Tàpies al habla

El Matadero de Toulouse presenta la mayor retrospectiva del artista desde su muerte

Toulouse,

A comienzos de este año la Fundació Antoni Tàpies de Barcelona y el Matadero de Toulouse (les Abbatoirs) comenzaron a trabajar juntos en proyectos de intercambio de sus colecciones y uno de los primeros frutos de esta colaboración es “Tàpies: Parla, habló”, la retrospectiva más extensa dedicada al artista desde su muerte en 2012.

Se exhiben en les Abattoirs, en cuyos fondos se encuentran ocho obras de Tàpies, dibujos surrealistas de la década de los cuarenta y grandes murales de finales de los noventa, entre una selección de cincuenta piezas que se exponen atendiendo a criterios temáticos en siete capítulos, relativos a obras o grupos de trabajos concretos: Terre d’illusion, Histoire naturelle, Complémentaire, Combinaisons, Envers, Dépose y Quotidien.

Antoni Tàpies. Parla, parla
Antoni Tàpies. Parla, parla

Este proyecto coincide con la presentación, hasta el 22 de mayo en la Fundació Tàpies, de la exposición “Documents d’acció. Obres de les col·leccions Denney i Cordier (1947-1965)”, con unas sesenta obras informalistas de les Abbatoirs a cargo de Karel Appel, Jacques (James) Brown, Alberto Burri, Christo Coetzee, Jean Dubuffet, Claire Falkenstein, Lucio Fontana, Sam Francis, Hans Hartung, Akira Kanayama, Masatoshi Masanobu, Georges Mathieu, Matta (Matta Echaurren Roberto Antonio Sebastián), Henri Michaux, JeanPaul Riopelle, Shozo Shimamoto, Kazuo Shiraga, Yasuo Sumi, Atsuko Tanaka, Antoni Tàpies, Sofus Teshigahara, Chiyu Uemae y Toshio Yoshida.

La muestra de Toulouse se inicia con la presentación al completo de la serie Historia natural (1951) y finaliza con Parla, parla, una de sus obras maestras.

Podemos decir que Tàpies creaba contraimágenes a la inquietud y la euforía por la alta tecnología

TÀPIES TELÚRICO

Las emociones que penetran en las obras de Tàpies, de gran inteligencia organizativa, tienden a tener una naturaleza tranquila y meditativa, y no el carácter volcánico de la abstracción gestual.

Ordena sus planos en forma de paisajes expansivos, a menudo vacíos, y de formas simples en estructura ordenada. Tras dejarse influir por Picasso, Miró, Klee y los surrealistas, diseñó paisajes pictóricos cuya tensión formal procedía del contraste entre los espacios vacíos y silenciosos y los dotados de forma, entre positivo y negativo, entre protuberancias y depresiones, azar y orden.

Antoni Tàpies. Pantalons sobre bastidor, 1971
Antoni Tàpies. Pantalons sobre bastidor, 1971

Algunas de sus pinturas sugieren paredes desmoronándose, con inscripciones enigmáticas que recuerdan a pictogramas asirios o egipcios; otras muestran paisajes primigenios, cráteres, dunas de arena… No se trata de paisajes metafísicos, sino telúricos, totalmente terrenales, que señalan hacia un pasado lejano.

Utiliza tonos oscuros o pardos de modo que sus obras parezcan a menudo monócromas, pero fijándonos bien las atraviesa una sutil gama de colores. Poseen una extraña serenidad y sugieren una reacción positiva a los enigmas atemporales del universo.

Podemos decir que Tàpies creaba contraimágenes a la inquietud y la euforía por la alta tecnología que padecemos y al acecho de la nada. Como Fautrier y Dubuffet en una época temprana, empleó yeso, cemento, arena o arcilla y, aunque no incorporó figuras humanas, sí introdujo su presencia latente a través de trazos manuales, escritos o impresos, sobre las superficies.

Su producción influyó en el purismo del minimalismo, en el enfoque sobre los materiales del arte povera y en el process art.

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