Sorolla y América, una historia de coleccionismo

MAPFRE muestra buena parte de la obra americana del pintor

Sorolla y Estados Unidos

FUNDACIÓN MAPFRE – Sala Recoletos

Paseo de Recoletos 23

Madrid

Artista: Sorolla, Joaquín

VISITA EL MINISITE DE LA EXPOSICIÓN

Madrid,

Tras el gran éxito de público que hace cuatro años cosecharon en su muestra itinerante por varias ciudades españolas los catorce paneles que Joaquín Sorolla pintó para decorar la biblioteca de la Hispanic Society de Nueva York, la Fundación MAPFRE expone desde el 26 de septiembre en sus salas de Recoletos una selección de piezas que el pintor valenciano llevó a cabo durante sus estancias en Estados Unidos, obras que, en su mayor parte, se expusieron en aquel país entre 1909 y 1911 y que fueron coleccionadas por importantes figuras de la sociedad estadounidense del momento, como Archer M. Huntington, la familia Morgan, William Howard Taft o Louis Comfort Tiffany.

Entre las obras expuestas, prestadas por centros privados y públicos y coleccionistas particulares, se encuentran dibujos y gouaches no presentadas hasta ahora en ninguna exhibición.

SOROLLA, PINTOR INTERNACIONAL

Desde sus inicios, Sorolla quiso proyectarse como pintor internacional. Antes de su primer viaje a Estados Unidos, coleccionistas de este país ya contaban entre sus fondos con algunas de sus pinturas, adquiridas en Europa. Fue precisamente en América donde Sorolla obtuvo su primer reconocimiento importante fuera de España: la medalla de honor en la World´s Columbian Exposition de Chicago por ¡¡Otra Margarita!! (1893). Una década después llegó a Nueva York el lienzo ¡Triste herencia!, Grand Prix de la Exposición Universal de París en 1900 que fue donado a la Iglesia neoyorquina de la Ascensión. Ambos trabajos abordan una tendencia entonces de moda: el realismo social, y en lo estilístico combinan influencias de Velázquez y de los pintores nórdicos.

El mayor coleccionista de obras de Sorolla dentro y fuera de Estados Unidos fue Archer Milton Huntington, fundador de la Hispanic Society que propuso al artista español organizar una retrospectiva de su producción en esta institución. Aquella antología fue visitada en 1909 por cerca de 160.000 personas y más tarde, en una versión menos extensa, recalaría en la Buffalo Fine Arts Academy y la Copley Society de Boston. Gracias a él, conoció Sorolla a Thomas Fortune Ryan, su segundo gran mecenas americano, que le encargó su retrato y que con posterioridad atesoró más de una veintena de pinturas del valenciano, dedicadas sobre todo a jardines andaluces y a la imagen típica de España en el exterior.

A petición suya, Sorolla llevó a cabo Cristóbal Colón saliendo del puerto de Palos y nuevo estudios al óleo caracterizadas por sus cuidadosas gradaciones lumínicas que después Ryan cedería a la Hispanic Society.

Joaquín Sorolla y Bastida. Corriendo por la playa, 1908

RETRATOS, RINCONES Y PLAYAS

Fueron un total de 54 los retratos de personajes de la alta sociedad estadounidense los que llegó a realizar el pintor, entre ellos el del entonces presidente William Howard Taft. Aunque la mayoría de ellos se ciñen al gusto decorativo habitual en la época y demandado por sus clientes, Sorolla incorporó a ellos un especial refinamiento a la hora de captar la psicología de sus modelos: lo vemos en sus retratos de Juliana Armour Ferguson o Mrs. William h. Gratwick. Con el tiempo, su obra ganó en libertad compositiva: en la muestra llamarán vuestra atención las virtuosas transparencias presentes en la pintura de Mary Lillian Duke y las infinitas tonalidades del jardín de rododendros que rodea a Louis Comfort Tiffany.

Precisamente sus vistas y jardines fueron otro de los géneros pictóricos que mayor prestigio dio a Sorolla en Estados Unidos en una época, la de las tres primeras décadas del siglo pasado, en la que España estaba de moda en ese país. El valenciano llegó a identificarse, en su trayectoria artística, con un mar que cambia de manera constante. A través de sus representaciones de silenciosos rincones del Alcázar de Sevilla o la Alhambra de Granada y también en su moderno enfoque de la solemne arquitectura castellana de Segovia y Toledo, nuestro artista llevó a América una visión de España moderna en aquel tiempo y alejada de tópicos costumbristas.

Triunfaron igualmente entre el público americano sus conocidísimas escenas de mar y playa en las que dio cuenta de las investigaciones cromáticas y lumÍnicas que había desarrollado en Javea en 1905. A El bote blanco, Niñas tomando el baño o sus vistas de Biarritz y Zarautz, se suma en la exposición de la Fundación MAPFRE Corriendo por la playa, que se presentó en Nueva York en 1909, y cuatro grandes estudios preparatorios localizados en el Brooklyn Museum de Nueva York mientras se organizaba esta muestra, cuya preparación ha llevado tres años.

Con anterioridad, esta exposición, comisariada por Blanca Pons Sorolla, bisnieta del pintor, ha podido verse en el Meadows Museum y en el San Diego Museum of Art, con gran éxito del público dado que la última monografía de Sorolla en Estados Unidos tuvo lugar en 1989. Según Mark A. Roglán, director del centro de Dallas, la recuperación de la figura del valenciano en América se ha desarrollado en paralelo a la de John Singer Sargent, ambos ya objeto de exhibiciones conjuntas.

Si podéis, haceos con el catálogo de la muestra: su apéndice incorpora todas las obras que Sorolla vendió en Estados Unidos, en muchos casos, con imágenes.

Joaquín Sorolla y Bastida. Louis Comfort Tiffany, 1911

 

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