Josef Sudek, el mundo en su ventana

El Jeu de Paume dedica al checo una retrospectiva

París,
Josef Sudek. Rue de Prague, 1924
Josef Sudek. Rue de Prague, 1924
Josef Sudek. Prague pendant la nuit, 1950
Josef Sudek. Prague pendant la nuit, 1950

No podemos entender a Josef Sudek sin Praga, como cualquier acercamiento a la Praga de la primera mitad del s XX  quedaría muy incompleto sin la fotografía de Sudek.

El Jeu de Paume de París nos ofrece, hasta el 25 de septiembre, “Le monde à ma fenêtre”, su mayor retrospectiva hasta la fecha, compuesta por una selección de 130 imágenes fechadas entre 1920 y 1976 que examinan el modo en que Sudek exploró en su trabajo su entorno inmediato, la intimidad que le ofrecía su taller o el jardín que veía desde su ventana o las propias calles de Praga y también su periferia, porque al fotógrafo le encantaba emprender excursiones por sus alrededores retratando con sensibilidad y aguda inteligencia la potencia de la luz, y también de la oscuridad, a la hora de determinar enfoques radicalmente originales de la arquitectura de la capital checa y de los suburbios y la naturaleza que la rodeaban. El resultado son imágenes inquietantes, muy expresivas y de atmósferas evocadoras, que describen a la vez que invitan a la reflexión y –hay quien dice- llegan a dotar de alma a los objetos inanimados, de ahí que se haya bautizado a este creador como el poeta de Praga.

Además de rastrear sus primeros pasos en la fotografía, en los que se dedicó sobre todo a fotografiar paisajes y retratos de sus compañeros de la prisión de Invalidovna en la Gran Guerra, la muestra del Jeu de Paume, organizada en colaboración con el Institut Canadien de la photographie, presta especial atención a la etapa que Sudek inició en los años cuarenta por su creciente voluntad de perfección técnica, y ello pese a haber perdido su brazo derecho durante la I Guerra Mundial. Cuidó al máximo la calidad artesanal de sus copias de obra, trabajó las impresiones en papeles de tonalidades y texturas variadas y, en su afán por experimentar para lograr la mayor expresividad posible, llegó a emplear la anticuada impresión al carbón.

Josef Sudek. Dimanche après-midi à l’île Kolín, hacia 1922-1926
Josef Sudek. Dimanche après-midi à l’île Kolín, hacia 1922-1926

Fuente para él de fascinación inagotable, y también germen de una de sus series más célebres, fue la ventana de su estudio, que podríamos comparar a la que numerosos pintores llevaron con frecuencia a sus lienzos. Las vistas desde ella le proporcionaron visiones de gran ternura y belleza, sobre todo cuando una rama presionaba el cristal o las nubes impedían divisar con claridad los alrededores, sumergidos en atractivas nebulosas. Sudek era un romántico, y Praga, de su mano, también.

Como tantos artistas marcados vivamente por la experiencia de la guerra, a Sudek le interesaron especialmente los aspectos más oscuros y atormentados de la existencia humana, sensaciones negras o ambivalentes que le inspiraron tanto obras profundamente melancólicas como otras más dinámicas, aunque no hubiera modelo. A través de los cristales de su citada ventana-ojo, Sudek nos enseñó una Praga sumida en la ocupación durante la Segunda Guerra Mundial; la imagen transmite una desesperación indescriptible.

Josef Sudek. La Fenêtre de mon atelier, hacia 1940–1954
Josef Sudek. La Fenêtre de mon atelier, hacia 1940–1954

 

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