Lo efímero y lo permanente. El universo conectado de Juan Carlos Bracho

Una exposición en Alcalá 31 revisa la trayectoria del artista y su relación con el espacio

Madrid,

Puede que al acceder a la sala central de Alcalá 31, donde hasta el próximo 2 de febrero podemos visitar una exposición dedicada al trabajo de Juan Carlos Bracho, la primera señal que llegue a nuestro cerebro nos haga pensar que, a pesar de su título, “Arquitectura y «yo»”, nos encontramos ante una exposición de dibujo y además bastante minimalista. De ser así, no estaríamos equivocados del todo el dibujo es, desde luego, una parte esencial en la obra de Bracho pero no estaríamos sino rozando la superficie de este proyecto. Solo necesitaremos, no obstante, unos segundos más para darnos cuenta, ahora ya sí, de que la arquitectura está en el centro de la propuesta, es su germen e, incluso, el material sobre el que se trabaja.

Comisariada por Armando Montesinos, “Arquitectura y «yo»” revisa la producción de Bracho (La Línea de la Concepción, Cádiz, 1970) entre 2003 y 2018, con especial atención a aquellos proyectos relacionados íntimamente con esa disciplina. Estos se presentan a través de tres grandes grupos de trabajos: intervenciones in situ en la sala, como en el caso de M sobre M; dibujos, fotos y maquetas de proyectos inéditos o aún en proceso; y variaciones de trabajos pasados como Regreso al hogar (segunda versión de Here, There and Everywhere… (2004). Otra de las características de la muestra es que, por primera vez, el artista ha contado con asistentes para realizar algunos de los trabajos, de manera que hay piezas ejecutadas por él, otras por los asistentes, una de la serie Hole For elaborada por la persona a la que está dedicada la obra, en este caso (For Adam), y otra, la ya mencionada M sobre M, hecha a cuatro manos entre el artista y su pareja, que le copia, y en la que vemos que aunque los dos parten de un mismo gesto el resultado son dos mundos diferentes. Con esta obra, que ocupa una posición destacada dentro de la exposición, Bracho lanza una reflexión acerca del acto de dibujar y plantea preguntas tan complejas de responder como qué es pintar bien y qué es pintar mal…

Juan Carlos Bracho. Arquitectura y yo. Sala Alcalá 31, Madrid. Hasta el 2 de febrero de 2020
“Arquitectura y «yo»”. Sala Alcalá 31, 2019

La propia sala debe ser entendida como un elemento más de la exposición, que funciona como una instalación tanto arriba como abajo. No encontraremos aquí diseño de sala, sino que son las propias piezas las que articulan el espacio. Un espacio que nos habla y del que se recuperan, a través de distintos frottages sobre las paredes, la memoria de otras exposiciones y de otros artistas que dejaron su huella en la sala, incluido el propio Bracho, que rescata algo de Poni Aloha, una pieza que realizó, copiándose a sí mismo, doce años atrás.

En la planta superior encontramos una línea de tiempo marcada por Yo también lo haría, que articula a nivel cronológico todos los proyectos. Allí vemos más obras significativas dentro de su trayectoria como Donner c’est aimer, aimer c’est partager (2005-2006), White Horses (2006), The Celestial Omnibus (2006), Everlasting Love (2009), Teorías… (2010) o Geometrías para E.G.C. (2015).

Juan Carlos Bracho. Arquitectura y yo. Sala Alcalá 31, Madrid. Hasta el 2 de febrero de 2020
“Arquitectura y «yo»”. Sala Alcalá 31, 2019

En este piso, podemos ver también, expuestos por primera vez, los polímeros de los cuadernos de trabajo que están en las dos mesas diseñadas a modo de arquitectura conceptual. Estas son a su vez contenedores de piezas en potencia, pues en ellas se recogerá parte de este material y restos del montaje y serán donadas a la Comunidad de Madrid una vez finalizada la exposición. El hecho de mostrarnos esta parte más personal de su creación tiene aquí un componente didáctico, con la intención de facilitar la comprensión de las obras y de sus procesos.

Mencionábamos al principio ese carácter minimalista de la obra de Bracho, del que el artista dice que lejos de resultar frío, debe ser entendido como un componente sensorial y emocional. Y es que en su trabajo todo está conectado.

Es importante señalar que esta no es una retrospectiva, que pretenda fijar su trayectoria artística, sino que debe ser vista como un work in progress, un capítulo sobre el que el artista seguramente volverá en algún momento en busca de nuevos hallazgos o para retomar ideas que puedan volver a ser transformadas. Del mismo modo, es interesante remarcar también que la exposición no ofrece una lectura cerrada sino que nosotros, como espectadores, tenemos un papel activo y que con ese «yo» del título el artista no solo se refiere a él sino que somos, en realidad, cada uno de nosotros.

A partir del 4 de diciembre, en el Centro de Arte Alcobendas, podremos seguir ampliando nuestra mirada sobre el trabajo de Bracho. Allí se presenta “Tutti Frutti”, un proyecto expositivo en el límite entre lo dibujístico y lo pictórico, con una profunda reflexión sobre el color, comisariado por Óscar Alonso Molina.

 

“Juan Carlos Bracho. Arquitectura y «yo»”

SALA ALCALÁ 31

C/ Alcalá 31

Madrid

Del 28 de noviembre de 2019 al 2 de febrero de 2020

 

 

 

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