Clara Sánchez Sala

NOMBRE: Clara

APELLIDOS: Sánchez Sala

LUGAR DE NACIMIENTO: Alicante

FECHA DE NACIMIENTO: 1987

PROFESIÓN: Artista

Si vosotros también tenéis la sensación de que nos encontramos en el fin de una era – desenlace que paradójicamente se retrasa cada día – y de que la crisis puede ser más un estado crónico que transitorio, quizá os apetezca pasaros, hasta el 19 de julio, por ATM, la Galería Altamira de Gijón, donde Kepa Garraza, Tito Pérez Mora, Jesús Herrera Martínez y nuestra última fichada, Clara Sánchez Sala, reflexionan sobre la preocupación por ese final de época, que parece inminente pero que no acaba de materializarse, guiados por el comisario Pablo L. Álvarez.

También habéis podido conocer la obra de Clara, hasta hace muy poquito, en el marco de “Anábasis”, en la Mustang Art Gallery de Elche, o en “Narraciones ficcionales”, otra colectiva comisariada por Semíramis González en la Galería 6mas1 en la que, junto a Fernando Maselli, Julio Sarramián, Tamara Arroyo y María Platero, indagaba en la construcción artística de lo real y lo irreal, el peso de lo dado y el peso de la subjetividad en la creación.

En el currículum extenso de esta artista alicantina que ahora vive y trabaja en Madrid figuran también exhibiciones en la Fundación Antonio Pérez, OTR, el Centro de Arte Complutense o Sant Andreu Contemporani; ha participado en ferias como Jäälphoto, Casa Leibniz, ESTAMPA, el festival SCAN, Getxo Arte o ARCO y recibido premios como el Ojo de Pez de Photoespaña, el Jääl Project Award, el de adquisición de Los Bragales en ESTAMPA o el que concedió la Kells Art Collection en la última edición de Drawing Room.

Licenciada en Bellas Artes por la Universidad de Castilla La Mancha, ha cursado el Máster PHotoEspaña de Teoría de la Fotografía y Proyectos Artísticos y  el de Investigación en Arte y Creación de la Universidad Complutense de Madrid, y su obra, con un innegable cariz poético, entrecruza lo literario, lo científico y la tecnología. Uno de los ejes más frecuentes de sus reflexiones es el paisaje, una naturaleza que fue escenario de nuestras experiencias originarias y que esta artista sigue concibiendo como punto de encuentro susceptible de convertirse en ficción al ser representada cartográfica y racionalmente. Entiende Clara que, dado que no podemos trabajar a partir de nuestra visión directa de los espacios, al proyectarlos reflejamos también inevitablemente en ellos cierto bagaje personal: el de la experiencia propia. Y en buena parte de sus propuestas apunta también a que las representaciones científicas del paisaje no solo captan la realidad dada y las aportaciones derivadas de sus autores y su contexto, sino que también indican la posibilidad de que haya espacios por descubrir, nuevos terrenos que cartografiar y sobre los que proyectar vivencias.

No recuerda Clara el momento concreto en el que comenzó a crear y entiende su actividad artística fundamentalmente como modo de vida: No recuerdo ninguna etapa de mi vida sin dibujar ni experimentar con materiales u objetos que encontraba a mi paso. Siempre he tenido esa necesidad, supongo que es una manera de pensar, expresar y enfrentarse al mundo.

Se resiste también a vincular su producción a temáticas concretas, dejándose llevar por lo que le sorprende y asombra a la hora de trabajar. Las conexiones entre sus obras las halla a posteriori, y cree más en los hallazgos felices que en la previsión: Creo que buscar un tema de trabajo en tu obra es un error. No hay que ponerse a trabajar sobre algo, es mejor ponerse a trabajar directamente; con el tiempo, cuando tengas un compendio de trabajo determinado, es más fácil identificar qué ideas se repiten en tus obras. Hay que dejar que los temas lo busquen y lo encuentren a uno, si no, salen piezas fabricadas.

Y en que sus trabajos no nos parezcan “fabricados” tienen mucho que ver sus fuentes de inspiración, que son ante todo personales: sus propias vivencias, sus lecturas y el arte que ve. Nos lo cuenta: Yo creo que muchos acontecimientos personales que he vivido han influido en mi obra, desde la profesión de mis padres, hasta mi ciudad natal, mis amigos, viajes, etc. También grandes obras de artistas que admiro, tanto emergentes como consagrados. Disfruto mucho viendo arte.

La literatura es otra fuente de inspiración constante en mis proyectos. Leer es también una forma de salirse de uno mismo y del ambiente que te rodea, creo que la lectura es conocimiento, identificación y evasión, lo mismo que el arte visual. Soy mejor lectora que escritora indudablemente, por eso materializo mis proyectos de una manera más visual, más matérica en algunas ocasiones, me encuentro mucho más a gusto en las artes visuales.

