Max Bill, múltiple y original

El Museu March de Palma exhibe obra gráfica del artista suizo

Palma de Mallorca,
Max Bill. rhythmus in fünf farben, 1985
Max Bill. rhythmus in fünf farben, 1985

“Obras de arte multiplicadas como originales” es el título de un texto escrito en 1972 por Max Bill en el que el creador suizo explicaba las razones para considerar original una obra de arte producida en serie y ese mismo nombre se ha dado a la muestra que el Museu Fundación Juan March de Palma de Mallorca presenta hasta el 30 de mayo: una selección de trabajos gráficos realizados entre 1938 y 1994 por este polifacético artista, que fue pintor, arquitecto, escultor, diseñador gráfico, tipográfico e industrial, publicista, educador y pionero del arte concreto.

Bill afirmaba sin dudar que una obra de arte concebida para ser multiplicada puede ser tan original como una obra única, y desgranaba en ese texto (inédito hasta ahora en español y recogido en el catálogo de la Juan March) interesantes consideraciones sobre la difusión de ideas artísticas gracias a los métodos de reproducción, sobre la diferencia entre el valor interior de una obra y el de su infrecuencia, y otras muy hermosas sobre el peculiar tipo de relación participada que se establece entre quien posee las obras de arte (“objetos para el uso espiritual” según Bill) y quien las ha creado.

Se exhiben en Palma casi un centenar de obras, desde sus primeros experimentos en el ámbito del grabado a finales de la década de los treinta hasta su última serie realizada poco antes de morir. Varias de ellas pertenecen a conjuntos cerrados, como la temprana Quince variaciones sobre un mismo tema, de 1938, y otras son individuales, y se acompañan de una selección de siete pinturas que pueden relacionarse con esos experimentos gráficos de Bill.

La muestra, que el próximo verano (entre el 24 de junio y el 18 de septiembre) podrá verse en el Museo de Arte Abstracto Español de Cuenca, resalta la coherencia entre los planteamientos teóricos defendidos por el artista y su producción gráfica, así como su ahínco por investigar las formas constitutivas de la obra de arte desde que, a finales de los años 20, estudiara en la Bauhaus de Dessau con profesores como Vasily Kandinsky, Josef Albers, Paul Klee u Oskar Schlemmer.

Propuso un arte elaborado con sus propios medios, los de la creación pura, que sirva como alimento espiritual y estético sin que deba desempeñar ninguna otra función

Se formó allí entre 1927 y 1929 tras asistir a una conferencia impartida por Le Corbusier que le animó a recomenzar desde cero su carrera. Unos años más tarde, y de la mano de Arp, entró en contacto con Abstraction-Création e inició su actividad como teórico, lanzando el término “arte concreto”, que se oponía al arte abstracto y daba continuidad a una idea propuesta por Van Doesburg antes de morir: la de un arte elaborado con sus propios medios, con los de la creación pura, que sirva como alimento espiritual y estético sin que deba desempeñar ninguna otra función.

En 1950, Bill fundó la Escuela Superior de Creación de Ulm, que quería ser una versión actualizada de la Bauhaus y que se disolvió a mediados de aquella década por tensiones internas. Pese a que defendía que toda obra de arte debía contar con su propio dinamismo, rechazó el movimiento cinético por “circense”.

Ese dinamismo procede en su trabajo del color, al que concedía una misión propia, que no tenía ni la estructura en pintura, ni el espacio o la materia en la escultura: la de producir energía, vibrar.

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