Constant. Nueva Babilonia
MUSEO NACIONAL CENTRO DE ARTE REINA SOFÍA. MNCARS
C/ Santa Isabel, 52
Madrid
Del 20 de octubre de 2015 al 29 de febrero de 2016
¿Recordáis “Playgrounds”, la muestra que el Museo Reina Sofía presentó en la primavera del año pasado en la que se examinaba la potencia transgresora del juego en la calle? Aquella exhibición, en la que también estaba representado Constant, supuso el punto de inicio de una colaboración, en el terreno de la investigación, entre el Gemeentemuseum de La Haya y el MNCARS, un trabajo mutuo que tiene su primera materialización en “Nueva Babilonia”, la exposición que mañana abre sus puertas al público en Madrid. El acuerdo no solo se materializará en la producción de muestras dedicadas a artistas destacados en las colecciones de ambos centros (el museo holandés es el gran depositario del legado de Constant), sino también en la generación de nuevos relatos e ideas.
Constant Nieuwenhuys –ese es el verdadero nombre de Constant- nació en Ámsterdam en 1920, estudió en la Rijksakademie de la capital holandesa y a finales de la década de los cuarenta se trasladó a París, donde conoció a Asger Jorn. Junto a él y también junto a Karel Appel, Christian Dotremont y otros artistas de Copenhague, Bruselas y Ámsterdam puso en marcha el grupo CoBrA, que propugnó un estilo xpresionista que tomó como fuente de inspiración desde las pinturas rupestres prehistóricas hasta los dibujos de quienes pintan, quizá, de la forma más sincera y libre: niños y enfermos mentales. El movimiento no perduró más allá de los inicios de los cincuenta y, tiempo después, Constant se acabaría uniendo a la Internacional Situacionista, un grupo de artistas e intelectuales, activistas y escritores. De su mano el holandés se introdujo en la arquitectura sin establecer ninguna barrera entre esta disciplina y las artes plásticas.
LA CIUDAD DEL FUTURO
La muestra que hasta febrero podemos ver en el Reina Sofía, comisariada por Laura Stamps y Doede Hardeman, examina el conjunto de la producción de Constant pero se centra en su proyecto más emblemático: Nueva Babilonia. Trabajó en él durante casi veinte años, entre 1956 y 1974, y cuando dejó de abordarlo no fue porque hubiese dejado de creer en él, sino por considerar que había aportado al mismo todo cuanto estaba en su mano.
Nueva Babilonia es la propuesta de Constant para la ciudad del futuro. Nos la mostró a través de pinturas, maquetas, collages y dibujos: se trata de un enorme laberinto en el que no podemos perdernos, solo abrir caminos nuevos, y en el que el mundo quedaba transformado en una única red. La propiedad de la tierra sería colectiva, el trabajo sería realizado por robots y las personas tendrían a su disposición tiempo libre suficiente como para poder sumergirse en el juego creativo.
Para que podamos entender esta Nueva Babilonia no como proyecto utópico sino como obra de arte en sí misma relacionada con el contexto social en el que Constant la concibió, la exhibición se acompaña de fragmentos de películas históricas, de materiales de archivo y de dos reconstrucciones de exposiciones pasadas de este creador en el Stedelijk y en el propio Gemeentemuseum.
No conviene acercarse a Nueva Babilonia sin tener en cuenta las preocupaciones sociales de Constant: invitado a participar, en 1956, en un congreso en Alba (Italia), el artista tuvo la oportunidad de conocer allí las condiciones de vida de una comunidad gitana y la primera maqueta de este proyecto de largo alcance, abierto a lecturas múltiples, buscó mejorar la situación de aquel colectivo. En adelante, además, tampoco dejaría de incorporar a sus trabajos referencias y motivos relativos a quienes migran de forma constante y a zíngaros y gitanos.
Aunque se trate de una única propuesta, se aprecia la evolución de Constant en las casi dos décadas que transcurren desde que comenzara a idear Nueva Babilonia hasta que dio por concluidos sus esfuerzos en torno a ella. A medida que avanzaba en sus investigaciones, descubrió que el espacio podía abordarse como tema en sí mismo, y a él dedicó potentes esculturas espaciales. Se dejó influir también por la cultura gitana al plantear que los habitantes de esa ciudad del futuro se desplazarían constantemente de una parte a otra de la misma desde la completa libertad, libertad que les permitiría transformar por sí mismos el aspecto físico de esta urbe, que sería más moderna y avanzada de lo que él podría llegar a imaginar.
No suponía únicamente un modelo urbanístico distinto, sino también otra forma de convivencia marcada por la tecnificación y por una pérdida de valor de los intereses individuales, que, según el artista, podía y debía implantarse con cierta rapidez.
Tiempo después de dejar a un lado, hasta cierto punto, Nueva Babilonia, la ciudad siguió presente en muchos proyectos de Constant: la muestra cuenta con pinturas de los setenta y los ochenta en la que escenarios que podrían pertenecer a ella acogían escenas “tradicionales”.
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