Uno de los artistas de nuestro país cuya obra desmiente, con mayor contundencia, que la pintura haya perdido vigencia como escenario de debates artísticos contemporáneos es Nico Munuera, creador de una obra coherente, madura y basada en el color. En su despliegue, hasta cierto punto libre pero estudiado, viene trabajando desde que decidió dejar a un lado obras pulcrísimas basadas en monocromías blancas. Esa pureza que tenía el no color como eje dio paso a otras igualmente luminosas en las que daba protagonismo a la combinación calculada de azules minerales, rojos vibrantes, verdes agua o verdes tierra, tonos pardos y naranjas vitales: sus pigmentos corren fluidamente en sus telas hasta donde él decide que se conviertan en frontera desvaída, porque las pinceladas no parecen visibles, pero están.
Una de sus referencias confesadas es la técnica pictórica japonesa del boneless, que propone no demarcar las masas de color mediante perfiles definidos con claridad. Por eso los límites de esas masas cromáticas están en las telas y los dibujos, pero se nos proponen abiertos y relativos. Lo que estas pinturas tienen de paisaje es precisamente lo que no tienen de rígido en los contornos, y este no es un asunto menor sino fundamental en la producción de Munuera, muy interesado por los límites del medio y por hacer que estos trabajos sean naturaleza en sí mismos, no que la representen.
El artista murciano presenta hasta enero, en la Galería 6 del IVAM, el proyecto específico “Praecisio”: obras recientes, como siempre de gran formato, que enlazan con las pasadas por su tendencia a las gradaciones suaves y por abordar, precisamente, la cuestión de los límites de la pintura en lo que concierne a nuestra percepción. Su punto de partida es ahora cartográfico: una línea trazada sobre el mapa parece marcar, lo hace en nuestra mente, una división estricta, pero sobre el terreno esas mismas divisiones resultan más escurridizas.
El nombre dado a esta muestra significa en latín corte o concisión, y Munuera ha decidido asociarlo a los ejercicios mentales abstractos por los que concebimos algo como distinto a otro, a nuestra labor interna y nuestro afán de buscar la diferencia y plasmarla en representaciones de fronteras sobre papel. Partiendo de esa tendencia a asociar lo fragmentado y cartográfico a lo preciso y racional, a lo no discutible, él nos presenta pinturas donde los cortes son matizados, discutibles y subrayan las relaciones, más que las distancias, entre unas y otras zonas de la composición, entre las demarcaciones plásticas que tienen su origen en el proceso de pintar. Esos márgenes suponen también una llamada de atención para que el espectador se fije en lo no evidente, porque no establecen distancias entre lo anterior y lo siguiente pero sí hablan de reflexiones y espacios en blanco vitales en el procedimiento de trabajo.
También estudia Munuera cómo las representaciones gráficas del territorio tienen como paso previo a su elaboración el acto de observar y cómo casi cualquier observación del paisaje es necesariamente difusa: desde el trazo discontinuo que las olas causan en la costa (al mar le dedica un vídeo) hasta la separación poco abrupta, y menos aún según pasa el tiempo, entre el campo y la ciudad.
“Praecisio” forma parte de una línea expositiva del IVAM enfocada en la presentación de obras site specific por parte de artistas vinculados a la ciudad de Valencia. En sus pasillos exponen instalaciones concebidas para este espacio Sergio Barrera, Nelo Vinuesa, Inma Femenía y Ana Esteve Llorens.
“Praecisio. Nico Munuera”
INSTITUTO VALENCIANO DE ARTE MODERNO. IVAM
c/ Guillem de Castro, 118
Valencia
Del 19 de octubre de 2017 al 14 de enero de 2018
