Arte y ser recientemente recuperadas para la historiografía y los fondos de los grandes museos, en los últimos años o décadas.

Contemplaremos pinturas, esculturas, obras sobre papel y textiles fechados en un arco cronológico muy amplio, entre los siglos XVI y XX, y estructurados en ocho sesiones que hacen hincapié en el tránsito de las mujeres (artistas o no) hacia su emancipación y en las redes que permitieron a estas creadoras, con la complicidad de mecenas y galeristas, crear condiciones favorables para el desarrollo de su actividad, en lo social, cultural y teórico. Por eso, el recorrido no es estrictamente cronológico, sino que atiende a géneros y temas comunes entre las representadas y, en una versión reducida, sabemos ya que viajará al Arp Museum Bahnhof Rolandseck de Remagen, en Alemania, tras su presentación madrileña.

Maestras. Museo Nacional Thyssen-Bornemisza
Maestras. Museo Nacional Thyssen-Bornemisza

El primer capítulo de la exposición remite al debate cultural y literario sostenido en diversos países europeos entre el siglo XIV y el XVIII (la querelle des femmes o la causa delle donne) en torno a la capacidad intelectual de las mujeres y su derecho a acceder a la educación frente a las políticas convencionales que lo negaban. Contemplaremos trabajos de artistas activas en el norte de Italia a fines del XVI y principios del XVII que pudieron beneficiarse de su participación en botteghe (talleres-tienda) familiares y también de un clima favorable para ellas en los Estados Pontificios; varias de estas representaciones se dedican a heroínas antiguas o figuras bíblicas femeninas que, en algunos casos, salían victoriosas por sus virtudes o ante agravios no infrecuentes en el momento en que se llevaron al lienzo: nos referimos a los ejemplos de Judit frente a Holofernes (en Lavinia Fontana y Artemisia Gentileschi), Susana y los viejos (Gentileschi) o Porcia, última heroína de la República romana, que se hiere en el muslo para poner a prueba su resistencia en una composición de Elisabetta Sirani.

Elisabetta Sirani. Porcia hiriéndose en el muslo, 1664 Elisabetta Sirani Porcia hiriéndose en el muslo, 1664. Colezzioni d'Arte e di Storia della Fondazione Cassa di Risparmio in Bologna, Bolonia
Elisabetta Sirani. Porcia hiriéndose en el muslo, 1664. Colezzioni d’Arte e di Storia della Fondazione Cassa di Risparmio in Bologna, Bolonia
Artemisia Gentileschi. Judit y su criada, 1618-1619. Galleria degli Uffizi, Florencia
Artemisia Gentileschi. Judit y su criada, 1618-1619. Galleria degli Uffizi, Florencia

Profundiza a continuación “Maestras” en el rol de las pintoras en el surgimiento y consolidación del género de la naturaleza muerta, subrayando la posible existencia de una tradición de mujeres artistas en torno al subgénero del bodegón con insectos; a ella pertenecería la alemana Maria Sibylla Merian, también científica. Comparte sala con Fede Galizia, Giovanna Garzoni, Clara Peeters, Louise Moillon o Mary Beale, quienes alcanzaron el virtuosismo al aunar una aguda capacidad de observación y de realización formal con sus conocimientos científicos.

Merece la pena detenerse a conciencia ante los bodegones de Peeters, ya examinados en el Prado: se trata de auténticos festines visuales que informan, y muy a fondo, de la cultura material y culinaria del momento.

Fede Galizia. Frutero de cristal con melocotones, membrillos y jazmín, siglo XVII. Pinacoteca Ala Ponzone-Museo Civico, Cremona
Fede Galizia. Frutero de cristal con melocotones, membrillos y jazmín, siglo XVII. Pinacoteca Ala Ponzone-Museo Civico, Cremona

La Ilustración centra una tercera sección de esta exhibición, por la participación en ella de las salonnières, que además de ser anfitrionas de interesantes reuniones culturales, se convirtieron muchas veces en mecenas. María Antonieta y las Mesdames propiciaron el reconocimiento, también académico, del arte de mujeres que, en aquel momento, cultivaron especialmente el retrato pictórico o escultórico o las escenas cotidianas, pintura de género en la que, con cierta perspectiva teatral, mostraban una diversidad de roles femeninos, lejos de encorsetamientos pasados. Fue el caso de Angelica Kauffmann, Adélaïde Labille-Guiard, Louise-Élisabeth Vigée-Le Brun o Victoria Martín Barhié, y la positiva fama que llegaron a adquirir tendría que ver con la expulsión de las académicas francesas desde 1804; entonces quedaron, también, otros derechos en el camino, incluído el de la ciudadanía.

