El Museo del Prado anunció ayer su programa de muestras para el año que acabamos de estrenar; en los próximos meses dedicará exposiciones monográficas a tres artistas muy significativos de su colección: El Greco, Veronés y Anton Rafael Mengs y esas exhibiciones se completarán con la presentación de “Tan lejos, tan cerca. Guadalupe de México en España”, un montaje que estudiará la influencia de la Virgen de Guadalupe en el arte a ambos lados del océano, y de otra muestra sobre el escultor contemporáneo Juan Muñoz, que se fijó a fondo en Velázquez y Goya.
La primera propuesta en inaugurarse, el 18 de febrero, será “El Greco. Santo Domingo el Antiguo”, con Leticia Ruiz como comisaria. Reunirá, por primera vez desde su dispersión en 1830, la mayoría de las obras que el cretense llevó a cabo entre 1577 y 1579 para aquel monasterio toledano, en el que era su principal encargo hasta entonces. Incluyó una estructura retablística para el altar mayor y para dos retablos laterales, cuyos lienzos se encuentran hoy dispersos; gracias a un acuerdo con el Art Institute de Chicago, la Asunción de la Virgen volverá al Prado tras más de un siglo y se exhibirá junto a piezas conservadas en la colección del centro y otras del retablo lateral custodiadas por la propia iglesia y en distintos fondos.
Desde el 27 de mayo podremos visitar “Paolo Veronese (1528-1588)”, comisariada por Miguel Falomir y Enrico Maria dal Pozzolo, profesor de la Università degli Studi di Verona. Esta antología supondrá la culminación del proceso de estudio y reevaluación de la colección de pintura veneciana del Renacimiento del Prado, una de las más significativas del mundo, tras las anteriores exposiciones “Los Bassano en la España del Siglo de Oro” (2001), “Tiziano” (2003), “Tintoretto” (2007) y “Lorenzo Lotto. Retratos” (2018). Hay que tener en cuenta, además, la elevada influencia del artista en España y en el Siglo de Oro, cuando fue muy valorado por monarcas y coleccionistas.
Atenderá el recorrido a su proceso creativo y su dirección de taller, a su capacidad como capobottega, superando incluso a maestros coetáneos como Tiziano o Tintoretto, y a su habilidad para representar las aspiraciones de las élites venecianas.
En verano se presentará en el Prado “Tan lejos, tan cerca. Guadalupe de México en España”, que tendrá como comisarios a Jaime Cuadriello, profesor de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México e investigador del Instituto de Investigaciones Estéticas de México, y a Paula Mues, profesora de la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía del Instituto Nacional de Antropología e Historia de ese país.
Estudiará cómo la imagen de esta Virgen se expandió masivamente desde Nueva España entre 1650 y 1790, convirtiéndose en un símbolo religioso fundamental en España, Italia, Filipinas e Hispanoamérica. Se consideraba una imagen milagrosa y fue la más reproducida y copiada por autores novohispanos, asociada a la idea de un “icono revelado”. Se analizará, igualmente, su circulación en nuestro país, el impulso del culto en la Edad Moderna, los vínculos entre la Virgen de Guadalupe de Extremadura y la mexicana y el rol de los artistas en su difusión.
Ya en noviembre, Juan Muñoz llegará a varios espacios del Museo de la mano de Vicente Todolí. Este escultor dialogó continuamente con la historia del arte y tuvo entre sus referencias el Renacimiento y el Barroco. El Prado fue, por eso, una de sus principales fuentes de inspiración, desde Parmigianino a Goya, y se fijó sobre todo en la teatralidad, el ilusionismo y la arquitectura como recursos expresivos. Durante su estancia en Roma, absorbió las enseñanzas de Borromini, Bernini y Piranesi, pero su relación con Velázquez y Goya sería esencial: tanto en sus obras protagonizadas por figuras con enanismo y en su interés por capturar en el tiempo instantes fugaces, con ecos del sevillano; como en su tratamiento de la delgada línea entre el humor y la violencia, en alusión al aragonés.
En el mismo mes inaugurará el Prado “Anton Raphael Mengs. El más grande pintor del siglo XVIII”, a cargo de Andrés Úbeda y Javier Jordán de Urríes, conservador de Patrimonio Nacional. Será la mayor muestra del artista neoclásico hasta ahora y constará de 150 obras, entre acuarelas, pasteles, dibujos, óleos, el fresco Júpiter y Ganimedes, llegado de Roma, esculturas, medallas y manuscritos. Se plantearán sus lazos con Rafael, Correggio y Pompeo Batoni.
Además, la pinacoteca pondrá en marcha la tercera edición del itinerario “El Prado en femenino“, que prestará atención al legado de las promotoras artísticas que en el siglo XVIII desempeñaron un rol crucial en la formación de las colecciones del Prado, sobresaliendo Isabel de Farnesio; y la escultura continuará ganando presencia en la exposición permanente, con la exhibición de nuevas adquisiciones de escultura policromada y la reubicación de piezas neoclásicas en el Claustro de los Jerónimos.
Por otro lado, la tercera edición de la Residencia internacional de escritores “Escribir el Prado“, una iniciativa conjunta con la Fundación Loewe y Granta en español, invitará a la británica Helen Oyeyemi, reconocida por su prosa lírica de enfoque experimental, y a Mathias Énard, autor francés ganador del Premio Goncourt por Brújula; y la Conferencia Pérez-Llorca y la Cátedra del Prado correrán a cargo, respectivamente, de Robert Lane Fox, historiador, académico y escritor británico especializado en la historia de la antigüedad clásica, y de Astrid Schmidt-Bukhardt, historiadora del arte y académica alemana que ha investigado los diagramas genealógicos y su relación con la historia del arte.
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