El año pasado por estas fechas, Eija-Liisa Ahtila presentaba en el Guggenheim bilbaíno una Anunciación contemporánea que le servía para indagar en los misterios presentes en los procesos de percepción y conocimiento; esta primavera, la artista finlandesa repite en el Norte para exhibir en la primera planta del MAC. Gas Natural Fenosa de La Coruña “Ecologías del drama”: cinco videoinstalaciones, una serie de dibujos y otra de fotografías que abordan uno de los asuntos más tratados por esta pionera del videoarte en su país: las relaciones entre naturaleza y sociedad.
El uso de montajes de hasta tres y cuatro proyecciones ha permitido a Ahtila, que se inició en el vídeo en los noventa, sincronizar o alternar narraciones que de otro modo no podrían conformar, unidas, experiencias perceptivas. El mismo recurso usan en sus ficciones Isaac Julien, bien conocido para los habituales a la Galería Helga de Alvear, o el muy de actualidad David Lynch. Los tres dan sentido a sus narraciones fílmicas precisamente gracias a este formato y a la precisión y maestría en el uso de las pantallas.
La finlandesa, en este caso, se sirve de ellas para hablar de pálpitos y para seducir al espectador con una visión mística de la naturaleza, de la que Ahtila subraya su lado espiritual, la ausencia de artificio, el instinto desplegado con sentido.
Las cinco videoinstalaciones que forman parte de “Ecologías del drama” llaman al público a dedicarse al mero acto de contemplar y reflexionar, sin comentar la jugada, al menos en el momento: deberían ser suficientes para negar nuestro ruido el lenguaje sonoro de sus imágenes y los diálogos de personajes que subrayan las diversas actitudes y sensaciones humanas frente a la naturaleza, cambiantes con los tiempos, desde el miedo o la angustia frente a su crueldad al disfrute de su contemplación segura pasando por la esperanza en sus frutos.
Destaca entre estas piezas Horizontal (2011), la proyección de un árbol acostado en seis canales. Presentarlo por completo en una fotografía, dada su posición, hubiera supuesto dar cabida también al espacio circundante, al paisaje que da cobijo a este abeto que la finlandesa quería hacer protagonista, así que ella decidió mostrárnoslo horizontal, fragmentado y solo.
De algún modo, los seres naturales presentes en estos trabajos parecen habitar, gracias a su presencia en distintas pantallas, universos temporales y espaciales distintos y propios: transmiten un aura que aparentemente excluye la comprensión humana de su momento y de su sitio, la experiencia compartida. Aún así, o precisamente para apreciar esos ámbitos no conquistados por nuestra especie por más que se empeñe, esta exposición requiere silencio.
Ahtila no defrauda: la intensidad psicológica (el drama) es el sello de sus vídeos, que hacen referencia a emociones de amplio espectro: el amor, el sexo, los celos, la ira, la vulnerabilidad o la reconciliación. Sus filmaciones nacen tanto de la experiencia propia como de la investigación larga, y en su producción más reciente viene centrándose en la fragilidad individual, invitando al espectador a adentrarse en la mente de sujetos especialmente vulnerables, a desafiar y desarrollar su empatía.
“Eija-Liisa Ahtila. Ecologías del drama”
Avda. Arteixo, 171
15008 A Coruña
Del 27 de abril al 10 de septiembre de 2017