Junto al citado estilo costumbrista, otro que alcanzó gran popularidad en el siglo XIX, sobre todo en la segunda mitad, fue el orientalista, derivado de un interés creciente entre artistas y escritores por tierras exóticas y lejanas; también por las zonas rurales. En el caso de las creadoras con esas inquietudes, atisbaremos ciertas distancias respecto a la mirada masculina conocida: una atención hacia las mujeres no occidentales, y hacia el conjunto de los temas y sujetos captados, que tenían poco que ver con el voyeurismo y las visiones estrictamente coloniales. En este apartado el Thyssen ha reunido a figuras españolas, estadounidenses y francesas, entre ellas Rosa Bonheur, interesada por el pintoresquismo que entonces ofrecía la cultura española (un retrato suyo ejecutado por su hermano es actualmente obra invitada en el Museo del Romanticismo); Henriette Browne, que trabajó en países musulmanes; Mary Cassatt, que al inicio de su trayectoria viajó a Sevilla; o las españolas Alejandrina Gessler de Lacroix, María Blanchard y Elena Brockmann de Llanos.

Henriette Browne. Una labradora norteafricana, 1867. John H. Josephson & Carolina F. Zapf
Henriette Browne. Una labradora norteafricana, 1867. John H. Josephson & Carolina F. Zapf

Los empleos y las tareas de cuidado asociadas a las mujeres centran temáticamente una quinta sección de la exhibición, que recuerda cómo, dada su exclusión de las academias oficiales a fines del siglo XIX, muchas autoras se formaron en escuelas privadas segregadas por sexos y crearon, en algunas ocasiones, asociaciones específicamente femeninas; la Exposición Colombina Mundial de Chicago, en 1893, contó con un Pabellón de la Mujer. Veremos representaciones, tanto realistas como románticas e idealizadas, de mujeres inmersas en distintos oficios y profesiones entre las últimas décadas del siglo XIX y las primeras del XX; no aparecen aisladas y ensimismadas en su labor, sino comúnmente interactuando con el resto de sus compañeras de empleo, en obras que hacen hincapié en su compañerismo. Destacan, en este sentido, Las amas de casa (1905) de Lluïsa Vidal, La zapatería (hacia 1911) de Elizabeth Sparhawk-Jones, Las lavanderas (1882) de Marie-Louise Petiet o El cerezo (1891) de Berthe Morisot.

Elizabeth Sparhawk-Jones. La zapatería, hacia 1911. The Art Institute of Chicago, The William Owen Goodman and Erna Sawyer Goodman Collection
Elizabeth Sparhawk-Jones. La zapatería, hacia 1911. The Art Institute of Chicago, The William Owen Goodman and Erna Sawyer Goodman Collection

La maternidad, como uno de los asuntos más presentes en todas las etapas de la Historia del Arte (y entre autores hombres y mujeres) , no podía faltar en esta muestra, que subraya que no fue hasta las postrimerías del siglo XIX cuando las artistas desplegaron específicamente en sus lienzos vivencias y emociones ligadas a la propia experiencia de sus representadas, lejos de idealizaciones asociadas a la mitología del ángel del hogar. Mary Cassatt le dedicó numerosas piezas; aquí se reúne con Elena Luksch-Makowsky, Paula Modersohn-Becker, Suzanne Valadon y Tamara de Lempicka; también con Käthe Kollwitz y Emy Roeder, de estas últimas contemplaremos esculturas.

Un nuevo capítulo sobre amistades y complicidades femeninas, en instantes de ocio o de trabajo y dando forma a una iconografía inédita hasta fines del XIX (con obras de Morisot, Marie Bracquemond, Lola Anglada y Cecilia Beaux), y representaciones de mujeres en el ejercicio de su autonomía a cargo de creadoras a menudo ligadas a las vanguardias (Camille Claudel, Jacqueline Marval, Helene Funke, Natalia Goncharova, Frida Kahlo, Ángeles Santos o Maruja Mallo) cierran una exposición que probablemente se revele muy significativa en el futuro a la hora de establecer genealogías y redes de intereses.

Berthe Morisot. Las hermanas, 1869. National Gallery of Art, Washington, donación de Mrs. Charles S. Carstairs
Berthe Morisot. Las hermanas, 1869. National Gallery of Art, Washington, donación de Mrs. Charles S. Carstairs
Natalia Goncharova. Las porteadoras, 1911. Centre Pompidou, París. Musée national d’art moderne/Centre de création industrielle, donación del Estado Soviético en 1988. © Centre Pompidou, MNAM-CCI, Dist.RMN-Grand Palais/Hélène Mauri © VEGAP, Madrid, 2023
Natalia Goncharova. Las porteadoras, 1911. Centre Pompidou, París. Musée national d’art moderne/Centre de création industrielle, donación del Estado Soviético en 1988. © Centre Pompidou, MNAM-CCI, Dist.RMN-Grand Palais/Hélène Mauri © VEGAP, Madrid, 2023

 

“Maestras”

MUSEO NACIONAL THYSSEN-BORNEMISZA

Paseo del Prado, 8

Madrid

Del 31 de octubre de 2023 al 4 de febrero de 2024

 

 

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