El Programa de Visitas Guiadas a Monumentos en Restauración que, desde hace seis años, el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte organiza junto al Instituto del Patrimonio Cultural de España se llama ahora Abierto por restauración, y esta vez nos invita a conocer a fondo los retablos de santa Librada y don Fadrique de la Catedral de Sigüenza (Guadalajara), el Castillo valenciano de Sagunto, el Monasterio del Parral, en Segovia, y las murallas del Albaicín granadinas.
Los retablos de la Catedral de Sigüenza pertenecen al conjunto escultórico plateresco situado en el brazo norte del crucero del templo. En 1643 fueron redorados, se policromaron sus encarnaciones y se incorporaron nuevas decoraciones a las indumentarias; trabajos de los que se encargó el pintor Jerónimo de Aparicio, pero durante la Guerra Civil ambos resultaron dañados por las bombas.
De su nueva restauración se encargó, en los cuarenta, el escultor Florentino Trapero, que mantuvo la unidad de estilo pero llevó a cabo un repolicromado generalizado y repuso con piedra o mortero los elementos desaparecidos. Desde 1999, el IPCE desarrolla diversos trabajos en la Catedral y su intervención en estas esculturas, iniciada hace tres años, consiste en la limpieza de las policromías, la eliminación de redorados de oro falso y repintes, la desalación de paramentos y la reconstrucción volumétrica y cromática del conjunto.
Por su parte, el Castillo de Sagunto, cuyos recintos corresponden a distintas épocas, conservó su función militar hasta bien entrado el siglo pasado, pero su destrucción comenzó con la Guerra de la Independencia y se acentuó durante la Civil. Actualmente se desarrollan en él trabajos de emergencia para paliar los daños causados por la climatología en los últimos dos años, sobre todo en la puerta de la Almenara, el extremo sur de la Plaza de Armas, los muros de la Plaza de la Ciudadela y la del Dos de Mayo y la fachada sur. Se busca mantener la estabilidad estructural y asegurar una evacuación correcta de las aguas.
El Monasterio del Parral, situado en un paraje precioso a orillas del Eresma, es uno de los grandes conjuntos monásticos jerónimos de nuestro país. Lo fundó en 1447 el Marqués de Villena y siete años después Enrique IV quiso dotarlo de más dignidad al promover la construcción de la iglesia, cuatro claustros y las huertas. Su esplendor llegó en los siglos XVI y XVII y su declive en el XIX, cuando quedó paulatinamente abandonado.
En 1925 comenzó a ser objeto de sucesivas restauraciones y desde 2012 interviene en él el IPCE con el fin de restaurar sus cubiertas y mejorar la accesibilidad.
Por último, las murallas del Albaicín, cuyos restos más antiguos podrían ser de época íbero-romana, cobijaron la alcazaba árabe de Granada, centro de poder político y militar que perdió sus funciones con la construcción de La Alhambra.
La intervención que actualmente desarrolla allí el IPCE se centra en cuatro tramos de la muralla interior zirí del sector norte y noreste: la torre de las Tres Caras, la puerta de Hernán Román, una torre y parte del lienzo en la plaza de Cementerio de San Nicolás, y otra torre y lienzo entre la calle Horno de San Agustín y el convento de las madres Agustinas de Santo Tomás de Villanueva. Se trabaja en la mejora de su mantenimiento, su limpieza, los problemas de socavamiento y de humedades.
Los proyectos han sido escogidos por su interés cultural y artístico y por el de las metodologías empleadas en su restauración.
Más de 8500 personas podrán participar en estas visitas, guiadas y gratuitas, hasta el próximo 26 de noviembre. Se celebrarán de viernes a domingo, en horario de mañana y tarde, y su duración es de 50 minutos.
Para participar en este programa únicamente es necesario inscribirse previamente en la página web www.abiertoporrestauracion.es, eligiendo el bien que deseamos visitar y la fecha que preferimos entre las disponibles.
En otras ediciones, este proyecto fue muy bien acogido por el público y ya han sido una veintena los espacios intervenidos que han podido conocerse. El objetivo de Abierto por restauración, además de acercar al público al conocimiento de nuestro patrimonio, es promover la puesta en valor, de cara a la sociedad, de la labor de los restauradores y de los trabajos de conservación.
