Espaliú íntimo. Exposición del artista en Córdoba

Córdoba, 09/08/2017

"El círculo íntimo de Pepe Espaliú". Centro de Creación Contemporánea de Andalucía — “Círculo íntimo: el mundo de Pepe Espaliú”. Centro de Creación Contemporánea de Andalucía

Símbolo del renacer, del eterno retorno, de la vida, y de la muerte como parte de ella, el círculo fue, es y será un símbolo vital y artístico, presente en la obra de artistas contemporáneos como Joan Brossa, Louise Bourgeois, Gina Pane, Robert Mapplethorpe o Julio Romero de Torres.

También el cordobés Pepe Espaliú hizo uso de él en su trabajo, asociándolo a la plasmación plástica de pálpitos de vida y muerte y a su constante puesta en cuestión de la identidad propia. Tuvo una vida corta (nació en 1955 y murió en 1993), pero antes de que el sida no le dejara cumplir los cuarenta ya nos había dejado una producción sutil y una labor activista que ahora repasa el Centro de Creación Contemporánea de Andalucía, abierto recientemente en su ciudad natal, en Córdoba.

Su trayectoria, plena de acciones personalísimas y en lo plástico muy variada (comenzó pintando bajo la influencia de Francis Picabia o Joan Ponç y después llevó a cabo esculturas, dibujos y collages), no siguió un camino recto: sus trabajos son líricos, a veces sorprendentes y a veces crípticos, pero siempre tienen en común su contenido emocional y vital y nos hablan por tanto de vulnerabilidad, exploraciones y descensos.

Dos fueron, seguramente, los ejes de su obra: la reflexión sobre el cuerpo masculino y sus pulsiones deseantes y la profundización constante sobre la identidad personal, desde un enfoque subjetivo y a menudo frágil, con la metáfora y los símbolos no siempre fáciles como herramientas.

Si de algo carecen las obras de Espaliú es de evidencias fáciles, de propaganda, mensajes unívocos, didácticos o panfletarios: no hay reivindicación, más bien ambigüedades que nos hablan de un artista en permanente actitud y sentimiento de duda.

Esta muestra cordobesa, comisariada por José Miguel G. Cortés, director del IVAM valenciano –donde pudo verse antes–, nos enseña las máscaras, los óvalos vacíos, los caparazones y los objetos de cuero con los que Espaliú hablaba de la necesaria ocultación de las heridas personales; los nidos dibujados, esculpidos o interpretados que remiten a la posibilidad de curar esas heridas, a veces solo una ilusión; también sus proyectos más vinculados a la enfermedad: El SIDA me ha forzado de forma radical a un estar ahí. Me ha precipitado en su ser como pura emergencia. Agradezco al SIDA esta vuelta impensada a la superficie, ubicándome por primera vez en una acción en términos de Realidad. Quizás esta vez, y me es indiferente si se trata de la última, mi hacer como artista tiene un sentido pleno, una absoluta unión con un límite existencial que siempre rondé sin conocerlo del todo, bailando con él sin nunca llegar a abrazarlo.

Otro apartado de esta exposición dedicada al Espaliú íntimo se centra en las esculturas Carrying (1992), que por su pesadez y hermetismo transmiten la sensación de ocultar enfermos a los que se distancia de los sanos, que no pueden verlos ni tocarlos, y también cuentan con sección propia sus Jaulas –que realizó en la misma época y que hablan, desde el silencio, de una soledad descorazonadora–.

Se trata siempre de proyectos íntimos que sugieren desarraigo y tragedia y que reúnen variadísimas referencias, desde el misticismo de San Juan de la Cruz a la abyección de Jean Genet.