Raúl Díaz Reyes y la libertad de las formas

Presenta su primera exposición en la Galería Raquel Arnaud

São Paulo,

A principios de este año pasaba por nuestra sección de Fichados Raúl Díaz Reyes, artista madrileño que incorpora a sus proyectos, en técnicas diversas, relatos y un amplio elenco de referencias musicales, literarias o cinematográficas abordadas desde la nostalgia o el humor. Apelando a lo que a la mayoría de los espectadores nos es cercano, su imaginario visual conecta con situaciones reales y, sobre todo, con el arte y las historias nacidos en los intersticios, al margen de las corrientes dominantes.

Si nos adentramos en su producción hasta ahora, trazaremos un cosmos personal de intereses que se relacionan entre sí y se expanden en tramas nunca ordenadas y siempre en constante evolución: veremos dibujos y pinturas donde habitan seres irreales y piezas híbridas en las que se conjuga la memoria y lo fantástico o se abren caminos de unión entre lo plástico y lo arquitectónico. En su conjunto, los trabajos de este autor responden a modos muy contemporáneos de aproximarnos precisamente a lo actual: a entornos urbanos dinámicos y en transformación continua en los que casi nada permanece y teóricamente todas las opciones quedan abiertas.

Raúl Díaz Reyes. "Vocabulary for settling vertigos" en el Gabinete Raquel Arnaud
Raúl Díaz Reyes. “Vocabulary for settling vertigos” en la Galería Raquel Arnaud
Raúl Díaz Reyes. "Vocabulary for settling vertigos" en el Gabinete Raquel Arnaud
Raúl Díaz Reyes. “Vocabulary for settling vertigos” en la Galería Raquel Arnaud

Cuando lo fichamos ya nos avanzó el artista que en torno al verano presentaría muestra en la Galería Raquel Arnaud de São Paulo y de ella queremos hablaros hoy: hasta el 17 de agosto puede visitarse en esa sala “Vocabulary for settling vertigos”. Díaz Reyes ha dispuesto en sus cuatro paredes un alfabeto de colores y formas compuesto por elementos bidimensionales de metacrilato y pequeño formato. La mayoría de las piezas son geométricas y proceden del trabajo con formas puras, de la configuración de nuevas composiciones a partir de la adición o la sustracción, y otras resultan más expresivas, gestuales, pero en su conjunto remiten a dibujos fácilmente identificables por el público, a los logotipos e iconos que forman parte de su día a día y del lenguaje publicitario.

Junto a estas obras aparecen sus aparentes matrices, de las que aquellas se habrían desprendido alcanzando una libertad aún precaria: planchas de metacrilato recortadas, enmarcadas y sostenidas por estructuras de hierro pintado que a más de uno le recordarán a las reglas huecas empleadas para hacer dibujos sencillos o a las utilizadas por los arquitectos en sus esbozos técnicos. Pero la primera impresión nos engaña en parte: las figuras autónomas no encajan en los diseños de esas supuestas matrices, una desconexión que apunta a que los trabajos que encontramos en las paredes no se originaron por procedimientos manuales sino industriales.

Se cortaron con láser, sus materiales transmiten frialdad y sus bordes son afilados, por más que las superficies parezcan delicadas. En conjunto, remiten a las experimentaciones de las vanguardias históricas con la geometría y las líneas constructivistas y después con el arte concreto y sus abstracciones, en colores planos, independientes de referencias reales. Sobre esos muros blancos, parecen adherirse a la arquitectura de la galería generando un ritmo de contemplación y paradas y juegos de equilibrio propiciados por su asociación libre y no por ninguna regla fija.

Dan lugar a un movimiento propio, a una partitura o coreografía espacial ajena a más leyes que las propias. En el texto que acompaña la exposición, Isabella Lenzi recuerda que, en 1965, el monje y poeta visual Dom Sylvester Houédard habló de casi-pinturas, casi-palabras e incluso de casi-letras para referirse a los artefactos que excedían las categorizaciones habituales, a los espacios donde texto e imagen confluyen libremente dialogando. En ese terreno transitarían estas obras de Díaz Reyes en las que, como en el resto de su producción, podemos evocar otras alusiones nunca explícitas: a los diseños de Saul Bass, a los créditos de Vértigo o a la coreografía geométrica del Ballet Triádico de Oskar Schlemmer; también a la iconografía de Rubem Valentim y, sobre todo, al Ballet Neoconcreto de Lygia Pape.

Raúl Díaz Reyes. "Vocabulary for settling vertigos" en el Gabinete Raquel Arnaud
Raúl Díaz Reyes. “Vocabulary for settling vertigos” en la Galería Raquel Arnaud

 

 

Raúl Díaz Reyes. “Vocabulary for settling vértigos”

GALERÍA RAQUEL ARNAUD

Rua Fidalga, 125

Vila Madalena, São Paulo 

Del 15 de junio al 17 de agosto de 2019

 

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