Natividad Bermejo y Ana Prada, presentar y representar

La Galería Estrany de la Mota confronta su obra reciente

Barcelona,
Ana Prada. Curly Bit, 2014
Ana Prada. Curly Bit, 2014

Los términos que traducimos como imagen en francés, inglés, portugués, italiano, y desde luego en español y en catalán, proceden del vocablo en latín imago y aluden a la idea de representación. Hay investigadores que lo relacionan con la raíz indoeuropea aim-, que indica copiar, y que forma parte de palabras como imitar o emular. Si estuvieran acertados, podríamos entender entonces imagen como sinónimo de émulo o de imitación (de sombra platónica), más que de cosa en sí. En otras lenguas no es tanto así, aunque dependa de interpretaciones: el vocablo alemán correspondiente a imagen es bild, que también alude a construcción o formación.

Valga esta introducción etimológica para acercarnos a la obra de Ana Prada y Natividad Bermejo, artistas ambas nacidas en los sesenta que han trabajado a partir del cuestionamiento de las esencias de la imagen artística y de los dispositivos de representación recurriendo a fuentes tomadas de la cultura popular, aunque lo hayan hecho desde perspectivas diferentes.

Esas semejanzas y esas diferencias podremos comprobarlas en la muestra que ambas presentan, hasta el 4 de mayo, en la Galería barcelonesa Estrany de la Mota, titulada precisamente “Imago” — “Bild”. Bermejo, autora fundamentalmente de esculturas, instalaciones y fotografías, exhibe en esta ocasión sobre todo dibujos descriptivos y realistas en los que confiere monumentalidad a los objetos que representa. Mima detalles y texturas y trabaja desde el concepto clásico de mímesis, atendiendo a esa citada concepción de la imagen como copia fruto de un trabajo imitativo que busca la mayor fidelidad posible.

Por su parte, Ana Prada ha recurrido al apropiacionismo de su entorno más cercano para, desde un mecanismo inverso al de Bermejo, descontextualizarlo y transformarlo; hasta cierto punto, porque sigue siendo reconocible, pero también profundamente, porque ha modificado por completo su identidad, virándola hacia una estética modular próxima al minimalismo, si bien sus deconstrucciones de objetos elaborados en masa nos resultan apenas discernibles.

Si Bermejo se aproxima en sus creaciones a la idea latina de imago como imitación, a Prada le interesa trabajar desde el concepto germano de “Bild”, construyendo su visión de un entorno previamente observado, seleccionado, descontextualizado y dotado de significados distintos y personales. Contemplar las obras recientes de una y otra, contrastando esos procesos, nos permite entender que muchos artistas contemporáneos transitan en el fondo, aunque lo hagan desde perspectivas muy diversas e inclusos opuestas, por los caminos de lo que implica representar y dejar de hacerlo.

Si en la serie de dibujos Banderas, en la que Bermejo viene trabajando desde hace ocho años, podemos observar un archivo de banderas en blanco y negro pertenecientes a países que han sufrido y sufren guerras, telas convertidas en meros paños difusos que no identifican nada al haber perdido el color, las esculturas que componen Elixir de la eterna juventud, de Prada, transforman en piezas artísticas tarros de crema alterados y ensamblados. No resultan tan distintas a los cosméticos iniciales porque el pegamento empleado para ensamblar evoca su contenido original. Son construcción y recuerdo parcial.

Analogías similares pueden establecerse entre los dibujos de Bermejo Variaciones. Niebla AP-68 y la serie escultórica de Prada Preferencia inexplicable. En los primeros, se cubren de niebla imágenes obtenidas por cámaras de tráfico en autopistas para volver parcialmente abstracta la realidad –e introducir, aquí sí, un cariz constructivo–; en las segundas vemos ensamblajes de osos de peluches y jarrones que generan nuevos cuerpos. Los antiguos no se han ido, pero sin marcharse han generado otros.

Por último, en otra serie de dibujos de Bermejo, Piedras – Huesos – Meteoritos, encontramos elementos naturales y atemporales encontrados en el camino y convertidos en emblema de lo que de eterno hay en el mundo. Resultan absolutamente distintos a los que Prada incorpora a sus trabajos específicos Gases, líquidos y sólidos y Curly Bit: objetos cotidianos de origen industrial que al unirse para formar dispositivos de pared dan lugar a patrones abstractos, evidenciando las múltiples posibilidades del escapar al contexto dado.

 

 

Natividad Bermejo + Ana Prada. “Imago” — “Bild”

GALERÍA ESTRANY DE LA MOTA

Passatge Mercader, 18

Barcelona

Del 23 de marzo al 4 de mayo de 2018

 

 

 

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