Lo conocemos sobre todo como arquitecto, pero fue también diseñador, director de arte, escritor, poeta y crítico: un artista versátil cuya trayectoria atravesó gran parte del siglo pasado e influyó profundamente en el gusto de su tiempo. Cuarenta años después de la muerte de Gio Ponti, el MAXXI romano le rinde homenaje a través de la retrospectiva “Loving Architecture”, que examina todas las facetas de su carrera y hace hincapié en su talento a la hora de sintetizar tradición y modernidad, inspiración en la historia y búsqueda de progreso, refinamiento y funcionalidad.
El título de la muestra, como muchos conocedores de Ponti sabréis, procede de su libro más conocido, Amate l’architettura (Elogio de la arquitectura), y su planteamiento es obra de Maristella Casciato, comisaria senior del Getty Institute; Fulvio Irace, historiador y crítico de arquitectura; Salvatore Licitra, director de los archivos de Gio Ponti y Francesca Zanella, presidenta del CSAC, Centro de estudios y archivo de comunicación de la Universidad de Parma, donde se conserva la mayor parte de la documentación relativa a este autor.
Ponti diseñó edificios privados y encargos públicos, sedes empresariales y lugares de estudio; también objetos de uso cotidiano, mobiliario de oficina, interiores de museos… y sus parámetros creativos nunca tuvieron que ver con dogmas ni ideologías, sino con el diálogo fecundo entre el clasicismo y la modernidad, la naturaleza y el medio urbano: se esforzó por hace posible aunar la vocación social de sus trabajos y su belleza sin peros.
La antología del MAXXI es fruto de investigaciones extensas sobre su figura y tiene como fin actualizar nuestra comprensión de su legado, apuntando a cuestiones clave que nunca dejó de abordar en su larga carrera y a su extraordinaria capacidad presagiando conceptos y modelos que desarrollarían arquitectos posteriores, como su aspiración hacia la verticalidad y la ligereza a través de la desmaterialización de las fachadas, su proyección de una ciudad verde en la que la naturaleza pudiera volver a tener cabida o de espacios domésticos flexibles capaces de adaptarse a las demandas de los usuarios.
En el recorrido de la exhibición veremos, además de materiales de archivo, modelos originales, fotografías, libros, revistas y sus diseños clásicos, estrechamente vinculados a sus proyectos arquitectónicos. Las piezas se estructuran en ocho secciones coincidentes con otros tantos conceptos fundamentales enunciados por el propio Ponti y conforme a un diseño expositivo envolvente, tan buscado por el italiano en sus edificios: fluido, dinámico y también vivo en colorido. En el vestíbulo del MAXXI, los visitantes son recibidos por una poderosa instalación que evoca el skyline de una imaginaria ciudad pontiana y, ya en el tercer piso, la reproducción de un fantástico suelo de linóleo en una rampa los traslada hacia la recreación del edificio más conocido de este artista, la Torre Pirelli milanesa. También podremos contemplar fotografías de Thomas Demand dedicadas a su obra arquitectónica (y guardadas por el Archivo CSAC).
Un apartado fundamental de la muestra hace hincapié en la importancia dada por Ponti a la vivienda como espacio central de sus investigaciones y como primer escenario de la vida moderna; encontraremos sus diseños para la Casa Adatta expuestos en 1970 en Eurodomus y sobre todo imágenes y documentación relativos a su proyecto más personal, donde volcó con menos interferencias su pensamiento: su propio apartamento en Via Dezza, también en Milán. Asimismo, subraya el MAXXI su acercamiento al clasicismo en la década de los treinta, cuando sus encargos le llevaron a desarrollar proyectos de repercusión urbanística como la Scuola di Matematica romana (1934) o el primero de sus dos edificios Montecatini de Milán (1936 y 1951) y también su búsqueda de una relación osmótica entre arquitectura y paisaje, sobre todo en los trabajos que desarrolló en la costa mediterránea, como la Villa Marchesano de Bordighera (1938) y el Hotel Parco dei Principi de Sorrento (1959).
La sección Arquitectura de la superficie, por su parte, da cuenta de algunos de sus edificios más conocidos, máxima expresión de una filosofía basada en la atención hacia las superficies más que a los volúmenes, siendo las fachadas planos bidimensionales aptos para ser perforados y plegados: lo vemos en la Villa Planchart de Caracas o el Instituto Italiano de Cultura de Estocolmo. Su querencia por las formas cerradas y finitas, por una arquitectura facetada y cristalina, la apreciaremos además en su Museo de Arte de Denver o en su intervención en la iglesia de San Carlos Borromeo de Milán y de su atención a la ligereza y a la pérdida de gravedad de la verticalidad dan fe el Grande magazzino de Bijenkorf, en Eindhoven, o sus edificios ministeriales en Islamabad.
En cuanto a su faceta como diseñador de objetos, podremos contemplar en el MAXXI sus cubiertos para Christofle, su cerámica para Marazzi, sus accesorios de baño para Ideal Standard, la silla Superleggera para Cassina e incluso un modelo de carrocería para un automóvil.
La exposición finaliza examinando el mismo escenario evocador con el que se abrió, la ciudad pontiana, compuesta por rascacielos livianos que dejan espacio para áreas verdes, y mostrando los encargos desarrollados por siete fotógrafos que han captado en sus imágenes todas las caras de la arquitectura de Ponti: se trata de Delfino Sisto Legnani, Allegra Martin, Giovanni Chiaramonte, Allegra Martin, Filippo Romano, Giovanna Silva Il Liviano, Michele Nastasi, Stefano Graziani y Paolo Rosselli.
“Gio Ponti. Amare l´ archittetura”
MAXXI. MUSEO NAZIONALI DELLE ARTI DEL XXI SECOLO
Via Guido Reni 4A
Roma
Del 27 de noviembre de 2019 al 13 de abril de 2020
