DKV y Lázaro Galdiano: dos colecciones, una escenografía

El centro propone una relectura de ambos fondos

Madrid,
Rosana Antolí. The First Dinner, 2012. Colección DKV
Rosana Antolí. The First Dinner, 2012. Colección DKV

El pasado 23 de septiembre, el Museo Lázaro Galdiano abrió al público una nueva propuesta en la que de nuevo el arte contemporáneo dialoga con los fondos atesorados por José Lázaro, solo unos días después de que David Trullo presentara su original autorretrato social inspirado en la medallística del centro.

Esta vez cerca de medio centenar de obras realizadas por artistas españoles en lo que llevamos de siglo XXI y procedentes de las colecciones de DKV Seguros se exhiben a lo largo de las cuatro plantas del Lázaro Galdiano con el fin de generar con ellas vínculos insospechados, en lo arquitectónico, lo creativo o lo emocional. La muestra lleva por título “Rehabitar el espacio: pasado, presente y futuro” porque cada una de las obras que forma parte de ella (a cargo de artistas jóvenes y muy consolidados, como Bernardí Roig, Castro Prieto, Eugenio Ampudia, Cristina Lucas, Ignacio Llamas, Nico Munuera, Pablo Valbuena, Patricia Dauder o nuestros fichados Alain Urrutia, Juan Zamora, Guillermo Mora, Estefanía Martín y Rosana Antolí) se relaciona, de forma más o menos explícita, con la estancia en la que podemos contemplarla y su función original. Esos lazos temáticos, conceptuales o estéticos vinculan, por tanto, pasado y presente, el salón de baile, el gabinete de música o el comedor con piezas que podrían perfectamente formar parte de ellos si no mediase el tiempo por medio, si el palacio se hubiera levantado hoy.

Vista de la sala 9 del Museo  Lázaro    Galdiano  con la  obra de Alain      Urrutia  Beheaded  Hans  IV,  2012 de la Colección DKV  © Tofiño
Vista de la sala 9 del Museo Lázaro Galdiano con la obra de Alain Urrutia Beheaded Hans IV, 2012 de la Colección DKV © Tofiño

Así, en las carboneras y equipamientos de la planta baja veremos piezas de Karmelo Bermejo, Nuno Nunes-Ferreira, Antonio
Montalvo, Nico Munuera y Guillermo Mora que tienen en común su alusión al arte como proceso, en referencia al carácter transicional de esta zona; en determinados espacios de la primera planta, de carácter más público y en la que se hace más evidente el interés por la cultura de Lázaro Galdiano, se muestran propuestas de Amondarain y Urrutia que reinterpretan la tradición pictórica anterior; en el salón de baile veremos proyectos de Chechu Álava, Cristina Lucas, Roig, Valbuena y Alex Francés que aluden a la idea de danza en las técnicas artísticas contemporáneas; en la sala dedicada a la literatura pueden contemplarse obras de Ampudia y Mensua vinculadas a los libros y a la memoria, respectívamente, y en la de música veremos la poética Little nothings de Rocío Garriga.

En el comedor se muestran dibujos de Rosana Antolí y Saelia Aparicio sobre la noción de comer como acto social y, en el despacho, obras basadas en el uso del papel a cargo de Manuel Antonio Domínguez, Juan Zamora, Almudena Lobera, Chema López, Ernesto Casero y Misha Bies Golas.

Vista  del  salón  de  baile  del  Museo Lázaro Galdiano con  la  obra  de  Cristina  Lucas  El  superbiencomún , 2013  Colección DKV  © Tofiño
Vista del salón de baile del Museo Lázaro Galdiano con la obra de Cristina Lucas El superbiencomún , 2013. Colección DKV © Tofiño

Del mismo modo, las obras escogidas para su segunda planta, privada en su día, están unidas por su carácter emocional. Sus autores son Estefanía Martín, Samuel Salcedo o Señor Cifrián y en la tercera planta, que exhibe la colección de armas de Lázaro, pueden verse trabajos de Christian García Bello, Javier Arce o Patricia Dauder con resonancias militares o relativas a la conservación de la materia, en el caso de esta última.

Vista  de la   sala   16   del  Museo Lázaro Galdiano con  la  obra  de  Sergio  Luna  Lo  difuso I,  2009   Colección DKV  © Tofiño
Vista de la sala 16 del Museo Lázaro Galdiano con la obra de Sergio Luna Lo difuso I, 2009. Colección DKV © Tofiño

La exposición ha sido comisariada por Alicia Ventura, asesora de la Colección DKV, y Amparo López, conservadora jefe del Lázaro Galdiano, y presenta obras representativas de la apuesta de la firma de seguros por la hibridación a la hora de coleccionar: encontramos vídeos, instalaciones, esculturas, pinturas y dibujos de treinta y tres artistas.

Su propuesta se completa con la presentación, en la Sala Tocador, que el Lázaro Galdiano destina habitualmente a proyectos de arte invitado, de Intervallum. Sucesión de números cuadrados, una pieza que Manu Blázquez ha realizado específicamente para este espacio tras recibir una beca concedida por la Casa de Velázquez con la colaboración del propio museo de y de DKV. Tenéis que mirar hacia abajo: se trata de una instalación a ras de suelo formada por un centenar de planchas de cobre dispuestas a modo de cuadrícula. Por sus propiedades reflectantes y cromáticas parecen dar lugar a un espejo, efecto que remite, como es propósito del conjunto de la muestra, al uso primero de esta habitación.

La exhibición puede visitarse hasta el 15 de enero.

José Ramón Amondarain. Las hilanderas, 2013. Colección DKV
José Ramón Amondarain. Las hilanderas, 2013. Colección DKV

 

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