Regalado, Romero y la soledad que buscamos

Comparten muestra en 13 ESPACIOarte

Sevilla,

Dice el artista cacereño Felipe Ortega Regalado que todo el mundo tenemos un don que de nacimiento nos viene dado y que ejercitamos con naturalidad, sin esforzarnos demasiado e incluso, quizá, sin ser conscientes. El suyo es desarrollar, desde la reflexión y con fines liberadores, actividades artísticas con proyección terapéutica; el de Consuegra Romero podríamos pensar que es el dibujo poco ortodoxo y a bolígrafo, aunque el encuentro más directo con esta disciplina llegó para ella en 2015, a raíz de una crisis personal que supuso un punto de inflexión en su trayectoria.

Desde el próximo 12 de febrero, comparten espacio en 13 ESPACIOarte, en una muestra doble, titulada “Un Encuentro. Por la ventana contemplo el arce, algunas de cuyas hojas se han puesto amarillas” y comisariada por Susana Blas, en la que, a la luz de esas experiencias mencionadas, proponen a los espectadores participar de vivencias tan creativas como emocionales que tienen que ver con la soledad cuando es buscada, con la proyección de lo íntimo en la obra artística y con los procesos de curación espiritual.

Felipe Ortega Regalado. Ni paisaje ni bodegón, 2010
Felipe Ortega Regalado. Ni paisaje ni bodegón, 2010
Consuegra Romero. Congregation 7, 2017
Consuegra Romero. Congregation 7, 2017

Tienen en común, Ortega y Romero, una concepción amplia de la práctica del arte que va mucho más allá de autorías, genialidades y pertenencias a un sistema y sus dictados para acercarse, en modo muy literal, a la vida cotidiana y a la espiritual: ambos trabajan sin objetivos predeterminados, a un ritmo que tiene que ver con sus propias circunstancias vitales (la ejecución de algunas de sus piezas ahora en Sevilla se prolongó durante meses) y abriéndose al diálogo con otros autores.

En buena parte debido a esa consideración personal y no reglada de su actividad, esta exhibición, abierta hasta abril, no se ha organizado conforme a tesis preconcebidas; sus posibilidades comenzarán a conocerse cuando reciba espectadores y se ha estructurado en zonas individuales para cada uno de ellos en las que se recogen antologías sintéticas y en un área, que evoca una capilla o espacio de recogimiento, en la que se encuentran piezas seleccionadas de ambos junto a plantas (naturales) y objetos de pequeño formato que cobran cierto valor de amuletos.

Consuegra Romero. La piel de las flores, 2021
Consuegra Romero. La piel de las flores, 2021
Felipe Ortega Regalado. Qué bien nos lo vamos a pasar, 2010
Felipe Ortega Regalado. Qué bien nos lo vamos a pasar, 2010

Si los proyectos de Regalado contienen elementos oraculares, presentes tanto en su proceso de trabajo como en sus modos aparentemente aleatorios de enhebrar las partes y de evocar órganos o ruinas arqueológicas (contemplaremos propuestas prácticamente inéditas, videográficas y pictóricas, más allá de sus más conocidos dibujos), los de Romero, nuevamente a boli y en tinta azul la mayoría, podrían emparentarse con las creaciones espontáneas, incluso feroces, de los outsiders, aunque ofrezcan evidentes referencias a artistas-médium y a simbolistas como Odilon Redon, Gustave Moreau o Evelyn De Morgan. De ella afirma Blas que concibe paisajes emocionales que supuran deseo, rabia, belleza, consuelo y que su ritual de tinta es premio y castigo.

Otros elementos comunes entre uno y otra son la vegetación y los jardines, reales o imaginarios, porque ambos encuentran en las flores simbolismos por descubrir y motivos para hablar de las formas del amor, pero sobre todo los une la creencia en que la experiencia artística posee una dimensión espiritual, en una tradición que la comisaria enlaza con las necesidades interiores impulsoras de pinturas a las que se refirieron Hilma af Klint o Kandinsky o con los diálogos de otros abstractos con teorías esotéricas. Aunque, desde luego, la atribución de propiedades espirituales al arte es infinitamente anterior: Lo sabían los egipcios que llamaban a las bibliotecas “casas de vida”, contenedoras de “remedios para el alma”. Y es sabido que en la Antigüedad se practicaba la lectura de textos sagrados durante las operaciones médicas.

En la producción de Ortega y Romero Blas halla, además, rasgos tan ancestrales como cercanos: Las piezas de los dos artistas siempre me resultaron familiares y “antiguas” en su contemporaneidad. Algunos trazos, gestos y huellas son tan próximos para mí… La precisión incisiva y delicada del trazo de Felipe desvela escenas de mi propia mitología. El bolígrafo nervioso, enmarañado y urgente de Pilar desata mis miedos. Esa urgencia tiene que ver, lo explica Consuegra, con la estrecha relación de su obra y el cuerpo: Desde cualquier lugar y órgano del cuerpo pinto, a veces desde todos a la vez al mismo tiempo. Todo influye en la práctica artística: la respiración del momento, el cosquilleo del pie dormido, el dolor en el estómago…

Consuegra Romero. By the river 2, 2016
Consuegra Romero. By the river 2, 2016

 

 

“Un encuentro. Felipe Ortega Regalado y Consuegra Romero”

13 ESPACIOarte

c/ Lino 12 Polígono HYTASA

Avenida de Hytasa, Cerro del Águila

Sevilla

Del 12 de febrero al 9 de abril de 2022

 

 

Comentarios