Xavier Valls contra el tiempo

La Galería Fernández-Braso muestra sus dibujos una década después de su muerte

Madrid,
Xavier Valls. Desnudo de espaldas, 1977. Xavier Valls, dibujos a lápiz en la galería Fernández Braso
Xavier Valls. Desnudo de espaldas, 1977

Pura sutilidad. Es la nota dominante en los dibujos (bodegones, paisajes y retratos) de Xavier Valls, artista nacido en Horta en 1923, formado en el Colegio de España en París -donde coincidiría con Chillida y Palazuelo – y autor de una obra en la que el tratamiento de la luz es fundamento y no anécdota virtuosa y contribuye a imprimir serenidad y misterio a trabajos con un aura de trascendencia sin pretensiones.

En septiembre del año pasado se cumplió una década de su muerte y la Galería Fernández-Braso de Madrid lo recuerda mostrando una selección de los dibujos sobre papel que Valls llevó a cabo en las cuatro décadas transcurridas entre 1962 y 2001: obras a lápiz donde puede apreciarse la influencia que tuvieron en él la luminosidad del noucentisme catalán y las atmósferas quietas de Morandi, Balthus o Luis Fernández, pero sobre todo su propia sensibilidad a la hora de generar escenas de corte íntimo y evanescente. En palabras de Calvo Serraller, busca la radiante irisación luminosa que no solo baña las cosas, sino que constituye el ser de su apariencia. Cualquier pintura es una aparición, pero no todas remarcan su lado más espectral, como ocurre en Valls. Esa luz baña instantes detenidos que apuntan a experiencias cotidianas, momentos que no son intrascendentes bajo la mirada del artista, sino que adquieren rango poético.

La frontalidad contribuye a acentuar lo atemporal de la producción de Valls, también el cuidado de la simetría y la medida y la austeridad y el despojamiento de lo representado, favorables asimismo a su enigma, porque donde hay misterio el tiempo queda relegado.

Su reflexión sobre la composición no se acompaña de una atención destacada al detalle, que escapaba a sus intenciones: decía el autor que la realidad era maravillosa, pero solo tras meditarse, tras ser soñados los paisajes y los objetos. Más que fijarse en los pormenores de los modelos, buscaba captar el espectro en luz que quedaba tras la observación minuciosa.

La Galería Fernández-Braso ya dedicó una exposición, en la primavera de 2012, a su pintura en color, pero la relación de esta sala con el artista hunde sus raíces en décadas atrás: Miguel Fernández-Braso recuperó su figura en 2001, gracias al libro-entrevista Escuchando a Xavier Valls, después de que hubiese caído en cierto olvido tras las muestras que le dedicaron en los setenta y los ochenta la histórica Galería Theo, la Dirección General de Bellas Artes de Madrid y el Museo de Arte Moderno barcelonés.

 

Xavier Valls. Dibujos, 1962-2001

GALERÍA FERNÁNDEZ-BRASO

c/ Villanueva, 30 28001 Madrid

Del 9 de marzo al 22 de abril de 2017

 

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