Kandinsky, el color y la catarsis

Llega al Frist Center de Nashville la retrospectiva del pintor que organizó el Pompidou en 2009

Nashville,

Una selección de un centenar de obras realizadas por Kandinsky entre 1907 y 1942, representativas de todas sus etapas creativas (en París, Múnich, Moscú, Weimar, Dessau y Berlín) y procedentes de instituciones públicas y colecciones privadas de todo el mundo, componen “Kandinsky”, gran retrospectiva que el Centre Pompidou presentó en 2009 y que hasta el 4 de enero podemos ver en el Frist Center de Nashville. Es la primera dedicada al artista moscovita en los últimos veinticinco años.

Las piezas expuestas, todas ellas de gran formato, se disponen en orden cronológico y se completan con un conjunto de acuarelas y manuscritos del periodo ruso de Kandinsky (1914-1917) que se han incorporado recientemente a los fondos que el Pompidou posee de este pintor, al que dedicó también una muestra antológica en 1984. Destacan además préstamos del Milwaukee Art Museum y del Guggenheim neoyorquino.

La muestra se abre con obras fechadas en torno a 1900: paisajes, trabajos figurativos y otros inspirados en cuentos populares que creó en Múnich bajo la influencia del Art Nouveau, el Impresionismo, el Simbolismo y el Postimpresionismo y que serían su piedra de toque para ampliar sus investigaciones hacia la utilización del color como medio para plasmar en el lienzo experiencias propias y espirituales.

FORMAS Y TONOS CAPACES DE EXPRESAR EMOCIONES

Nacionalizado francés en 1939, Kandinsky estudió Derecho, Economía y Política en la Universidad de Moscú pero su fuerte vocación artística le llevó a dedicarse a la pintura muy tempranamente. Formado en la Academia de Munich junto al secesionista Franz von Stuck, fundó en 1901 Phalanx, asociación de creadores independientes. Posteriormente viajaría por Túnez, Italia, Francia y Holanda, países estos últimos en los que mostró su obra con frecuencia, en una fase de su trayectoria en la que pesaban especialmente en su producción la influencia del Art Nouveau, del folclore popular ruso que conoció en su infancia y del vivaz colorido fauvista. Representativa de esta etapa es la obra que inicia la exposición, La vie mélangée, que Kandinsky pintó en Sèvres y mostró en el Salón de Otoño de 1907. A partir de 1908, el artista alternaría sus estancias en Munich y Murnau y se convertiría en figura central, junto a Macke, Jawlensky y Marc, del grupo “Neue Küstlervereinigung”, que daría lugar en 1911 a la formación del movimiento expresionista encarnado por Der Blaue Reiter. De dicha etapa se muestran en Nashville un buen número de sus conocidas Improvisaciones, en las que avanza lentamente hacia la abstracción independizando el protagonismo del color respecto al objeto y dejándose influir por procedimientos propios de la composición de obras musicales. Convencido de que la creación artística se relaciona más estrechamente con lo espiritual que con lo material, intentó entonces Kandinsky que formas y tonalidades lograsen expresar por sí mismas emociones. Lo vemos en piezas como Traits Nors (1913) o Fugue (1914).

No pintó demasiados lienzos en este momento, pero sí produjo numerosas acuarelas y dibujos que fluctúan entre lo figurativo y lo abstracto y que se alejan cada vez más de una gestualidad emocional para centrarse en el empleo de motivos geométricos más mesurados.

Tras el estallido de la I Guerra Mundial, volvió a Rusia, donde se dedicó a la enseñanza y a la dirección cultural de diversos museos estatales, pero ante la creciente radicalización del régimen soviético decidió regresar a Alemania en 1921 e integrarse en la Escuela Bauhaus. En aquel periodo residió en Weimar, Dessau y Berlín y emprendió el camino de la abstracción geométrica, imprimiendo mayor racionalidad a sus trabajos, en la línea de Malevich, pero sin prescindir de su característico dinamismo. Tras el cierre de la Bauhaus en 1933, Kandinsky se trasladó a París para empaparse intensamente de la actividad cultural de la capital francesa. Sin perder el cuidado minucioso de las composiciones que marcó su trayectoria, introdujo en sus pinturas rasgos biomórficos y una mayor flexibilidad (Courbe dominante, 1936).

Su última acuarela la terminó en 1944 y poco después murió en París a los 78 años de edad.

 

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