Duane Michals, fotografías como pensamientos

La Fundación MAPFRE presenta en Barcelona su mayor retrospectiva

Barcelona,
Duane Michals. Andy Warhol, 1973. Duane Michals. Cortesía de DC Moore Gallery, Nueva York © Duane Michals
Duane Michals. Andy Warhol, 1973. Duane Michals. Cortesía de DC Moore Gallery, Nueva York © Duane Michals

Para entender la fotografía del estadounidense Duane Michals no hay que perder nunca de vista que, además de fotógrafo, es poeta, pues en sus imágenes no pretende tanto documentar hechos, retratar personas ni recoger instantes decisivos que prueban el talento observador de su autor sino plasmar pensamientos, llamar nuestra atención sobre aspectos metafísicos de la vida. Él mismo afirma que, cuando contemplamos su obra, estamos viendo fundamentalmente sus ideas, la plasmación visual de su filosofía de vida. La forma, en su caso, parte siempre del contenido.

Michals se formó en arte y diseño en la Universidad de Denver y en Nueva York, pero sus inicios en la fotografía fueron más bien casuales: durante unas vacaciones en la Unión Soviética, en 1958, pidió prestada una cámara para realizar algunos retratos de ciudadanos rusos que encontró a su paso, retratos que, por su factura sencilla y por la honestidad de la mirada de su autor, supusieron el inicio de la trayectoria profesional del americano como fotógrafo y también el de su colaboración con publicaciones prestigiosas.

Al margen de su producción más personal, en la que ha canalizado búsquedas e intereses propios, Michals ha continuado llevando a cabo retratos por encargo, de personajes célebres o no, para revistas, particulares o empresas. Podemos diferenciar con cierta nitidez su producción comercial y la que no lo es, aunque no es bueno disociarlas porque una ha hecho posible la otra: el propio artista reconoce que sus proyectos profesionales le han permitido desarrollar con mayor libertad los personales, más puramente artísticos.

En estos últimos es donde desafía, sin trabas, convenciones: al no haber estudiado fotografía, Michals no se ha sentido atado a reglas y en sus prácticas no se ha autoimpuesto más límites que los por él elegidos. Ha jugado, ha ironizado y también ha innovado: en 1966 comenzó a emplear secuencias para contar narraciones que él imaginaba y en las que siempre hay espacio para la libre interpretación de quien mira, y tres años más tarde decidió, sobre las copias positivadas, escribir manualmente textos breves que sirven de contrapunto a las imágenes o que se integran en ellas casi como anillo al dedo. Defendía así que ni una imagen vale más que mil palabras ni viceversa: nada hay más expresivo que su combinación.

En lo temático, las obras de Michals nos hablan de respeto y tolerancia, de su implicación en la lucha por el cumplimiento de los derechos humanos, pero el tratamiento de asuntos sociales es en su obra profundamente personal, porque se deja llevar por su sensibilidad a la hora de alejarse de tópicos y de profundizar en los asuntos que aborda, huyendo de superficialidades y de repeticiones.

Hablando de lo padecido injustamente por los demás, nos habla también de sí mismo como fotógrafo empático, de su visión del sexo y de la muerte y también de sus miedos, contemplados desde la inocencia y la ausencia de prejuicios. En sus autorretratos se muestra con honestidad y humor, riéndose de sí mismo y también del arte contemporáneo, su lado bueno y sus vicios. A veces la ironía empieza ya en los títulos (How Photography Lost its Virginity on the Way to the Bank).

Se ha servido de las copias positivadas en pequeño formato para buscar una relación más íntima y cercana con el público

A sus 84 años, Michals continúa en activo y últimamente ha trabajado en una serie de obras en color positivadas en forma de abanico, inspirándose para ello en la tradición popular japonesa del Ukiyo-e. Ha querido subrayar en ellas lo fluctuante de la vida contemporánea. También ha llevado sus preocupaciones formales al campo del cortometraje.

Duane Michals. Boy in Leningrad, 1958. Cortesía de DC Moore Gallery, Nueva York  © Duane Michals
Duane Michals. Boy in Leningrad, 1958. Cortesía de DC Moore Gallery, Nueva York © Duane Michals

A lo largo de su extensa carrera, se ha dejado inspirar por el surrealismo, fotografiando a Balthus, Magritte y De Chirico, y se ha servido de las copias positivadas en pequeño formato para buscar entablar una relación más íntima y cercana con el público y para dejar ver su rechazo a las políticas dominantes en el mercado de la fotografía, sobre todo cuando estas imponían las grandes imágenes para cubrir las paredes de las galerías.

La retrospectiva que la Fundación MAPFRE le dedica desde hoy en Barcelona recorre su trayectoria a través de sus series fundamentales. Os recomendamos buscar las imágenes de su Nueva York vacío inspiradas en Atget, Preguntas sin respuesta -quizá sus fotografías de mayor calado filosófico- y la conmovedora The House I Once Called Home, sobre sus orígenes familiares. No os perdáis tampoco sus fotografías pintadas: al añadir ciertos signos sobre viejos ferrotipos dio vida nueva a retratos antiguos que compró en mercadillos, reinterpretándolos para generar mundos nuevos.

Duane Michals presenta su exposición en la sede de la Fundación MAPFRE en Barcelona
Duane Michals presenta su exposición en la sede de la Fundación MAPFRE en Barcelona

 

“Duane Michals”

FUNDACIÓN MAPFRE BARCELONA. SALA GARRIGA I NOGUÉS

Calle de la Diputación, 250

Barcelona

Del 31 de mayo al 10 de septiembre

 

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