Como no se ciñe a temáticas definidas de antemano, tampoco trabaja Clara con una sola técnica en concreto, y supedita los materiales a lo que desea comunicar. Sus propias circunstancias vitales, y de espacio, también han incidido en las elecciones: Creo que la técnica debe acompañar a la idea, algunas veces realizo esculturas, otras cianotipias, collages o fotografía, todo depende de lo que quiera transmitir.

No suelo trabajar con formatos muy grandes, aunque noté un cambio cuando comencé a trabajar en un estudio. De repente tuve un espacio muy grande para mí en el que podía dejar cosas en el suelo durante varios días y meter materiales más pesados y con más volumen sin que molestase a nadie. Esto afectó a la obra, descubrí una nueva manera de trabajar. Sin duda, el espacio también influye en cuanto a la técnica y al formato elegidos.

Uno de los proyectos más significativos de Clara, en el que mejor podemos percibir todas las capas de significados zanjados y posibles en torno al paisaje, es Islas Utópicas, surgido tras la adopción por nuestro país en 2007 de un nuevo sistema geodésico de referencia. Comparando mapas en la cartoteca del Instituto Geográfico Nacional, la artista se fijó en los muchos cambios a los que hemos sometido a las coordenadas a lo largo de los siglos, por unas u otras razones, de índole científica o tecnológica o atribuibles a fallos humanos.

Se dio cuenta de que ningún punto del mapa ha tenido siempre las mismas coordenadas y decidió crear mapas aéreos de islas inventadas sirviéndose de la técnica de la cianotipia y de Google Earth. Ponía así de relieve que nuestro planeta nunca acabará de explorarse y que el mundo puede reinventarse -y de hecho, se reinventa-.

En el muy lírico proyecto Grafolitos abordaba la intangibilidad de los hoy predominantes soportes virtuales y la comparaba con la contundencia de la piedra, resistente frente al desgaste y testimonio siempre de un pasado inabarcable. La piedra es memoria y tacto y sobre ella imprimió Clara textos de El hacedor de Borges en código binario; la casi nada frente al todo.

Nos ha contado que suele trabajar en varios trabajos simultáneamente, y nos comenta dos de ellos, ligados a lo pasado en el presente y lo natural en lo urbano: Uno de los últimos en el que estoy involucrada, y en el que todavía sigo trabajando, parte de un acercamiento a la arqueología en la cual trato de realiza actualizaciones de objetos imaginarios a partir de fragmentos de otras épocas o culturas, mostrando el pasado histórico como una persistencia en el presente. En esta ocasión lo estoy formalizando mediante el collage y la fotografía.

Bringing the Jungle Home! es otro de mis últimos proyectos expuestos recientemente. En este caso, reflexiono acerca de la representación de elementos naturales en nuestros interiores domésticos.

Desde sus inicios, el ser humano se ha relacionado de forma directa con la naturaleza. Sin embargo, es preferible habitar un ambiente controlado, adaptable y que a la vez nos recuerde a lo natural. Se establece una dicotomía entre lo natural y lo artificial que no hace más que mostrar una evidente melancolía del mundo vegetal.

Utilizando la técnica del collage, se re-conectan dos realidades: la estética de los edificios construidos por arquitectos como Adolf Loos, Mies van der Rohe o Alvar Aalto, ejemplos del racionalismo arquitectónico, y las propias viviendas de las tribus amazónicas, así como imágenes de espesas junglas que yuxtaponen la geometría artificial al caos natural.

Las piezas de cerámica muestran un elemento cultural tradicional cuya forma está basada en las necesidades para las que iba destinada; los alfareros marcaban la cerámica realizando dibujos o marcas con elementos naturales. En la antigüedad, las primeras casas y ciudades se construyeron con tierra cruda, hoy la cerámica es tendencia como elemento decorativo en cualquier manual de interiorismo, mostrando ese punto de inflexión entre la cultura y la naturaleza.

El suelo de madera en “forma de espiga” muestra el dibujo de una hoja realizado en cianotipia. La técnica utilizada para realizar el dibujo es la misma que Anna Atkins utilizó en 1843 para resolver las dificultades de realizar dibujos precisos de especies científicas. Las tablas del parqué colocadas sobre el pavimento con un ángulo de 45º recuerdan precisamente a una espiga y a la vez se asemejan al propio dibujo realizado sobre la superficie de la tablilla. En estos interiores, la realidad vegetal representada no es más profunda que el revestimiento de las paredes.

Bringing the Jungle Home! plantea diversas preguntas al espectador: ¿este anhelo del mundo natural refleja una insatisfacción con el entorno que ha creado nuestro propio mundo moderno, qué es lo que tanto echamos de menos en nuestro bienestar doméstico y que tanto buscamos entre la vegetación?

Seguid los pasos a Clara en su web: www.clarasanchezsala.com