Cristina Iglesias, laberíntica y sensorial

Cristina Iglesias. Corredor suspendido III, 2006. Colección particular

El Museo Reina Sofía presenta la mayor retrospectiva de la escultora hasta la fecha

Del 5 de febrero al 13 de mayo de 2013, en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. MNCARS

Comisaria: Lynne Cooke

Hierro, bronce, cemento, hormigón, cristal y agua, sombras, claroscuros, juegos de profundidad y textos escondidos conforman la materia prima de la producción de la escultora vasca Cristina Iglesias y de “Metonimia”, antología que se compone de medio centenar de piezas fechadas entre los ochenta y la actualidad. El título de la muestra hace referencia a que las obras expuestas representan una parte (amplia) pero no el todo de la trayectoria de Iglesias: esta retrospectiva ha tenido que dejar de lado, por razones obvias, los trabajos públicos de la artista, aunque éstos podremos recordarlos a través de documentación presente en el Reina Sofía.

Cristina Iglesias. Habitación con alabastro, 1993. Colección particular

Sin articularse cronológicamente, “Metonimia” busca poner de relieve los rasgos fundamentales de la producción de la artista donostiarra, los necesarios para entender la evolución orgánica de su lenguaje, de su concepción del espacio y de su práctica escultórica. Según Lynne Cooke, esa evolución y su proyección internacional han venido marcadas por dos momentos fundamentales: el primero coincide con la muestra colectiva “The Sublime Void”, que tuvo lugar en 1993 en Amberes y que nos hizo ver que la obra de Iglesias no se desarrollaba de forma aislada ni independiente en el contexto europeo, sino que se integraba en un ambiente estético asentado del que también formaban parte Kounellis o Gerhard Richter; el segundo Cooke lo fecha en el mismo año, en el que Iglesias representó a España, junto a Tàpies, en nuestro pabellón de la Bienal de Venecia. Algunas de las obras que entonces viajaron a Italia podrán verse desde mañana en el Reina Sofía.

Antes de introducirse en “Metonimia”, el espectador habrá de dejar fuera su habitual costumbre de mirar las obras desde fuera: el recorrido por la obra de Cristina Iglesias que plantea la muestra nos invita a deambular por los caminos y pasadizos que conforman los trabajos de la artista, viendo así amplificados sus efectos lumínicos, sus claroscuros y las sombras que parecen duplicar algunas piezas.

Entre las primeras que veremos figura una de las más espectaculares: Techo suspendido inclinado (1997), que transforma por completo el espacio de la sala donde se ubica. Le siguen las célebres celosías que presentan influencias de las tallas propias de la arquitectura árabe y que filtran la luz ambiental mediando entre el espacio interior y el exterior. Sobre ellas, si nos fijamos atentamente, podremos leer inscripciones de fragmentos de Las mil y una noches también proyectados por sus sombras.

Cristina Iglesias. Impressions d´ Afrique II, 2002. Colección particular

Estas celosías conectan con tres corredores suspendidos, que a su vez incorporan fragmentos de obras de Ballard, y preceden a Vers la terre, obra fechada en 2011 en la que Cristina Iglesias empleó el paso del tiempo y el agua como elementos escultóricos, pues la presencia de la primera, fluida y transparente, impide que la pieza permanezca estática, desorienta la percepción y la conecta con los Pozos de granito, inéditos en España, en cuyo interior descubrimos hojas, barro y raíces que transforman el sonido del caudal del agua y que a su vez enlazan con ciertos motivos vegetales presentes en obras de las salas de exposición, como Habitación vegetal II o Habitación de eucalipto.

Cristina Iglesias. Pozo III (Variación II), 2011. Cortesía de Marian Goodman Gallery

En “Metonimia” podremos contemplar también varias esculturas tempranas de Iglesias, de tamaño más reducido y elaboradas en cristal, lápiz, alabastro, tapiz, aluminio, hormigón o aluminio; serigrafías en cobre y seda que representan modelos en miniatura de sus trabajos escultóricos, films que recogen algunas de sus intervenciones en espacios públicos y dos maquetas de su futuro proyecto en la torre de aguas y la plaza del Ayuntamiento de Toledo.

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