Ilse D’Hollander y la engañosa sencillez

Victoria Miró expone a la artista por primera vez en el Reino Unido

Londres,

No le dio tiempo a cumplir los treinta, pero, en la producción pictórica (necesariamente breve) que Ilse D’Hollander llevó a cabo antes de suicidarse en 1997, sí pudo desarrollar un sentido agudo y personal del color, las escalas y las superficies. El sello de su obra son los tonos sencillos y sutiles, que son suaves, sí, pero no por ello menos poderosos: constituyen el centro de sus trabajos, muy por encima de las composiciones. Muy próximos a la abstracción, emergen, sin embargo, de lo cotidiano, y aluden a la esfera de la intimidad de D´Hollander, sobre todo a la naturaleza de los paisajes flamencos donde pasó los últimos años de su vida, que fueron también los más productivos.

Consideraba sus amigos a Piet Mondrian, Nicolas de Staël y Raoul De Keyser, y la influencia de sus trazos y su uso del color es evidente en sus lienzos, de calidad etérea y brillante. Para muchos sugieren sosiego contemplativo y, por su formato normalmente pequeño, invitan al espectador a entablar una relación muy personal con él y a imaginar cómo el acto de pintar pudo ser para Ilse una exploración tangible y sensorial que se materializó en la aplicación de múltiples capas pictóricas, líneas de color temblorosas y pinceladas nunca ocultas. Solamente escribió la artista un texto sobre su obra, y en él dejó dicho que una pintura surge cuando las ideas y la misma acción de pintar coinciden en el tiempo. Y matizó: Cuando me refiero a las ideas, quiero decir que como pintora no me enfrento al lienzo como ser neutral, sino como un ser que actúa y se está arriesgando en el acto de pintar. Mi ser está presente en mi acción en el lienzo.

Tanto su obra misma como ese modo de posicionarse a la hora de trabajar cuentan con una actualidad innegable y han ejercido influencia en algunos jóvenes artistas, por más que D´Hollander no sea aún una autora conocida por el gran público. En el pasado mes de abril, la galería londinense Victoria Miró anunció que representaría su legado y ahora, hasta el 21 de diciembre, presenta la que es su primera exposición individual en Gran Bretaña, una exhibición en la que incide en los orígenes de su obra, cotidianos y ligados a sus vivencias; en el manejo en ella de la dualidad entre figuración y abstracción y en su evocación de la luz, tanto en lienzos, como decíamos, de escala modesta, como en cartones.

D´Hollander nació en Sint Niklaas, una ciudad situada entre Gante y Amberes, en Flandes Oriental, y sus impresiones de la campiña flamenca tuvieron un peso fundamental en su trabajo. Cuando pintaba vistas de las tierras bajas, con sus vastos horizontes, casi desafiaba la pequeñez en centímetros de sus trabajos.

Ilse D’Hollander. Sin título, 1996
Ilse D’Hollander. Sin título, 1996

Transmiten, en conjunto, sensaciones apacibles y serenas, cierta pureza, pero para atraer al observador como lo hacen las pinturas de la belga se nutren de recursos complejos: con toques gráficos, seguramente muy estudiados, retiene o desvía su mirada allí donde le interese: sus campos monócromos (o casi) se rompen ocasionalmente con bloques de color y sus volúmenes geométricos, que podrían corresponder, quizá, a construcciones humanas, destacan gracias a rayas, o trazos simples, aplicados con pincel o con las manos, porque D´Hollander también se servía de sus dedos.

Podemos decir que sus obras pueden leerse como impresiones del paisaje que le era más próximo, de la naturaleza que conocía y amaba, pero no podemos dar por hecho que sean fugaces, al contar con múltiples capas acumuladas, no solo de pigmento, también de registros visuales de sus procesos de pensamiento. Se entrecruzan continuamente en estas pequeñas pinturas las fronteras de lo real y lo imaginario, lo externo y lo interno, lo que invita a contemplarlas detenidamente y con cierta concentración, correspondiendo a aquella con la que la artista abordaba sus procesos creativos.

Solo pudo presentar D´Hollander una muestra individual en vida (en In Den Bouw, en Laarne, una ciudad de su país), pero en la última década su obra sí se ha mostrado, tanto en individuales como en colectivas, en Europa y Estados Unidos, por ejemplo en la Sean Kelly Gallery neyorquina, en la Konrad Fischer Gallery de Berlín, en la Van de Velde Gallery de Amberes o en el M Museum de Leuven. Esta exhibición en Victoria Miró podría propiciar su descubrimiento en Inglaterra.

Ilse D’Hollander. Sin título, 1996
Ilse D’Hollander. Sin título, 1996

 

Ilse D’Hollander. Sin título, 1992-1993
Ilse D’Hollander. Sin título, 1992-1993

 

“Ilse D´Hollander”

VICTORIA MIRÓ GALLERY

14 St George Street

Londres

Del 7 de noviembre al 21 de diciembre de 2018

 

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