El caos en el cosmos de Antón Patiño

El CGAC de Santiago repasa la trayectoria del artista lucense

Santiago de Compostela,

Obras de todas las etapas de la trayectoria de Antón Patiño se dan cita en “Caosmos”, la muestra que el Centro Gallego de Arte Contemporáneo apenas pudo inaugurar antes de que nos sacudiera la pandemia y que ahora retoma, prorrogada hasta el 17 de enero. Se han reunido desde sus trabajos de vocación experimental de los setenta (cómics, dibujos, fotografías intervenidas, recortables) hasta sus más recientes pinturas expandidas que buscan la inmersión de quien las contempla.

Patiño es una figura de trayectoria extensa y diversa; además de artista, es activista cultural, autor de diversos ensayos sobre teoría de la imagen e investigador de la cultura moderna gallega en todos sus campos. Con el concepto de Caosmos viene trabajando desde hace años, concibiéndolo como paradigma de la complejidad del mundo actual y también de los muchos antagonismos que definen la condición humana en un sentido atemporal: entre alma y cuerpo, pensamiento y materia, naturaleza y cultura. A partir de trazos y colores, él propone fusiones e hibridaciones entre esas nociones tradicionalmente enfrentadas.

Antón Patiño
Antón Patiño

Abren la exposición el políptico Memoria da materia y Pesanervios, sucedidos, cronologías al margen, por Laberinto nocturno, por el célebre ensamblaje nacido de láminas de cómic Esquizoide y por las piezas monocromas mineralizadas que forman Mapa ingrávido (1992-1996), la fila de ciclistas de Itinerario (2006) y el díptico Rostro-Laberinto, que condensa simbólicamente el sentido de la muestra. De ella forma parte una sección documental que incluye publicaciones, cartas y notas del artista; la proyección de Ergografías (vídeo que testimonia una acción personal y también la relevancia para el artista del trazo gestual como elemento liberador) y un mapa conceptual sobre sus intereses y sobre los signos y símbolos de este “Caosmos”.

Contemplaremos, asimismo, el díptico Territorio-Rostro (2014), compuesto por caras blancas esquematizadas y de superficie mineralizada. Dispuso en él incisiones y protuberancias, relieves de grafismos que sugieren dinamismo y huellas que enlazan figuración y abstracción. Laberinto del infinito apunta significativamente al carácter inmersivo de la muestra, por tratarse de una pintura expandida que parece no tener límite: se prolonga en una larga horizontal originando una secuencia narrativa de redes. Adquiere gran protagonismo el color azul, tanto en el díptico inicial como en la secuencia en abismo de las piezas de Orilla del océano, que ocupan un largo corredor con sentido envolvente.

En sus últimos compases, la exhibición nos conduce hasta la estancia donde el mar se hace más literalmente presente gracias a la pantalla de un vídeo con acciones desarrolladas por el autor gallego en las playas de la ría de Vigo, y se nos presenta su Inventario de espumas, con centenares de ventanas abiertas al mar y salpicaduras azarosas. Las texturas sonoras del agua se hacen presentes a través de un monitor que permite contemplar las piezas en los arenales atlánticos, desde cierta abstracción.

Cierran el recorrido Jamás (2004) y los cuadros que integran sus Mareas negras (1989), relativos al drama ecológico, al igual que su Cuaderno del Prestige, un diario visual de aquella tragedia con fechas, notas manuscritas, dibujos y fotos sucias.

En unos y otros proyectos, reflexiona Patiño sobre la tarea última del artista con ecos formales del expresionismo abstracto y el informalismo pero desarrollando una materialidad propia e intensa, adaptada al caos de nuestro tiempo, el suyo, y a la necesidad de expresar nuestras convulsas experiencias perceptivas por cauces personales y simbólicos. Participó, el de Monforte de Lemos, activamente en la renovación del arte español en los ochenta y tomó parte en la fundación del grupo Atlántica, movimiento creado a principios de esa década en su región con la finalidad de situar el arte gallego en el panorama internacional.

En su conjunto, su obra se alimenta, como queda ahora muy patente en Santiago, de una abstracción protagonizada por antagonismos y energías contradictorias en la que se fusionan gesto y símbolo. Por eso el crítico norteamericano Donal Kuspit ha bautizado su estilo como “expresionista conceptual”, caracterizándose por el vínculo de la intensidad del color con la memoria.

Antón Patiño. Rostro-Labirinto, 2007
Antón Patiño. Rostro-Labirinto, 2007

Por otro lado, hasta septiembre, el CGAC también acoge, en su auditorio y su hall, “Wonder Women”, un repaso a los trabajos de mujeres artistas presentes en sus colecciones. Veremos piezas de Dara Birnbaum, Esther Ferrer, Fernanda Fragateiro, Isabel Garay, Dora García, Menchu Lamas, Jac Leirner, Luz Lizarazo, Eva Lootz, Alicia Martín y Susan Philipsz. El objetivo de la muestra es llamar la atención del espectador sobre la necesidad de establecer narrativas más inclusivas y plurales en los discursos museísticos, de revisar cánones y lecturas y de poner de relieve el papel, a menudo relegado, de las mujeres en la historia (del arte).

Se han seleccionado piezas en técnicas muy diversas (pinturas, esculturas, arte sonoro, ready-mades, vídeos o instalaciones) y se han favorecido las relaciones de estas obras entre sí y con los espacios, sobre todo en el caso de aquellos no concebidos específicamente para usos expositivos. La muestra podría servir como punto de partida para articular nuevas revisiones, atendiendo a contextos diversos, de los fondos del CGAC.

Katharina Grosse. Untitled. CGAC
Katharina Grosse. Untitled. CGAC
Alicia Martín. Biblioteca. CGAC
Alicia Martín. Biblioteca. CGAC

 

“Antón Patiño. Caosmos”

Del 13 de marzo de 2020 al 17 de enero de 2021

“Wonder Women. Artistas mulleres na colección CGAC”

Del 19 de junio al 6 de septiembre de 2020

CGAC. CENTRO GALLEGO DE ARTE CONTEMPORÁNEO

Rúa Valle Inclán, 2

Santiago de Compostela

 

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