Óscar Muñoz, imagen, memoria y precariedad

El Jeu de Paume dedica una muestra al fotógrafo colombiano

Oscar Muñoz. Protographies

GALERIE NATIONALE DU JEU DE PAUME

Pl de la Concorde Jardin des Tuileries

París

París,

Nacido en 1951 en la localidad colombiana de Popayán, Óscar Muñoz es uno de los artistas más influyentes de su país a día de hoy. Diplomado en el Instituto de Bellas Artes de Cali, ha desarrollado, a lo largo de cuatro décadas, una obra que enlaza imagen, memoria, rutinas y precariedad vital y que, además de fotografías, se compone de grabados, dibujos, instalaciones, vídeos y esculturas.
Hasta el próximo 21 de septiembre, podemos disfrutar en el Jeu de Paume de París de la muestra “Protographies”, cuyo título evoca lo opuesto a la fotografía, el tiempo anterior o posterior a aquel en que la imagen queda fijada, quizá para siempre. Incluye fotografías esenciales de la producción de Muñoz, agrupadas en torno a los grandes temas que ha abordado y plagadas de referencias poéticas y metafóricas a sus experiencias personales y a los distintos estados de la materialidad de la imagen.

 

Muñoz ha diseñado imágenes de carácter efímero que, desapareciendo, invitan al espectador a una experimentación tan intelectual como sensorial.

Vincula por ejemplo procedimientos como la disolución de la imagen, su alteración o descomposición, con la fragilidad de la memoria y nuestra incapacidad de detener el tiempo, y liga la posible transformación de una fotografía mediante mecanismos que simulan evaporaciones a la tensión entre racionalidad y caos urbano. De hecho, en buena parte de sus trabajos, Muñoz ha diseñado imágenes de carácter efímero que, desapareciendo, invitaban al espectador a una experimentación tan intelectual como sensorial.
Los inicios de su carrera, en los setenta, se desarrollaron en un contexto de intensa actividad cultural en torno a Cali (allí surgió una generación de escritores, fotógrafos, cineastas y creadores de primera línea, entre ellos Carlos Mayolo, Luis Ospina, Fernell Franco o Andrés Caicedo). En un principio, Muñoz dibujaba sobre grandes formatos personajes tristes, en situaciones a veces sórdidas, a los que prestaba una intensa atención psicológica. Lo social se ha mantenido como un campo de interés constante en su trayectoria, marcada igualmente por la utilización de la luz y las sombras como mecanismos definitorios de imágenes.
Además, el artista ha desarrollado un enfoque fenomenológico del minimalismo, haciendo hincapié en la relación entre la obra, el espectador y el espacio que lo recibe.
A mediados de los ochenta, alejándose de métodos artísticos tradicionales, el colombiano comenzó a experimentar con procedimientos innovadores que le posibilitasen una verdadera interacción con el público, replanteando las bases del ejercicio del dibujo o el grabado y el uso de la fotografía y utilizando elementos básicos y primarios de la naturaleza (el agua, el aire y el fuego) para indagar en los ciclos vitales, el lado trascendental de la existencia, la muerte, y el componente violento del pasado y el presente.
En París, Muñoz, además de fotografías, varias producidas específicamente para esta exposición, exhibe dibujos a carboncillo sobre papel, de gran formato e hiperrealistas, y grabados posteriores a los ochenta en los que empleó materiales no convencionales, como el azúcar, el café o el plástico.

 

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