Max Beckmann y Berlín

La Berlinische Galerie examina la importancia de la ciudad en la obra del artista

Berlín,

La Berlinische Galerie de la capital alemana celebra este año el cuadragésimo aniversario de su apertura con la muestra “Max Beckmann and Berlin” como estrella de su programación. Es la primera exposición en analizar la relación del pintor con la ciudad, estrechísima, hasta tal punto que el historiador del arte Julius Meier-Graefe, contemporáneo de Beckmann, llegó a afirmar en 1924 que el artista era el Nuevo Berlín.

Había nacido en Leipzig en 1884 y en la ciudad residió Beckmann durante dos periodos: justo antes del estallido de la I Guerra Mundial, entre 1904 y 1914, y algo antes de que comenzara la Segunda, entre 1933 y 1937, año en que emigró a Ámsterdam. Pero incluso en la etapa intermedia entre ambas estancias, entre 1915 y 1932, cuando el pintor trasladó su residencia principal a Frankfurt am Main, cultivó sus amistades y también sus relaciones profesionales en Berlín, visitó la ciudad con frecuencia y mantuvo su presencia en la escena artística de la República de Weimar a través de numerosas exposiciones tanto individuales como colectivas.

Max Beckmann. Selbstbildnis Florenz, 1907
Max Beckmann. Selbstbildnis Florenz, 1907

 

La muestra consta de obras que Beckmann realizó en la propia ciudad: algunas se relacionan con Berlín por su temática, y otras, al margen de representar o no su vida urbana, se expusieron allí en vida del artista. No faltan tampoco autorretratos de Beckmann fechados en los periodos en los que residió en Berlín, de modo que esta exhibición, en conjunto, permite rastrear las preocupaciones artísticas y en ocasiones también personales que preocupaban al alemán y el modo en que se analizaba a sí mismo como creador.

También pueden verse obras de artistas contemporáneos a Beckmann y relacionados con la Secesión berlinesa, la Nueva Secesión o la Nueva Objetividad entre las décadas de los diez y los treinta.

El espíritu de Beckmann fue siempre independiente y solitario, y su estilo artístico, expresionista con un lenguaje absolutamente personal, reconocible y alejado de las tendencias de su tiempo.

Se formó entre 1900 y 1903 en la Kunstschule de Weimar, una academia defensora de la pintura al aire libre, y durante un año estuvo en París protegido por el historiador alemán Julius Meier Graefe. Allí conoció la obra de los impresionistas y también a Cézanne y Van Gogh.

Desde 1904 hasta la Primera Guerra Mundial vivió en Berlín, donde se vinculó a la Berliner Sezession y realizó numerosas exposiciones hasta que participó voluntariamente en la Primera Guerra Mundial, pero tuvo que abandonar el campo de batalla por una crisis nerviosa.

Precisamente la contienda intensificó su escepticismo y su estilo pictórico ganó en dramatismo. En 1917 se instaló en Frankfurt, donde años después ejerció como profesor del Städelsches Kunstinstitut, y ya en los años veinte pintó numerosos retratos y autorretratos, temas figurativos, paisajes y bodegones.

En. 1925 expuso en el Kunstverein de Frankfurt y en la prestigiosa galería de Paul Cassirer de Berlín y fue incluido en la muestra dedicada a la Nueva Objetividad en Mannheim. Ese mismo año se casó con Mathilde von Kaulbach, llamada familiarmente Quappi, que sería desde entonces la protagonista de sus obras.

En 1928, por iniciativa de Gustav FHartlaub, la Kunsthalle Mannheim le dedicó una retrospectiva en una etapa en la que ganaba reconocimiento. Desde 1930 abrió un estudio en París, donde pasó largas temporadas, aunque nunca mantuvo una relación especial con la esfera artística francesa. La llegada del nazismo truncó ese buen momento.

En 1937, al día siguiente de la inauguración de la exposición Entartete Kunst (Arte degenerado) en la que se exponían varias obras suyas, decidió salir de Alemania y residió durante unos años entre París y Amsterdam. En la capital holandesa, en la que vivió refugiado durante la Segunda Guerra Mundial, hizo importantes series de obra gráfica, entre ellas las litografías del Apocalipsis, en las que dejó reflejada su personal visión de la situación europea.

De hecho, la tragedia -en su visión de la vida, inherente al ser humano- es el gran tema de la obra de Beckmann, que a raíz de su experiencia en la guerra pintó con crudeza el dolor de los heridos y que en la mayor parte de sus trabajos, temática aparte, mostró un mundo deshumanizado, en busca de sus valores perdidos.

Ya en 1948 se trasladó a vivir a Estados Unidos, donde fue profesor en San Luis y Nueva York, ciudad en la que murió en 1950 sin haber regresado a su país natal.

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