Hasta el próximo 18 de octubre, la Royal Academy británica nos da la oportunidad de contemplar parte de una de las colecciones privadas más ricas en lo que a arte impresionista se refiere: los fondos Ordrupgaard, atesorados en las primeras décadas del siglo XX por la adinerada pareja danesa formada por Wilhelm y Henny Hansen. Se hicieron con trabajos significativos de las grandes figuras del movimiento (Edgar Degas, Edouard Manet, Claude Monet, Berthe Morisot, Camille Pissarro, Auguste Renoir y Alfred Sisley), pero también con piezas de sus precursores (Camille Corot, Gustave Courbet, Jules Dupré y Charles-François Daubigny) y de postimpresionistas como Gauguin, del que adquirieron un excepcional conjunto de ocho pinturas. La mayor parte de estos trabajos no habían podido verse hasta ahora en el Reino Unido.
Los Hansen, que hicieron fortuna con los seguros, se mostraron particularmente interesados por la pintura francesa y gestaron su colección entre 1916 y el final de la década de los veinte. La irrupción de la I Guerra Mundial, en la que su país permaneció neutral, les dio la oportunidad de hacerse con obras de las mejores galerías parisinas, como Durand-Ruel o Bernheim-Jeune. Para entonces, Wilhelm Hansen era ya un entusiasta coleccionista de la pintura danesa decimonónica, pero decidió internacionalizar sus gustos centrándose en pintura gala desde Corot a Cézanne, contando con el asesoramiento del crítico de arte francés, y valedor del impresionismo, Théodore Duret (consejero asimismo de la norteamericana Louisine Havemeyer).
Estos nuevos fondos los exhibieron los Hansen en Ordrupgaard, su vivienda a las afueras de Copenhague, que decidieron abrir al público en 1918. En ese año ya contaban con trabajos de grandes, de Delacroix al mencionado Cézanne, y un crítico bautizó por aquel momento ese conjunto como una de las más ricas y completas colecciones de pintura francesa decimonónica fuera de Francia. Henny Hansen, fallecido su esposo, legó en 1951 Ordrupgaard al Estado danés, acervo artístico incluido, y el espacio acabó convertido en museo dos años después.
“Gauguin and the Impressionists. Masterpieces from the Ordrupgaard Collection”, la exhibición que el pasado agosto se inauguró en Burlington Gardens, supone una oportunidad única de disfrutar de joyas impresionistas en Londres mientras ese centro de arte danés está cerrado a visitas, debido a obras de ampliación. El recorrido de la muestra comienza con un capítulo dedicado al pleinairismo, en el que podremos contemplar paisajes (sobre todo marinos y urbanos) realizados en París y sus alrededores, en la costa de Normandía y también en Londres; hoy clásicas, estas escenas rompían por completo con el canónico estilo italianizante aún imperante hasta fines del siglo XIX.
Veremos también escenas tomadas en el bosque de Fontainebleau, donde, en la década de 1860, autores de la generación de Monet, Renoir y Sisley acudieron a pintar con la fluidez que imponía el aire libre. Justamente de Sisley contemplaremos tres obras en las que representó el entorno de su casa de Eragny y también sus orillas del Sena; de Monet y Pisarro se han reunido escenas londinenses que sugieren la luz y la atmósfera de las ciudades modernas.
A los predecesores del impresionismo se dedica la sección Collecting French Masters, con trabajos de Jean-Auguste Dominique Ingres, Delacroix, Corot y Courbet que los Hansen adquirieron por consejo de Duret. Se ha recreado parcialmente su disposición en las salas de Ordrupgaard, atendiendo a fotografías de archivo (algunas no pueden exhibirse dado que los coleccionistas hubieron de venderlas en 1922, cuando colapsó el Landmandsbank danés). Sí nos espera en Londres el retrato de George Sand por Delacroix, un episodio de caza del corzo de Courbet y ocho pinturas de Corot, entre ellas El molino de viento.
Otro capítulo propio se dedica a las mujeres del impresionismo: a modelos (en retratos de Renoir y Degas) y a creadoras, como Morisot y Eva Gonzalès, cuyos trabajos adquirieron los daneses al final de la década de los diez. Su producción ha sido históricamente menos conocida, pese a su importancia dentro de esta corriente, y las escenas íntimas y domésticas que vemos en su obra reflejan, en el fondo, las limitaciones a las que tuvieron que enfrentarse.
No faltan en Londres La niña sobre la hierba y El corpiño rojo de Morisot, La convaleciente de Gonzalès y el retrato de Madame Iscovesco de Renoir. El montaje finaliza, cronológicamente, mostrando obras de Gauguin, Cézanne y Henri Matisse, que evolucionaron a partir del trabajo lumínico y colorista de sus antecesores en el periodo del cambio de siglo.
“Gauguin and the Impressionists”
Burlington House, Piccadilly
W1S 3ET
Londres
Del 7 de agosto al 18 de octubre de 2020
OTRAS NOTICIAS EN MASDEARTE: