El Greco: su mano en Toledo, su cabeza en el Museo del Prado

La pinacoteca madrileña abre una muestra dedicada a la biblioteca del pintor

La Biblioteca del Greco

MUSEO NACIONAL DEL PRADO

Pº del Prado, s/n

Madrid

Artista: Greco, El (Domenicos Theotocopoulos)
Madrid,

Con el fin de acercarnos a la personalidad misteriosa y cosmopolita de El Greco y de alejar tópicos en torno a su figura, el Museo del Prado abre hoy una muestra dedicada a la biblioteca del pintor cretense que puede entenderse como una buena introducción a la completa exposición sobre el conjunto de su producción que ya puede disfrutarse en el Museo de Santa Cruz de Toledo.

La exhibición nos permitirá entrar en el taller del genio, contemplar su letra firme o vacilante y conocer sus lecturas; ha sido comisariada por Javier Docampo y José Riello y se ha organizado a partir de dos inventarios realizados por el hijo del artista que actualmente forman parte del Archivo Histórico de Toledo. Gracias a estos documentos, sabemos que El Greco no sólo atesoró libros sobre arte y arquitectura, también volúmenes alusivos a retórica, filosofía, historia o matemáticas, piezas que dan fe de su altura intelectual y prueban que, además de lector y escritor, podemos considerar al griego como un pintor filósofo. Muchos de ellos están escritos en griego, su lengua familiar, pero también incorporó a su biblioteca libros en italiano, lengua de cultura; algunos en castellano (escasos, porque habló nuestro idioma con dificultad) y uno sólo en latín, de ahí que no podamos hablar de El Greco como un artista humanista sino como un pintor con intereses muy variados.

El Greco. Rodrigo de la Fuente (?), hacia 1582-1585. Museo Nacional del Prado
El Greco. Rodrigo de la Fuente (?), hacia 1582-1585. Museo Nacional del Prado

La Biblioteca Nacional ha prestado para la ocasión quince impresos del s XVI, entre ellos el del Tratado de Vitruvio, pieza estrella de la colección de la BNE que sólo sale de ella en ocasiones especiales y que es también una de las obras fundamentales del proyecto expositivo del Prado junto a una edición de las Vidas de Vasari.

Cuando murió en Toledo el 7 de abril de 1614, El Greco poseía 130 libros. La muestra del centro madrileño resalta su diversidad a través de cinco secciones: la primera desvela la ascendencia que la cultura griega tuvo sobre el pintor, siempre orgulloso de sus orígenes. Manejó obras clásicas de Homero, Demóstenes, Apiano Alejandrino o Jenofonte y otras dedicadas a Alejandro Magno, ejemplo clásico de mecenas de las artes por su protección de Apeles, de quien El Greco, como otros artistas del periodo renacentista, pudo considerarse una moderna encarnación. Esta sección también destaca la ausencia de libros de Platón y la presencia, por contraste, de otros de Aristóteles en su biblioteca. De sus textos pudo surgir la noción de pintura especulativa de El Greco.

Una segunda sección revisa la transformación fundamental que sufrió su obra tras su estancia en Venecia, Roma y otras ciudades italianas. A través del contacto con otros artistas y hombres de letras, él asimiló la práctica y la teoría artísticas dominantes y comenzó a considerar la pintura como un discurso autónomo que trascendía la representación moralizante de temas inspirados en la mitología, la historia y la historia sagrada.

El tercer capítulo de la exposición se centra en la concepción de la pintura de El Greco como ciencia especular e intelectual, como vía para imitar lo visible y lo imposible.

Aunque El Greco defendió la hegemonía de la pintura respecto a la escultura y la arquitectura, en su época se consideraba a esta última como la más destacada entre las artes por su asociación tradicional a las artes liberales y porque su conocimiento era indispensable para llegar a ser un hombre universal. Seguramente con esa pretensión, El Greco diseñó la arquitectura de algunos de los retablos en que se instalaron sus pinturas y escribió un tratado arquitectónico actualmente desaparecido. Así se explica la presencia en su biblioteca de varios ejemplares del tratado de Vitruvio y de los que escribieron Serlio, Vignola o Palladio. En la muestra podremos ver una reproducción digitalizada del Vitruvio.

El Greco sólo atesoró un tratado de pintura, pero cuatro de perspectiva, y su concepción de ésta fue muy peculiar: no la relacionaba con espacio y geometría sino con una toma de postura del pintor que condicionaba al espectador.

La última sección de la exposición muestra cómo, aunque la pintura religiosa representa buena parte de su producción, El Greco no dedicó reflexiones escritas a ella y apenas tuvo once libros relacionados con la religión (algunos de padres de la Iglesia griega como Justino o Basilio). Hay que diferenciar sus querencias religiosas, de las que tenemos pocos datos confirmados, de su actitud ante este tipo de pintura: necesitó conocer el Concilio de Trento y la doctrina cristiana para que sus trabajos se adecuasen a lo encargado por sus comitentes.

Asimismo, debemos subrayar que las bibliotecas de la época de El Greco combinaban libros y estampas y el pintor llegó a tener hasta 200. El Prado nos ofrece una reconstrucción hipotética de algunas de ellas, basándose en sus pinturas, para hacer referencia, también, a sus fuentes visuales.

Entre las pinturas que incluye “La biblioteca del Greco” encontramos El Soplón y la Fábula que retomó su tema, tomado de la Historia Natural de Plinio. La segunda procede de los fondos del propio Prado y probablemente se realizó durante la permanencia del pintor en el círculo del cardenal Alejandro Farnese. Esta pieza ha dado lugar a muchas interpretaciones, quizá sea la más viable la que postula que se trata de una vuelta de tuerca sobre la imitación consciente y la inconsciente de la realidad, encarnadas respectivamente por el pintor y por el mono.

Información relacionada:

El Greco imprescindible, en Toledo

Casi seis millones de dólares por La Anunciación de El Greco

Vostell y El Greco, mano a mano en el Museo Sefardí

Un año para El Greco

El Museo Thyssen presenta el estudio técnico de cuatro obras de El Greco

El Ministerio de Cultura estudia la ampliación del Museo del Greco

El Greco: poesía visual

Comentarios